Nueva Economía

Opinión | enero 28, 2021 | 6:16 am.

Sí, los venezolanos tenemos el desafío – más allá de la situación política – de construir una nueva economía en el país. Es nuestro deber – como empresarios, emprendedores, inversionistas, trabajadores y comerciantes – apostar a Venezuela con acciones tangibles y reales.

Sabemos que la cuestión política tiene un irremediable efecto en los asuntos económicos. Sin embargo es posible avanzar desde la perspectiva del trabajo como pilar fundamental en la construcción de nuevas realidades y la explotación adecuada, sincera y consciente de todo el potencial venezolano.

Si hoy – todos los venezolanos – empezamos a preocuparnos más por una economía sana, erradicando de nuestra actuación la especulación, el sobreprecio y el negocio írrito, marcaríamos el comienzo de una nueva etapa en la dinámica económica nacional.

Uno de los factores que más daño le ha hecho al país – más allá de las decisiones de orden económico que se han tomado en las últimas dos décadas – es la «trampa» o la llamada «viveza criolla» como modus operandi dentro de la realidad económica venezolana.

Cuando los venezolanos abandonemos prácticas como el bachaqueo, la venta de dinero en efectivo (bolívares o dólares), la compra-venta de divisas por debajo de los estándares del mercado, el remarcaje de precios – incluso en dólares –; cuando nos libremos de ese deseo tonto y egoísta de hacerse millonario de la noche a la mañana, justo en ese momento iniciaremos el reseteo, dirían en término tecnológicos, de la situación que se vive en el país.

Es hora – y debemos entenderlo como tal – de hacer del trabajo la palanca para sacar a Venezuela del foso en el cual se encuentra; solo produciendo, creando, comercializando, impulsando y construyendo salidas es que podemos levantar – o por lo menos empezar a hacerlo – a una economía desajustada, inflacionaria y totalmente anarquizada.

Ya hay – por encima de las acusaciones o vínculos de algunos empresarios – una inicial actividad, sobre todo en el sector comercial y puntualmente en el área de alimentos, no obstante el país debe desarrollar mecanismos de promoción de la productividad en áreas como la agro-alimentaria – a escala industrial –, pues aunque los conucos tiene su importancia en el nivel micro, Venezuela lo que necesita es la producción en masa, con alta inversión y elevado compromiso técnico y tecnológico.

Venezuela debe multiplicar los esfuerzos para que los sectores agrícola, pecuario, avícola y pesquero se multipliquen; es momento que las grandes extensiones de tierra cultivable sean puestas en producción; y esto sin dejar de manejar industrias puntuales como la cafetalera, la cacaotera, la roncera, las centrales azucareras y muchísimas otras cosas.

Claro que sí es posible crear una nueva economía más sana, más productiva y más fuerte; es obvio que para lograr el cumplimiento total de este objetivo se necesita de la acción coherente del gobierno nacional, estructurando políticas públicas que ayuden al reimpulso de la economía nacional como sincerar la realidad monetaria y cambiaria del país, dolarizar la economía, bajar impuestos, generar seguridad jurídica y muchas cosas más.

Estoy convencido que con el espíritu de lucha del venezolano lograremos alcanzar la meta de una economía fuerte y robusta.

¡Se tenía que decir y se dijo!