«Prefiero pedir en las calles de otro país que seguir comiendo de la basura en Venezuela»: Discapacitado a LPL
Yonfran Freites es discapacitado y diabético, además tiene una úlcera en su pierna derecha. Contó a La Prensa Lara, cómo decidió salir caminando de su casa en Maracay para llegar hasta Colombia y aseveró que «prefiere pedir en las calles de otro país que seguir comiendo de la basura en Venezuela».
Freites tiene 37 años, y una anomalía nasal, además discapacidad en manos y pies; y es diabético. Salió de su casa en Maracay, estado Aragua y tras 24 horas esperando logró conseguir una cola hasta Barquisimeto. Iba acompañado de su hermano de 25 años, su cuñada de 21, y dos niños de seis años y seis meses. Contó a La Prensa Lara, que caminó desde el Terminal de Barquisimeto hasta el Peaje El Cardenalito limité con Yaracuy.
Arrastraba los pies portando unas chanclas rotas y medias. Vestía un short y una franelilla. Cargaba un bolso tricolor con 2 mudas de ropa, y se encontraba en estado de desnutrición. «Yo me voy de Venezuela porque prefiero pedir en la calle en otro país que seguir comiendo de la basura», expresó. Emprendió el viaje hacia San Antonio de Táchira aun sabiendo que los accesos están cerrados. Aspira ingresar por los «caminos verdes», esperanzado de poder sortear la matraca de militares y policías a su paso, además de los trocheros.
El 14 de marzo, la Administración de Maduro, decretó un cerco sanitario en Táchira, por la segunda ola de casos de coronavirus a causa de la variante brasileña, «un virus más contagioso y agresivo». Pero a pesar de mantener cerrados todos los accesos del estado andino, la estampida de venezolanos escapando de la crisis económica, política y social no ha cesado. Jóvenes siguen buscando sin tregua lugares de acceso a la frontera colombiana y lo hacen penetrando la llanura de Apure por el Río Arauca.
«Para los venezolanos el hambre resulta más peligrosa que la pandemia. Algunos caminan por días enteros, muertos de hambre, deshidratados e insolados, y hasta sin nada en los bolsillos. Son los que se van en situación de indigencia. Los que tienen más recursos lo hacen con el dinero justo para pagar los pasajes de cada autobús que les toca tomar para llegar a la frontera. Una vez en territorio neogranadino están a la buena de Dios».