Privatizaciones
¿Qué hace el Estado administrando hoteles, casinos, aerolíneas, restaurantes, empresas de telecomunicaciones? La respuesta es sencilla: ¡Nada!
El Estado – por más eficiente que sea – no puede distraerse atendiendo negocios que deberían estar en manos de particulares. Y esto jamás lo entendieron quienes están en el poder en Venezuela y se dejaron llevar por el dogmatismo del marxismo y su necesidad de “tomar el control de todos los medios de producción”.
Luego de años de expropiaciones ¿cuál fue el resultado? Fincas arruinadas, hoteles destruidos, empresas quebradas y mucho desempleo y desabastecimiento de toda índole. Este ha sido la conclusión de una política suicida que se extendió por casi 2 décadas en el país.
Las expropiaciones convirtieron todas las zonas industriales de Venezuela en cementerios; las expropiaciones desolaron miles de hectáreas que estaban en total producción, el socialismo aniquiló la capacidad creadora de Venezuela y nos hundió en un foso de dependencia económica que aún estamos padeciendo.
En la actualidad, los claros indicios hacia una política de privatizaciones es una tardía, aunque adecuada medida, que pudiera generar un reacomodo en la dinámica económica nacional y rehabilitar la capacidad de producción del país, sin embargo, esto pasará por la sensatez que quienes tienen el poder político de garantizar seguridad jurídica para los emprendedores e inversionistas.
Sin temor a equivocarme, solo el trabajo particular – las empresas privadas – son capaces de retornarle a Venezuela el espíritu de trabajo, superación y logro que se perdió tras 20 años de agudización del paternalismo de Estado y la dependencia al petro-Estado.
Es más que obvio que las privatizaciones es la vía idónea; pues, qué hace el Estado con más de un banco o con más de una aerolínea, ya que el sector bancario y el aeronáutico debería estar siendo activado por empresas preparadas y adiestradas para tales negocios, y el Estado solo quedaría como regulador de toda sus actividades.
Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios; el Estado debería estar atento a sus temas de geopolítica, integridad nacional, diplomacia, seguridad del Estado y regulación interna, y son los privados quienes están llamados a generar las acciones vitales para el robustecimiento de la economía. Si se lograse esta cohesión, se lograría el avance económico y social del país.
En una nación productiva, con trabajo estable y bien remunerado. En un país donde existan inversiones y movilidad económica, se allana el camino hacia el éxito. No obstante, en los que optan por la acumulación de medios de producción en manos del Estado, entonces la destrucción es esperada y hasta razonable.
Sobre el tema social citaré la frase del expresidente de EEUU Ronald Reagan quien dijo que: “el mejor programa de asistencia social es un buen trabajo”, lo cual es una verdad del tamaño de una Catedral. Ya que, un trabajador que gane bien no necesitará una bolsa de comida cada 3 meses, pues con sus ingresos le bastará para comprar lo que quiera y cuando quiera.
¡Se tenía que decir y se dijo!