¿Xenofobia entre pueblos hermanos?
“Yo sigo la carrera de las armas sólo por obtener el honor que ellas dan; por libertar a mi patria, y por merecer las bendiciones de los pueblos” Simón Bolívar
La xenofobia es una tema central en América Latina, por las numerosas migraciones de ciudadanos centroamericanos y desde hace cinco años de venezolanos que, ante la escalada de la situación económica por falta de políticas públicas del régimen socialista, marxista, comunista y mal llamado bolivariano, y a la inseguridad reinante en el país, han emigrado de manera particular a países de la región, a los que a pie han llegado cargados de sufrimiento, hambre y necesidades, en busca de un promisorio futuro para sus hijos y nietos.
Casi seis millones de compatriotas se encuentran regados por la geografía de Latinoamérica y no pocos por Europa y Australia, desempeñando oficios no convencionales con su profesión, porque muchos de ellos son profesionales graduados en distintas carreras universitarias, y quienes no, a la buena de Dios como vendedores informales en calles y avenidas de las ciudades en las que buscaron cobijo, aunque no todos, porque muchos viven dolorosas situaciones de indigencia por falta de trabajo y vivienda, razón por la cual organizaciones caritativas y ONG procuran aliviar sus necesidades básicas con alimentos y medicinas.
Lo que ocurre en Perú, Chile y Colombia es en los que además de la pandemia se ha desatado otra paralela como es la xenofobia, irrumpió con fuerza e inusitado apoyo político, como es el caso del partido “Somos Perú” cuyo candidato prometió populistamente, con la intención de obtener votos en el proceso electoral que se avecina, “subir en un barco y bajar en cualquier puerto a todos los venezolanos que están indocumentados, al mismo tiempo que ignorantemente agregó: “no podemos permitir que estos delincuentes sigan asaltando, asesinando, y extorsionando todos los días a los peruanos”.
A sujeto de marras se le ha olvidado que su país obtuvo la independencia de la corona española gracias a un venezolano llamado Simón Bolívar al que, en el año 1823 cuando la independencia del continente era cuestión de organización, en un acto de gran pomposidad recibió de las autoridades de Lima la invalorable “Espada del Perú”, símbolo de la riqueza, la libertad y la paz duradera en tierras incas Atrás quedaba el tiempo del guerrero incansable, para dar paso al estadista y conductor de las cinco naciones que libertó: Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia.
En Chile la xenofobia, alimentada por desataptados, ha repercutido negativamente en los venezolanos, víctimas de atropellos, insultos y agresiones. También esta claque chilena desconoce la historia de su país en la que se cita por ejemplo que Don Andrés Bello, venezolano de nacimiento, fue llamado por el gobierno recién instaurado para que redactara la Carta Magna chilena, vigente en pleno siglo 21 y que otro compatriota suyo el Generalísimo Francisco de Miranda, fue profesor de matemáticas del Precursor de la Independencia de Chile, el General Bernardo O’Higgins Riquelme.
Otro tanto ocurre con Colombia, en donde la alcaldesa de Bogotá Claudia López agitó la bandera de la xenofobia contra los venezolanos, al relacionar en su discurso el crimen en la capital colombiana con la migración venezolana. Atrás dejo el hito que marca la historia de su país, que logró la independencia en la Batalla de Boyacá, en la que el Libertador acompañado de los Generales venezolanos Carlos Soublette y José Antonio Anzoátegui, entre otros, además del General colombiano Francisco de Paula Santander, derrotó al ejército español y logró la independencia de Colombia. Olvida la primera autoridad bogotana, que “la historia no es un hecho del pasado, sino del presente y que sigue viva”
En los tres casos,, la presencia de hombres, nacidos en Venezuela, jugaron papel preponderante en los anales de la historia de sus respectivos países, por lo que no se entiende porqué se trata de manera humillante, inhumana y vergonzosa a quienes tuvieron que emigrar huyendo de la barbarie de un régimen comunista, marxista y mal llamado bolivariano, encabezado por Nicolás Maduro, cínico usurpador de la primera Magistratura y violador de la Constitución Nacional, en su pretensión de mantenerse en el poder a como dé lugar, en una patria hoy por hoy ensangrentada y víctima de sus desafueros autoritarios.
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