La ONG, el nuevo enemigo
La salida a la crisis que atraviesa Venezuela pasa por la participación de los venezolanos en la arena política, entendida esta como el espacio natural en el que se resuelven los conflictos sociales. Este rol activo de los ciudadanos además implica cierto grado de organización, y por lo tanto de propósito. En general, lo anterior se refiere al papel que debe jugar la Sociedad Civil para contribuir a lograr un cambio en el país, y que es un tema que (de nuevo) empieza a sonar en el debate público. Sin embargo, como otras ideas que se han debatido antes, este enfoque no debe ser abordado desde una perspectiva idealista, sino basada en elementos pragmáticos.
Un aspecto fundamental para entender a la Sociedad Civil es que esta por lo general está conformada por organizaciones con objetivos muy definidos, que no necesariamente tienen como fin acceder al poder (al menos no explícitamente). En este sentido, no han sido diseñadas para la participación con objetivos políticos, ese es en teoría el rol de los Partidos Políticos. Por otro lado, en el amplio espectro de la Sociedad Civil quizás hoy en Venezuela prevalecen las ONG, que son organizaciones cuyo funcionamiento suele depender de fondos financieros que provienen de instituciones o personas que buscan que las organizaciones que apoyan se enfoquen en sus objetivos específicos.
A partir de lo anterior, la capacidad y los intereses de las ONG en Venezuela son limitados. Si se asume además que estas son la principal forma de organización de la Sociedad Civil hoy en el país (ya que los sindicatos se encuentran debilitados, las asociaciones empresariales navegando entre dos aguas, y en general las organizaciones sobreviviendo financieramente), entonces es posible decir con bastante certeza que actualmente el papel que pueda jugar la Sociedad Civil como actor clave para generar un cambio es acotado. No es pues otro nuevo salvador que de la nada va a cambiar el gobierno de la noche a la mañana.
¿Por qué el gobierno de Maduro está atacando sistemáticamente a las ONG? Por dos razones fundamentales. Porque tienen prestigio y, por lo tanto, cierto grado de poder moral; y, en segundo lugar, porque sin mucho ruido, y quizás sin buscarlo, han ido creando cierta base de apoyo social. Estos dos elementos los han perdido los Partidos Políticos, o al menos se han minimizado, y es por ello por lo que ahora el gobierno de Maduro apunta hacia estos grupos de ciudadanos organizados. Aunque aún no son retadores reales del poder pudieran llegar a serlo, y eso basta para que las fuerzas represivas del oficialismo ataquen.
Lo más probable es que frente a estos nuevos ataques ocurra lo mismo que en el pasado: los grupos se atomizarán, cada uno buscará su sobrevivencia, y por lo tanto no se desencadene una respuesta política a esta nueva amenaza. Lo ideal sería que, finalmente, se diera una articulación real entre todas las fuerzas que desean un cambio para así poder generar una nueva posición de poder, y por lo tanto retar realmente a la élite en el poder. Para que esto ocurra, debe haber una relación horizontal entre todos los actores, y no una de tipo vertical e instrumental, como ha ocurrido entre los Partidos Políticos y el resto de la sociedad en el pasado.
Está claro que en Venezuela hay un proyecto de poder hegemónico, una élite que ha decidido secuestrar el poder y mantenerlo a toda costa. La fuente de ese poder es económica y militar, ambas ligadas entre sí. Las llamadas masas se encuentran en este momento desmovilizadas, es ahí donde sigue descansando la principal esperanza de quienes desean un cambio. Solo en la medida que surja un poder alternativo que rete a la élite económica – política – militar será posible pensar en un cambio, entendiendo que esto no necesariamente implica un cambio inmediato de régimen, pero si abre las puerta a la posibilidad de establecer un nuevo contrato social.
Twitter: @lombardidiego