Politólogo Alejandro Oropeza, a ND: Debe haber negociación porque el mantra de Guaidó ya no tiene sentido
La visita de la delegación de Noruega al país ha generado expectativas sobre qué se abordaría en una nueva mesa de diálogo. Sin embargo, las lecciones aprendidas en procesos anteriores llaman a no ser «tan optimistas».
Así lo considera en conversación con ND el politólogo y académico del Politics Center Academy de EEUU, Alejandro Oropeza, quien explicó además que la estrategia resumida en «cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres» no tenía sentido continuarla.
¿Qué expectativas se tiene de esta nueva visita de la delegación de Noruega?
– Más que hablar de expectativas se puede hablar de certidumbres e incertidumbres. Lo que se tienen son incertidumbres porque ¿qué temas se van a tratar? ¿qué mecanismos de negociación se están utilizando? ¿qué llevan a la mesa ambas partes? ¿cuál es el fin que se plantean en estas nuevas negociaciones? Eso serían los puntos primero a determinar antes de hablar de expectativas.
– Lo que se puede advertir es un juego de fuertes presiones para convocar al Gobierno a una mesa de negociaciones en este momento. Es decir, qué variables inducirían al régimen a sentarse en una mesa actualmente con la oposición sería el tema a abordar.
– El objetivo de la negociación uno supone es el de allanar condiciones para unas elecciones, no solamente de gobernadores y alcaldes, sino generales con condiciones lógicas en función de que sean libres, plurales, en donde el árbitro sea reconocido por ambas partes, donde no haya discriminación y las posibilidades de participación sean amplias, abiertas y sin restricciones, y por sobre todas las cosas con observación y acompañamiento internacional. Esto se presupone que debería estar entre los objetivos de esta ronda de negociaciones.
– Ahora, expectativas de resultados con respecto a eso quizás allí habría que asumir la realidad de las negociaciones previas, en donde para el Gobierno significó ganar tiempo en función de un atornillamiento, de aferrarse al poder. En estos momentos, pareciera que quizás esta ronda de negociaciones bien podrían hacer suponer que la estrategia por parte de los convocantes se orientarían al acuerdo en función de plazos y objetivos definidos al final del camino que no son otros que la realización de elecciones libres con acompañamiento.
– Las lecciones aprendidas nos convocan a no ser tan optimistas y a no tener altas expectativas, pero para eso precisamente son las negociaciones: para construir caminos para alcanzar un objetivo en beneficio de un proceso.
La oposición de Juan Guaidó pasó del ‘cese de usurpación, gobierno de transición y elecciones libre’ a buscar presionar para para ir a ‘elecciones libres’ ¿cómo podrían generarse condiciones para realizar dichas elecciones?
– Quizás en un primer momento ese mantra tuvo algún sentido. En la actualidad no lo tiene, y sobre esa realidad es que debe sentarse las bases para la asistencia a una nueva ronda de negociaciones.
– En cómo podría generarse una presión interna y se den estos comicios con la ayuda de los noruegos, ahí finalmente habría que pensar en lo siguiente: es evidente que existe un abandono del espacio público, del ámbito de lo político por parte de buena parte no solamente de la sociedad civil organizada, sino igualmente de la ciudadanía venezolana, en función de sus ejercicios y la potencialidad de desarrollo de actitudes ciudadanas, una de las cuales es el voto, y otra que es la presión interna.
– Ahora, ese abandono de ese espacio público, de ese ámbito político, se da en función de varias circunstancia: miedo, temor, terror, persecución, el ejercicio de una violencia instrumental descomunal por parte del Estado, e igualmente el refugio de los ciudadanos en un ámbito privado que fundamentalmente está determinado en la medida de generar condiciones para la satisfacción de necesidades para la supervivencia. Esos elementos han supuesto un abandono del espacio de lo político y por supuesto, como consecuencia, es evidente la organización de la ciudadanía para generar una presión interna y exigirle al régimen determinadas condiciones.
– Es la circunstancia más positiva para el régimen opresor de que la ciudadanía no se sienta con fuerza suficiente para generar presión para el establecimiento de condiciones políticas de ejercicio ciudadano, y para la atención de la abultada agenda social y la crisis humanitaria. Ahora, en realidad el tema de la negociación de que se den los comicios es lograr condiciones para convocar a elecciones con la condiciones ya señaladas, y no solamente con la ayuda de los noruegos. Hay una gran parte de la ayuda internacional que ha presionado en función de alcanzar elecciones bajo estas condiciones, y el inicio de procesos de transición democrática.
