Billetes como productos
“Dólares, dólares” se oye decir en el Mercado Municipal de Puerto La Cruz y en el Bulevar 5 de Julio de Barcelona. “Se compran dólares” repetía otro comprador de billetes en la vía pública, y un poco más allá gritaba el tercero: “se compran divisas en mal estado, billetes viejos, rayados o deteriorados”.
Sin duda, el socialismo logra lo que el capitalismo no: hacer que el propio dinero se convierta en un producto que se compre y vende, que se comercializa en la calle con toda libertad y con ningún atisbo de pudor.
A pesar que los socialistas dicen odiar al sistema capitalista y al dinero, cuando vamos a la práctica – pues lo hechos hablan por sí solos – ellos son aún más “salvajes” que los neoliberales, los cuales han sido tan criticados en su momento por tirios y troyanos. Una realidad que salta a la vista de todos.
En la Venezuela de hoy el dinero – en particular los dólares – no solo son la moneda de valor y de presencia en el mercado, sino que además es un producto, y un negocio nuevo. Mediante su compra-venta se abrió un comercio fructífero para aquellos que manejan bolívares en efectivo.
Es decir, se unen dos rarezas de la economía venezolana. Por un lado, la decisión del mercado de no aceptar dólares rotos, viejos o en mal estado y la otra la incapacidad del Estado venezolano de permitirle a los ciudadanos acceso al efectivo en bolívares, esta unión hizo que aquellos que tienen la facilidad de conseguir el papel moneda nacional lo vendan al mejor postor.
Toda una distorsión económica terrible; la cual se une con otra realidad curiosa – por decir lo menos – como es la desaparición de los billetes de $ 1 y $ 5, los cuales no se ven por ninguna parte. Esto permite que muchos negocios obliguen a sus clientes a gastar 10, 20 ó hasta 50 dólares completos con la excusa que “no tienen sencillo”.
A pesar que los establecimientos dicen que no tienen billetes de baja denominación, sí vemos que los compra-dólares cargan fajos de billetes de $ 1, al igual que observamos como muchos autobuseros reciben el billetes de un dólar – por cierto a la mitad de su valor real – y frente a esto nos preguntamos ¿a dónde van a parar esos billetes? ¿Se desaparecen? ¿Quién los oculta?
Venezuela es una economía 100% anárquica. 100% corrompida. Es por ello que urge un proceso de dolarización del país, con el propósito de erradicar estas prácticas indebidas y emprender una depuración económica y financiera de la nación. No hay más solución.
Mientras el país siga dolarizado de hecho, pero con sueldos en bolívares. Mientras la nación no encuentre una forma de limpiar su sistema cambiario y monetario, y si se continúa con las restricciones actuales, entonces este drama se extenderá y sabrá Dios hasta cuándo y hasta qué punto.
Quienes tienen el control del Estado y por lo tanto de la economía, tienen que tomar una decisión y hacerlo ya: Siguen por el camino de la anarquía u optan por tomar correctivos… Si la posición es la primera, que Dios nos mire con ojos de piedad.