Reflexiones desordenadas
Los 75 años del partido socialcristiano Copei fueron celebrados en toda Venezuela. Los actos centrales, en Caracas, fueron extraordinarios. Muy emotivos y trasmitieron la impresión de que buena parte de la crisis interna de los últimos tiempos está siendo superada. La necesidad de alcanzar una unidad nacional para profundizar la lucha por la liberación definitiva de Venezuela ha impuesto también la obligación de la unidad interna más allá de las conocidas disidencias y del juego de algunos excompañeros al servicio del régimen.
En lo personal, no tengo palabras para expresar mi gratitud por el homenaje de que fui objeto. Para el día de hoy continúo recibiendo mensajes de solidaridad de amigos y compañeros de muchas partes del mundo. También de dirigentes y militantes de otros partidos y organizaciones diversas de la sociedad.
En Copei estamos pasando la página para centrarnos en el objetivo fundamental de la lucha. El cese de la usurpación, es decir, la salida de Maduro, como gran paso hacia adelante, es indispensable para la construcción del país que deseamos.
El retroceso político, económico y social del país no tiene precedentes. Entre otros factores lo ratifica la elevada migración de compatriotas. Una de la más alta del mundo. Los responsables del régimen no han sido capaces de formular una política capaz de resolver aunque sea uno de los graves problemas. Mentiras, disparates, manipulación fraudulenta de cifras y hechos no sirven para detener la indignación nacional. Pero desarrollan una ofensiva destinada a confundir a la opinión pública.
El cambio radical al que aspiramos no será un salto en el vacío. Mucho menos una repetición de los errores que pudieron haberse cometido en la época anterior a este socialismo comunistoide del siglo XXI.
Venezuela tiene todo para revertir hacia lo positivo las negativas tendencias actuales. Existen ideas, programas, proyectos concretos y, lo que es más importante, la gente con capacidad para ejecutarlos. Será una tarea de corto y mediano plazo que contará con el apoyo de las instituciones de la comunidad internacional para alcanzar los fines propuestos. Para todo hay respuesta. Lo que no puede fallar es la voluntad de lucha por el cambio en el menor tiempo posible. Punto final a la desesperanza que estimula el régimen y ánimo para que en la lucha por la sobrevivencia estén siempre presentes los valores de la democracia y de la vida en libertad.
Esto que se dice fácil deberá vencer la enorme dificultad de un país sin medios de comunicación libres e independientes. Las redes sociales son y serán muy útiles, pero no suficientes. Se impone una movilización por todo el país para perfeccionar las estructuras organizativas de la sociedad a todos los niveles, sin descuidar las batallas del día a día. No hay dictaduras eternas. La de aquí está sobre girada.
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