– Necesariamente tiene que ser una presión de varios factores. El factor internacional, incluyendo a noruegos, EEUU, Grupo de Lima, entre otros, por una parte, y por otra el factor de los actores políticos dentro de Venezuela que todavía no consiguen el camino para ponerse de acuerdo y conformar una unidad frontal para el logro de fines, y en tercer lugar, el binomio sociedad civil organizada y ciudadanía, en función del logro de elecciones libres bajo las condiciones establecidas, con miras a iniciar un proceso de transición democrática y atender la agenda social y la crisis humanitaria.
¿Debería acudir la oposición a las elecciones regionales aun sin lograr las condiciones que exige?
– Hay dos premisas, la realización de elecciones regionales y municipales por una parte, con las condiciones impuestas por el régimen y en función de la elección de un CNE que seguramente veremos en su conformación las mismas violaciones y circunstancias que han acompañado a lo largo del tiempo la selección de los rectores del Consejo Nacional Electoral. Pero por otra parte están los convocados a las elecciones.
– Tenemos partidos intervenidos, con sus símbolos secuestrados por parte del régimen, con una oposición desunida que aún no ha establecido una opinión clara y determinante con respecto a si se participa o no bajo las condiciones actuales o en cuáles estarían dispuestos a participar desde la organización interna opositora, y por otro lado deviene de los últimos sondeos en donde todavía un alto porcentaje de la ciudadanía sigue creyendo en el voto como un mecanismo a través del cual sea posible construir nuevos acuerdos nacionales y avanzar en favor de una generación del futuro que nos defina como una nación.
– Tendremos que apreciar en los próximos días la evolución de esta realidad. Creo que no es tan sencillo definir si acudir o no a los comicios por las condiciones dadas, por el gran impacto que ha tenido sobre las estructuras políticas de los partidos políticos las decisiones del régimen y de sus bufete de abogados que es el TSJ, en función de la desestructuración de las principales toldas políticas de oposición. Entonces conseguimos una oposición democrática perdida, un tanto imposibilitada para tomar decisiones. Bastante desarticulada con arreglo a fines, en donde quizás el inicio de conversaciones con Noruega pueda ser un aliciente en función de tratar de generar un compromiso plural, en función de un objetivo y brindar a la ciudadanía la posibilidad de expresión de la voluntad vía el voto.
– Cerca del 90% afirman que la situación del país es muy mala. Esto es un elemento que el régimen conoce y que no ha sido capitalizado por la oposición como mecanismo para estructurar un discurso político y una acción encaminada a usufructuar esa posición por parte de la sociedad, que creo que en estos momentos quizás estén asumiendo o tomando consciencia de la necesidad y reclamos que provienen de la ciudadanía en atención de una pluralidad y una unidad común alrededor de un objetivo que amalgame sociedad y actores políticos.
¿Qué debería hacer la oposición si decide participar para convencer a los venezolanos en el valor del voto luego de los llamados de abstención?
– Generar confianza en la población, desarrollar estrategias que conlleven a la retoma del espacio público por parte de la población. Eso se asocia con la disposición a votar. Aún con las circunstancias y realidades actuales, buena parte de la sociedad de la población sigue confiando en el voto como un mecanismo a través del cual se resuelvan las problemáticas generales.
– La sociedad venezolana pareciera ganada al tema de participar en comicios electorales siempre y cuando estos supongan, de una manera más o menos asertiva, que esa acción estaría encaminada a lograr un cambio, una modificación de la realidad y el inicio de un proceso que conlleve a un nuevo balance de fuerzas dentro de la estructura de poderes del Estado, hoy en día secuestradas.
– Creo que allí hay muchos problemas. Está el miedo y el terror, pero también con motivos de la gran diáspora, casi 6,5 millones de venezolanos que han abandonado el país. Esto es un punto a considerar porque ha supuesto una erosión significativa y un colapso muy importante dentro de las estructuras emergentes de liderazgo comunitarios y de base de los partidos políticos.
– Entonces, quizás uno de los elementos es generar confianza: ratificar ante la sociedad la importancia del voto como mecanismo de expresión para lograr cambios positivos, la recuperación paulatina del espacio público por parte de la ciudadanía y la población como mecanismo para construir acuerdos sociales que hagan evolucionar la legitimidad del ejercicio del poder, y por último hay que mirarnos hacia adentro en función de generar estrategias para estimular la reaparición de liderazgo políticos comunitarios de bases que articulen a la sociedad en función de un objetivo común, que es el inicio de un proceso de transición.