La minoría más poderosa de Venezuela
Con abstención por encima del 70% como aconteció en las elecciones parlamentarias de Venezuela en diciembre 2020, el Psuv se consolida como la primera minoría partidista del país ya que el resto de los partidos tienen menos votos o simplemente no tienen nada.
Nadie puede hablar de mayoría en época de desánimo en los votantes cuando el pueblo anda buscando cómo comer día tras día con un sueldo de adorno y la política se ha reducido a las élites de izquierda y derecha, pero no como en tiempos de Chávez cuando hasta el obrero más humilde cargaba la Constitución en la mano y la analizaba.
Constitucional y legalmente, el Psuv ha cumplido los requisitos para ser mayoría dentro de la Asamblea Nacional al ser el partido más votado por el 30% de los venezolanos inscritos en el registro electoral, y como se sabe las elecciones no tienen quórum. Es decir, así vote el 1% de los electores, el resultado tendrá plena validez jurídica y los elegidos ejercerán sus respectivos cargos públicos con total autoridad.
Ahora bien, el bajo porcentaje de votantes no puede ser ignorado por los dirigentes políticos venezolanos, quienes además de controlar el poder, también deben tener como objetivo generar bienestar para la población porque ese es el fin último de la política. Entonces autocríticamente deben reconocer que existe un descontento en muchos ciudadanos por la mala situación económica que vive el país y que no es causadas únicamente por el bloqueo estadounidense.
Con humildad, la dirigencia política debe mejorar su desempeño para reavivar la esperanza de millones de venezolanos que ya no votan porque no creen que el gobierno, ni los partidos, ni la oposición podrán solucionar la hiperinflación, la pulverización del salario, el deterioro grave de los servicios públicos y la muerte de la moneda nacional, entre otros dramas.
Advertir estas verdades no es contrarrevolucionario. Es tener la valentía de alertar fallas para corregir, un acto de lealtad a Venezuela que nunca será visto por los oportunistas, trepadores, buscavidas, adulantes, y arribistas, mecenas, palangristas que persiguen conseguir o mantener un «enchufe» que los conecte con la todopoderosa cúpula roja.
Entre las medidas para mejorar la situación de decepción general en los electores y revertir el desprestigio de las elecciones y los partidos, se sugiere:
1) Cumplir con el artículo 67 constitucional y hacer elecciones internas libres, universales, directas y secretas en todos los partidos políticos de Venezuela, sin excepción, para que las directivas partidistas sean resultado fiel de la voluntad de sus militantes y no de sentencias judiciales.
2) Que los candidatos a gobernadores y alcaldes sean producto de elecciones internas en los partidos, y que las cúpulas directivas no impongan candidaturas valiéndose del poder que tienen y de la debilidad o miedo de las hambreadas bases militantes de hoy en día.
3) Que la Asamblea Nacional del año 2021 produzca una Ley de Amnistía que otorgue libertad plena a políticos presos y perseguidos cuya culpabilidad no haya sido demostrada, siempre respetando el artículo 49 constitucional en cuanto a no dar beneficio a quien esté involucrado en violación a los derechos humanos.
4) No criminalizar la crítica revolucionaria de la izquierda que no pertenece al Psuv, ni criminalizar ningún otro tipo de crítica, en el entendido que toda democracia debe respetar la libertad de expresión y el libre pensamiento.
5) Fomentar espacios mediáticos, sociales y políticos de debate que permita visibilizar la diversidad de la sociedad venezolana, aplicando principios de tolerancia, respeto mutuo y pluralismo. Tomar en cuenta las propuestas de sectores no gubernamentales de la izquierda y más allá.
jesusmanuelsilva.blogspot.com