NY Times: El desolador paisaje del Carnaval de Río mientras vacunan contra el covid-19
Un paisaje desolador decora el Sambódromo da Marquês de Sapucaí en Río de Janeiro, sede del Carnaval de Río, celebración anual que se vio interrumpida por la pandemia del covid-19 y que ha causado pérdidas millonarias para Brasil.
“Para Río es muy triste no poder celebrar el carnaval”, dijo Daniel Soranz, el secretario de Salud de la ciudad en entrevista con el NY Times. El sábado pasado, por la mañana, estaba en medio del Sambódromo mientras los residentes ancianos se vacunaban bajo carpas blancas. “Este es un lugar para festejar, para celebrar la vida”.
Gabriel Lins, estudiante de medicina que forma parte de las docenas de vacunadores, recordó las dos veces que vino al Sambódromo, un circuito de desfiles flanqueado por gradas con capacidad para 56.000 personas donde las escuelas de samba ofrecen espectáculos elaborados y coreografiados obsesivamente.
Lins también extraña las fiestas callejeras conocidas como blocos, que recorren prácticamente todos los distritos de la ciudad mientras miles de personas beben, besan a extraños y bailan con trajes minimalistas.
“Esto es muy, muy extraño para los que estamos acostumbrados al carnaval. El carnaval nos trae alegría”, comentó Lins.
Marcilia Lopes, de 85 años, integrante de la escuela de samba de Portela que no se ha perdido un carnaval durante décadas, pareció más aliviada que feliz después de recibir su primera dosis de la vacuna china CoronaVac.
Durante el último año, ha tenido tanto miedo de contraer el virus que se autoaplicó un confinamiento estricto. En su cumpleaños, les pidió a sus hijos que ni siquiera se molestaran en comprarle una torta; no estaba de humor para celebrar. Este año, Lopes extraña su carnaval, pero puede soportarlo.
El brote de coronavirus en Brasil ha sido uno de los más graves del mundo. Ha ocasionado el fallecimiento de más de 239.000 personas, y solo es superado por el número de muertos registrado en Estados Unidos.
Tras la segunda ola en los últimos meses, los funcionarios locales de todo el país cancelaron el carnaval, que normalmente genera cientos de millones de dólares en ingresos por turismo y crean decenas de miles de empleos temporales.
Los funcionarios de Río de Janeiro esperaban poder celebrar el carnaval a fines de este año, si los casos disminuían a medida que comenzaban a vacunarse las personas. Pero esa perspectiva parece poco probable debido al suministro limitado de vacunas de Brasil, lo que obligó a Río de Janeiro a detener su campaña de vacunas esta semana porque se quedó sin dosis.
Marcus Faustini, secretario de Cultura de Río de Janeiro, dijo que por muy doloroso que fuera pasar la temporada de carnaval sin juerga, no había una manera responsable de adaptar la celebración a estos tiempos de distanciamiento social.
“No tendría sentido celebrar esta fiesta en este momento y correr el riesgo de generar una oleada de casos”, dijo. “En este momento, lo más importante es proteger las vidas”.
Aunque los cuerpos de seguridad han suspendido algunas reuniones clandestinas y fiestas en barcos, la gran mayoría de los organizadores tradicionales de las fiestas del carnaval parecen estar cumpliendo las reglas.
Por otro lado, hay pocas restricciones oficiales para bares y playas, que han recibido grandes aglomeraciones de personas en los últimos días y donde rara vez se aplica el uso de mascarillas impuesto por las autoridades de la ciudad.
Los funcionarios esperan que los hoteles, que a menudo se agotan durante el carnaval, tengan una tasa de ocupación del 40 por ciento esta semana. Los destinos turísticos donde la gente a menudo se concentra, incluida la estatua del Cristo Redentor y el Pan de Azúcar, están abiertos y reciben cientos de visitantes por día.