Verdugos del control emocional
La situación emocional del venezolano no es casual. Siempre supimos ponerle buena cara al mal tiempo, pero ya hemos sido inducidos a arrugar el rostro aun ante situaciones o circunstancias afortunadas. Todo calculado y llevado de la mano de un modelo político cuyo único fines la hegemonía social y política del país, a partir de la destrucción del modelo anterior para construir bajo sus cimientos una estructura hecha a la medida, utilizando cualquier recurso incluyendo el psicológico para mantener el control absoluto.
Una guerra psicológica pues, al fin y al cabo, no hay otra conclusión entorno a la depresión colectiva que padece a diario el ciudadano venezolano. A todo esto es esencial sumar la actual realidad mundial que se generó con la pandemia del 2020 y que mantendrá en un hilo a toda una población en el recién llegado 2021. En Venezuela, de forma demencial, la situación es manejada por unos verdugos del control emocional, que no asoman ni un mínimo rastro de misericordia en el mensaje y meta mensaje oficial, oficialista y oficioso. Al contrario, profundizan en el esfuerzo de imponernos la resignación, el pesimismo y la sensación radical de zozobra, que desde los tiempos de Chávez fue sembrada y cultivada con éxito.
Hoy día, aquellas celebraciones y alegrías de un año nuevo, como los que se vivían en nuestro país antes de la llegada del régimen, hacia el final de la década de los años 90, pertenecen solo a un nuevo sector que ha renacido gracias a la construcción de ese nuevo modelo político; para el resto quedan solo esas campañas que buscan amilanar, psicológicamente, al más pintado. Han desarrollado un estado de descomposición psicológica, que le permite al tuerto ejercer su reinado por encima de los millones a los que han enceguecido o buscan enceguecer.
Peor que la pólvora constante y sonante es el manejo deliberado de una población, que no come ni se médica, ni le alcanza lo poco, en su mayoría, o lo mucho que puede generar en un trabajo honesto. Los verdugos del control emocional maniobran y manipulan hasta el cansancio la buena fe de las personas. De ese control oscuro se sabe, desde hace mucho tiempo, en Cuba y en otros países cuyos regímenes se valen de las autocracias para dirigir y gobernar.
Este 2021 será de retos y cambios para el venezolano. Un año de pisar tierra, tanto en lo social como en lo político; un año para aprender a gestionar nuestras emociones, superando el miedo que nos han sembrado y buscando el equilibrio mental. Hay que entender que todos somos parte del problema y que todos somos la solución; que cada quien aportará desde su ámbito, para lograr, más temprano que tarde, un cambio en esta situación que nos agobia; y que si no construimos una unidad real y sincera, todo el esfuerzo podría ser en vano. El 2021 será el año de la familia, y Venezuela es una familia bajo estrés, que ha resistido, persistido y existido bajo ese fatídico control psicológico. Solo en la unidad, la comprensión, la aceptación y el perdón podremos encontrar una salida.
@freddyamarcano