Antivacunas
Gravita una suerte de “policía sanitaria”. Persigue al que informa y denuncia en lugar del propio virus.
Médicos y periodistas siguen en la mira. Pero ya da alcance a cualquier comentarista o contertulio en las redes.
No existe una covidografía exacta del país y de cada una de sus localidades. Menos aún se evidencia una vacunografía.
Sale más barato confinar a cada quien en su casa para evitar la propagación como en Cuba. Y no hay autoridad legítima que ponga un poco más de orden en los espacios públicos y en las mismas zonas residenciales.
El régimen es el antivacunador por excelencia. Esta es nuestra historia todavía inconclusa de la pandemia.