La esposa del Chapo Guzmán y cómo pasó del máximo lujo a la soledad de una celda
Emma Coronel Aispuro, esposa del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera «el Chapo» pasó de ser una reina de belleza a estar presa por cargos relacionados al tráfico de drogas. Sus horas transcurren un aislamiento, sin ver a sus gemelas y sin conversar con nadie.
Un reporte de Infobae reseñó que Mariel Colon Miro, quien representa a la acusada junto con Jeffrey Lichtman, dijo que las malas condiciones de su clienta no han mejorado en el Centro de Detención de Alexandria, Virginia.
“Ha extrañado muchísimo a sus niñas y esta muy preocupada por ellas, sus condiciones siguen siendo igual o peor.
“Casi no puede hablar con las pequeñas, normalmente puede hablar con ellas en el fin de semana, ya que actualmente solo puede salir de su celda de una de la madrugada a tres de la madrugada, para bañarse y hablar con su familia”, explicó la abogada en entrevista con Infobae México.
Tan pronto como termina su estancia en la sala, a altas horas de la madrugada y en completo aislamiento del resto de reclusas, vuelve a su celda. Pero apenas regresa, a las cinco de la mañana, la vuelven a levantar para que tome el desayuno.
En abril, la abogada informó que lo único que podía hacer su clienta era leer, dentro de su fría celda.
En tanto, el resto de mujeres detenidas sí salen a un espacio exterior, pero a la esposa del Chapo le está prohibido tener contacto con ellas.
A principios de marzo, Joaquín «El Chapo» Guzmán, que cumple cadena perpetua por narcotráfico en la prisión de máxima seguridad de Florence, en el estado de Colorado, denunció las circunstancias de su confinamiento en solitario y lo ha calificado de «cruel» e «inhumano».
«Desde su llegada a Estados Unidos, el señor Guzmán ha sido mantenido en la prisión en unas condiciones crueles e inhumanas, equivalentes a una tortura física y mental», escribieron los abogados de El Chapo a las autoridades judiciales, en un documento recogido por varios medios locales.
El hombre que dirigiera el temido cartel de Sinaloa pasa la mayor parte del tiempo en una celda de unos 2 metros de ancho por 3,5 de largo, excepto dos horas a la semana en las que es trasladado por los guardias de la cárcel a un patio de 9 metros cuadrados.