El régimen reta al Covid-19
La pandemia Covid-19 ha demostrado sus graves efectos y altas posibilidades de contagio. Ya muchos países, incluso aquellos con un sistema de salud eficiente como Alemania, cuya estrategia para contener el avance del virus mereció elogios por parte de la comunidad científica mundial, hoy cierran sus fronteras a objeto de buscar mantener su situación bajo control.
Sin embargo el régimen viene tomando medidas que dieran a entender que en Venezuela la situación está plenamente controlada. Lo cual está distante de las realidades. Mas una cosa dice lo real y otro lo que aparenta el parecer del régimen.
En un primer tiempo, a principios del pasado año, ante la presencia mundial de la pandemia, el régimen tomó medidas muy acertadas. En efecto, con un sistema de salud en el suelo y una enfermedad cuya propagación lucía veloz, procuró aislar al país y a la sociedad con medidas de distanciamiento físico, a objeto de impedir el contacto de sanos con enfermos. Este hecho revela que prefirió sacrificar las posibilidades ciudadanas de sobrevivencia para mermar el número de contagios.
El régimen cerró puertos y aeropuertos, dificultó el tránsito por las alcabalas fronterizas, y en los centros poblados a nivel de estados y municipios. Suspendió la actividad productiva y comercial, y la pública, en fin, paralizó al país dramáticamente en los primeros meses del pasado año; luego abre parcialmente las actividades productivas y sociales bajo un mecanismo que llamó 7×7, o sea una semana de actividad y otra de reposo. Todo esto revela el estado de conciencia que tenían los dirigentes del régimen de su poca capacidad de maniobra, que obligó a apelar a medidas extremas, como lo es el distanciamiento social.
Vale reflexionar que si los centros de salud en un principio se encontraban deteriorados, y luego hay una larga temporada de paralización de actividades nacionales, es imposible que de la nada se recuperaran y hoy estén operativos. En consecuencia, en este escenario nada ha mejorado.
Hoy el régimen festeja la llegada de 100 mil dosis de vacunas Sputnik V, y plantea el inicio de la vacunación masiva. Sin embargo, expertos han declarado que esa cantidad es insignificante para atender las necesidades nacionales, en consecuencia, el programa de vacunación, en las condiciones actuales, jamás garantizaría la “protección de rebaño” o en otras palabras, una barrera de inmunizados. Entonces, mientras esa respuesta se encuentra aún en construcción, el programa de vacunación masiva es un sueño más que una realidad.
En el estado actual de las cosas, el régimen abrió las puertas para unas festividades decembrinas amplias, unos carnavales populares, así mira para decidir sobre las actividades de la semana mayor y también la apertura de los centro de producción y de las escuelas para la realización de clases presenciales. O sea, tanto las de ayer, como las de hoy y las anunciadas para mañana, se desarrollan con un amplio contacto social, lo cual se produce con escasos mecanismos de vigilancia, con el agravante de que ciudadanos se han dado a la tarea de socializar sin respetar las medidas de bioseguridad, por lo que se facilitado el avance del virus. En consecuencia, se han abierto unas cuantas puertas para dar marcha sin control a la pandemia y con los centros de salud mermados.
Este escenario, en las condiciones en las que se encuentra el país, es importante que expertos y sectores eviten desentenderse de apreciar los efectos que las aperturas sin control tienen para la vida nacional y solo ocupen de “mirar llover”. Se requiere que tomen la palabra para por lo menos evitar que pase por debajo de la mesa y opinen sobre esta realidad.
Por otra parte el régimen sabe lo que pasa y lo que hace, ellos han demostrado que sus pasos son meditados y buscan hasta encontrar. En consecuencia, esta situación para nada le es inadvertida o casual, por el contrario, teniendo todos los indicadores a la mano y considerando que lo dicho es fácil deducir, nada hay para sostener que de estallar la pandemia en Venezuela, ello les resultará sorpresivo.
En consecuencia, de aceptarse lo planteado, cabe preguntar: ¿Qué busca el régimen? Ante los esperados acontecimientos ¿A dónde quiere llegar y para hacer qué?