La Fraternidad como acción civil (II)
La reciprocidad valiente (brave reciprocity) es el primer paso para romper el círculo vicioso de reciprocidades negativas. Es un acto de confianza ex ante, pero que necesariamente debe ser respondido en términos positivos, pues de lo contrario se pierde esa confianza previa. Así pues, implica un riesgo, por lo que al dar ese paso normalmente se evalúan las probabilidades de recibir a cambio una respuesta positiva, o lo que es lo mismo minimizar el riesgo. En ese sentido, la cercanía con quienes se inicia esta relación basada en la confianza es importante. ¿Y quienes son esas personas cercanas? Familiares, vecinos, compañeros de trabajo, es decir personas del entorno inmediato.
Otra característica muy importante de este tipo de reciprocidad es la repetición de las interacciones. En la medida que se espere mantener una relación con la otra persona es más probable que se esté dispuesto a asumir el riesgo inicial. Esto es así porque hay más posibilidades de “premiar” o “castigar” el comportamiento de la otra parte; además la comunicación es más factible y esto favorece la posibilidad de coordinación. Por último, la disposición hacia la otra persona es clave, y esa disposición favorable parte justamente de cierta “amistad” o fraternidad (philia) hacia el otro, lo que baja las barreras frente al otro y por lo tanto las intenciones mutuas son más transparentes.
La combinación de todos los elementos lleva a plantear que la Fraternidad debe nacer en términos prácticos de la relación con personas cercanas, no necesariamente físicamente. Así la relación con los vecinos, pertenecer a alguna organización, e incluso los vínculos que trascienden las fronteras son mecanismos de fortalecer la cultura de la Fraternidad. Esta es la fórmula que se plantea desde la lógica de la Sociedad Civil, y por ello es por lo que puede hacerse cierto paralelismo entre estos dos conceptos. Sin embargo, y es aquí donde quizás nace la principal diferencia entre uno y otro, ¿qué ocurre con aquellos que no son afines a las posiciones personales?
La respuesta que da la idea de Sociedad Civil a la interrogante anterior apunta más a un enfoque institucional y basado en la organización, en la medida que las instituciones funcionan y la participación en organizaciones de algún tipo es mayor se fortalece el acercamiento entre “extraños”. Sin embargo, en estados frágiles y en sociedades desarticuladas esa posibilidad es limitada, por ello la respuesta que da la Fraternidad en términos amplios, específicamente la Fraternidad Universal, es lo que pudiera contribuir a iniciar una serie de relaciones positivas basadas en la reciprocidad. Es en este punto en el que se requiere prestar mayor atención pues es el puente que aún no se termina de construir entre lo social y lo espiritual.
La perspectiva espiritual da un sentido distinto a las relaciones entre las personas. Desde el punto de vista social existen categorías, y es natural que así sea, hay clases sociales, existen nacionalidades, incluso perfiles culturales, género, y muchas otras características que establecen fronteras entre grupos, que definen un “ellos” y “nosotros”. A pesar de su utilidad práctica, esta realidad debilita el sentido de unidad universal, la noción de una sola humanidad, en general pudiera decirse el sentido de una espiritualidad común. Y es en ese punto en el que la Fraternidad, como una concreción de la relación universal entre los seres humanos, pudiera ayudar a romper las barreras que la perspectiva social construye.
La vida moderna es por definición fragmentada, desde la realidad de la división del trabajo sobre la que se sostiene el mercado y por lo tanto la economía, hasta la noción de ciudadano construida a partir del predominio del estado – nación en el plano político y de las relaciones internacionales, los seres humanos tienden a asilarse en torno a sus respectivas islas. En estados frágiles, en los que las estructuras de soporte social son débiles o inexistentes, esta fragmentación es particularmente dramática porque deja a las personas en medio de una orfandad colectiva. La Fraternidad puede revertir esto, es una idea capaz de volver a reunir a quienes hoy se encuentran aislados.
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