Vendedores de ilusiones vs. sembradores de esperanza
Simón Bolívar fue nuestro primer vendedor de ilusiones cuando nos vendió la idea de la Gran Colombia sin considerar que era inviable juntar a Colombia, Ecuador y Venezuela. Sin embargo, sembró la esperanza de la independencia, a la cual dedicó esfuerzo y talento. Así mismo, la mayoría de nuestros presidentes nos vendieron ilusiones, pero unos cuantos sembraron esperanzas, que permitieron construir un país, con sus virtudes y defectos.
En el siglo XX, el presidente Medina y sus seguidores vendieron la ilusión de que la democracia seguiría evolucionando, pero no consideraron que el general López Contreras aspiraba otra vez a la presidencia. Para ello contaba con la aprobación del Congreso Nacional, que era el gran elector, lo cual representaba un retroceso. El dictador Pérez Jiménez vendió la ilusión de que el cemento equivalía a progreso, por lo que descuidó la educación y se estancó el desarrollo.
En el período democrático 1958-1999 hubo presidentes que vendieron ilusiones y otros que sembraron esperanza. Quizá Betancourt, Leoni y Caldera, con sus más y sus menos, sembraron esperanza. Carlos Andrés Pérez I vendió ilusiones al emprender planes faraónicos y endeudar el país, sin considerar la limitante de recursos humanos. Luis Herrera, Lusinchi, Carlos Andrés II y Caldera II gobernaron con más penas que gloria.
Hugo Chávez fue un gran vendedor de ilusiones, sin duda el mejor mercader que hemos tenido. Nos vendió que eliminaría la pobreza y la corrupción, y que convertiría a Venezuela en una potencia petrolera, agrícola, minera y turística. Sin embargo, era imposible materializar esas ilusiones expropiando empresas, despreciando la meritocracia, favoreciendo la corrupción, la inseguridad personal y jurídica, y regalando nuestros recursos a otros países para comprar voluntades.
Su pupilo Nicolás Maduro, no es capaz ni de vender un vaso de agua en el desierto. Solo repite como loro lo que dijo su mentor. Además, por su descaro en el manejo de las elecciones no pudo vender la ilusión de democracia, por lo que tiene en contra a la mayoría de los países democráticos del mundo.
La Mesa de Unidad Democrática sembró esperanzas en las parlamentarias de diciembre del 2015, pero no supo o no pudo regar esa esperanza para poder cosechar. María Corina Machado, Leopoldo López y Antonio Ledezma vendieron ilusiones con La Salida, en el 2014. Demostraron coraje, pero no evaluaron que el régimen tiene las armas y el control del sistema judicial.
La Consulta popular del 16 de julio 2017 sembró esperanzas; era necesaria y contribuyó a la deslegitimación del régimen y a su aislamiento internacional. La acción en el Fuerte Paramacay, en el 2017, fue un gesto valiente, pero solo una ilusión.
El presidente (e) Guaidó sembró esperanzas cuando se juramentó en enero 2019. Algunos dirán que vendió ilusiones al ofrecer el fin de la usurpación, pero olvidan que él y otros han trabajado con ese objetivo.
Guaidó vendió ilusiones con el intento de introducir ayuda humanitaria por Cúcuta en febrero del 2019, aunque ese hecho también representó, a nivel internacional, una derrota política para el régimen y sin duda había que intentarlo. También vendió ilusiones en el evento de La Carlota en abril 2019, al no considerar que Mikel Moreno y Padrino López tienen compromisos con el régimen. Sin embargo, fue valiente al intentarlo. La Operación Gedeón, en mayo 2020, fue una venta de ilusiones por parte de un grupo de jóvenes valientes y románticos, pero mal asesorados, ya que la misma no tenía posibilidades de éxito.
María Corina Machado y Antonio Ledezma venden ilusiones al insistir en que la solución es el 187-11 de la Constitución y en una intervención militar extranjera que ningún país ha manifestado apoyar, lo cual ha hecho daño.
La Consulta Popular del pasado diciembre sembró esperanzas. Es inexplicable que un luchador como Ledezma declare que ¨lamenta que haya creado expectativas que terminan de desinflarse¨.
Los venezolanos necesitamos sembradores de esperanza, ya que la misma moviliza. La venta de ilusiones por lo general produce frustraciones al no materializarse. Por ello hay que ser prudentes. Si trabajamos unidos es posible sembrar la esperanza de que el régimen saldrá este año.
Como (había) en botica: Carmen Meléndez, sobre la cual pesan sanciones del Departamento del Tesoro de USA, acusó de terroristas a los esposos y capitanes de navío Zorany Salazar y Ronald Rodríguez, así como al civil Argen Ugueto. El sindicalista petrolero Iván Freites, tenaz denunciador de los accidentes y de la corrupción en Pdvsa, tuvo que asilarse en Colombia. El ciudadano pemón Salvador Franco, preso político, falleció en la cárcel. Recientemente fue asesinada en su hogar la señora Nélida Paniccia de Mejías, esposa del ingeniero Rafael Mejías, y resultaron heridos nuestro compañero y su hija. Lamentamos el fallecimiento de Augusto Rojas, de Guillermo Guerrero y de Ismael Ramos B., de Gente del Petróleo y de Unapetrol ¡ No más prisioneros políticos, ni exiliados!