Pasaje y economía
Todos los años es el mismo cuento. Los transportistas alzan la tarifa del pasaje por aquello del «aguinaldo» y cuando pasan los días de diciembre el precio queda igual de alto. Y ¿quiénes sufren? Los pasajeros.
En varias rutas urbanas de la zona norte de Anzoátegui, incluyendo la principal del eje Barcelona-Puerto La Cruz, el costo del transporte se ubicó en 100.000 bolívares, es decir el 2.5% del salario mínimo de un venezolano, el cual está ubicado en Bs. 4.000.000 (es decir unos 2.6 dólares al momento de redactar este artículo).
Ahora, si un usuario promedio tiene que tomar por lo mínimo 2 autobuses diarios (ida y vuelta) gastaría en ello Bs. 200.000, lo que representaría el 5% de su salario mensual. A la semana el monto se elevaría a Bs. 1.000.000, es decir ¼ de su ingreso mensual (25%).
Si lo calculamos a las 4 semanas que posee el mes, entonces estamos hablando de unos Bs. 4.000.000 en pasajes, con lo que se iría el 100% del salario mínimo de un trabajador. ¡Un desastre total!
En este preciso momento los trabajadores venezolanos están prácticamente trabajando para pagar el transporte público, lo que es una gran demostración del desastre económico en el cual está sumergida la nación entera y la real desproporción de la vida diaria venezolana.
Y todo esto sin considerar a aquellos que tienen que pagar hasta 4 pasajes al día para poder ir y venir de sus casas; y sin sopesar que después de determinada hora en la tarde los transportistas incrementan el precio del pasaje a su mejor entender y parecer, afectando aún más la débil economía de los trabajadores nacionales.
Debemos incluir en este análisis la obtención del efectivo, pues el costo del pasaje se cancela con billetes contantes y sonantes, lo que obliga a los usuarios a ir todos los días al banco a obtener 200.000 ó 400.000 mil bolívares diarios para ello, o caer en la especulación de los «vendedores de billetes» que entregan el efectivo a cambio de un pago de comisión a través de las tarjetas de débito.
Es menester sumar a todo este desastre cotidiano que viven los venezolanos, el tema de los dólares. Ya que los transportistas aceptan el pago en divisas (esencialmente de billetes de $1) sin embargo aceptan la moneda extranjera a la mitad de su valor real. Entiéndase si la cotización está a Bs. 1.200.000 por dólar, ellos la aceptan a 650.000 o menos, lo que es en sí un asalto sin pistola en contra de los trabajadores y/o usuarios.
Frente a esta realidad, es necesario sincerar los ingresos de los ciudadanos, ponerle orden al sistema de transporte público que además de jugar con los precios del pasaje, prestan un servicio cada día más caótico y más irresponsable.
Mientras los pasajeros pagan mucho por un mal servicio, cada vez aumenta el número de camiones cargando pasajeros, sin las más mínimas medidas de seguridad, pues ya ni siquiera se trata de las llamadas «perreras» sino de camiones tipo volteo o parecidos. Y son éstos los que están llevando y trayendo a los pasajeros en rutas urbanas, semi-urbanas y rurales. Es decir, un calvario para sus usuarios.
Sin dinero, sin transporte, y sin salidas. Esta es la verdadera situación de los trabajadores de este país… Se tenía que decir y se dijo.