Mi lectura del discurso de toma de posesión de Biden
La ceremonia de toma de posesión se ha repetido cuarenta y seis veces, de manera ininterrumpida, en la historia de la democracia estadounidense, orgullo del mundo. Ha resistido guerras, plagas, crisis financieras y sociales. Se lleva a cabo cada cuatro años y es conmovedora en su sencillez y hasta en su frecuente carencia de “glamour”. Sus momentos artísticos nos traen a Yo Yo Ma y a Gabriela Montero un año (Obama) o a Lady Gaga y Jennifer López otro (Biden), dependiendo del estilo de cada nuevo presidente. Es un espectáculo que ha sido definido como rutinario y milagroso, porque no deja de ocurrir a pesar de tener que superar gravísimos conflictos, como el que acaba de superar.
La ceremonia se inició con una oración: “venimos a pedirte, señor, fortaleza para hacer lo que debemos hacer. Seamos una luz para el mundo. Apoyémonos en el amor. Soñemos juntos porque al soñar solos podemos encontrarnos con espejismos”.
Luego de la presentación de las banderas Lady Gaga interpretó el himno nacional, vestida con un peculiar estilo, muy…. Lady Gaga. Su versión del himno me pareció excelente, mostrando una voz cristalina, dando algunas notas audaces, a un lento ritmo de balada que me gustó mucho.
La juramentación de la vicepresidenta Kamala Harris fue conducida por la magistrada de la Corte Suprema Sonia Sotomayor. Este fue un acto lleno de simbolismo, ya que Sotomayor es la primera magistrada de la Corte Suprema de origen latino y Harris la primera vicepresidente de color. El acto estuvo claramente dominado por las minorías y el multiculturalismo. A continuación Jennifer López, mejor vestida, cantó dos canciones patrióticas, ambas muy bellas. La primera de ellas tuvo un verso en español, de tono agresivo, pidiendo justicia social, quizás la única señal de activismo que noté en toda la ceremonia.
La juramentación de Joseph Biden estuvo a cargo de John Roberts, presidente de la Corte Suprema.
El discurso del nuevo presidente
Biden comenzó a hablar a las 11:52 a.m. y terminó a las 12:13 p.m. Una extensión de 21 minutos. El texto del discurso no mencionó a su predecesor, no hizo mención alguna de la política en desarrollo y se refirió a los eventos del Congreso de unos días anteriores como una crisis que había sido superada por la democracia. “Celebremos la victoria de la democracia. El pueblo ha sido escuchado, obedecido y hoy canta victoria”. (Esta no es una versión literal sino como yo recuerdo sus palabras)
El discurso se centró en hablarnos del clima ciudadano imperante y de la necesidad de cambiarlo, a fin de hacer que prevaleciese la unidad, el optimismo, el bipartidismo, la mutua dependencia entre ciudadanos. Dijo que los grandes enemigos eran el odio racial y la pandemia y que ambos serían derrotados. “Mi alma” dijo, “está comprometida totalmente con la unidad y hago un llamado a cada ciudadano a que se una a esta causa”. Habló de la necesidad de regresar a colocar a América como faro y ejemplo para el mundo. Dejemos que nuestros ángeles prevalezcan., el respeto por los demás. No permitamos que la política se torne en un incendio voraz.
Ensalzó a las mujeres y habló de los progresos que han hecho desde que habían conquistado el sufragio y repitió que él sería un presidente para todos los estadounidenses. Su discurso no contuvo grandes frases citables, ni revelaciones espectaculares, sino que fue como un sermón en una pequeña iglesia, en una pequeña aldea de la nación, en lenguaje sencillo y sincero para gente sencilla y en necesidad de oír palabras amables.
“Somos una nación y saldremos juntos de nuestros problemas”. En breve y única referencia a la política internacional dijo que “los Estados Unidos reparará sus relaciones con sus aliados internacionales”.
Condujo una oración silente para quienes habían sucumbido al Cotrona virus.
En su discurso Biden rehusó referirse a los duros meses de crisis política o a las medidas que tomará en sus primeros cien días en la presidencia. Hizo un pedido a la nación para que sacara a flote sus mejores cualidades ciudadanas y de empatía para salir adelante unida.
Quizás, para el momento, fue el mejor discurso posible. Y fue dicho con un vigoroso sentido de compromiso.