Migrantes venezolanos en Colombia a VOA: «Si no llegamos con el pago de alquiler, no se duerme»
La pandemia disminuyó considerablemente las oportunidades de trabajo y recursos de miles de migrantes venezolanos, lo que se convirtió en falta de ingresos y por ende, dificultad para pagar arriendo. Por tal motivo, muchos de ellos han sido desalojados quedándose en la calle prácticamente.
A pesar de que, en Colombia, la mayoría de los sectores económicos se han reactivado, ellos dicen sentir miedo de quedarse sin un lugar donde descansar.
Dinorca Contreras, por ejemplo, se para cada día en frente de un supermercado a vender bolsas, acompañada con sus dos hijos de 5 y 10 años respectivamente.
Llegó a la capital colombiana, desde Isla Margarita, en abril de 2019, debido a que tiene un hijo privado de la libertad. Aunque trabaja con angustia, dice que con esperanza, cada día espera recibir alimentos o alrededor de 30 mil pesos (un poco más de 8 dólares), aunque confiesa que sus necesidades giran alrededor de los 50 mil pesos diarios (14 dólares).
Al comienzo de la pandemia, además de angustiarse por el trabajo, tuvo que sufrir un episodio incómodo en el hotel donde vivía: “Lo viví muy triste porque llegué antes de la pandemia a la residencia, pagaba a diario, llegó la pandemia y se oía decir que no se podía pagar y la chica venezolana me sometía, me rasgaba la puerta, me hacía la vida imposible, que tenía que desalojarle si no le llevaba la plata”, le contó a la Voz de América.
Incluso, cuenta, un día llegó con sus hijos y, al verla, le cerraron la puerta: “No me quisieron abrir, me vieron desde lejos, me cerraron. Toqué y me dijeron que no podía entrar, me fui a una URI (Unidad de Reacción Inmediata) y ahí me mandaron con un cuadrante y ahí le explicaron a ella que no podía desalojarme”.
Después, debido a las incomodidades, tuvo que trasladarse. Aunque confiesa que lleva ocho meses donde vive y no ha vivido ningún percance, aún está latente el riesgo de salir de casa: “Si no llevas para el arriendo, no entras… Si no llegamos con el pago… no se duerme”, afirma la madre.
“En el parque, duré una semana durmiendo”
Stephany Jaimes llegó a Colombia hace tres años, a través una trocha ilegal en Maicao. La razón: estaba enferma y en Maracaibo no podía conseguir medicamentos para su tratamiento.
Su esposo la estaba esperando en Bogotá, sin imaginar que la pandemia los dejaría prácticamente en la calle: “Me tocó desalojar dos veces, en dos partes diferentes, por el arriendo. No sacaron las cosas y nos dijeron que no podíamos seguir viviendo, si no pagábamos arriendo. Nos tocó irnos y dormir en un parque. Me vi muy afectada porque yo tengo un bebé de un año y 8 meses”.
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