Migración forzada mantiene a 839.059 niños venezolanos alejados de sus padres en 2020: Cecodap
Un 15,4% de los migrantes venezolanos reporta la separación de niños, niñas y adolescentes y sus padres producto de la migración de estos últimos. Este es parte del resultado que arroja el estudio de Datanálisis para septiembre de 2020 y con el cual Cecodap publica su Informe especial de peligros y vulneraciones a los derechos humanos de niños, niñas y adolescentes en contextos de movilidad humana y pandemia de 2020.
De acuerdo con la Plataforma de Coordinación para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V), al 5 de noviembre 2020 hay 5.448.441 personas migrantes venezolanos, de los cuales solamente 2.486.222 se encuentran con un estatus regular en los países de destino en los que habitan.
Decir que 15,4% de los migrantes se separa de sus hijos quiere decir que hay una población estimada de entre 793.451 y 839.059 niños, niñas y adolescentes que permanecieron durante 2020 sin el cuidado de uno o ambos padres, debido a la migración forzada. Niñez dejada atrás. Sin embargo, hay una disminución porcentual del fenómeno. En 2019, Cecodap reportó que 20,1% de las personas que se fueron del país dejó al menos un hijo o hija menor de edad.
Impacto de la pandemia en la migración
La pandemia por Covid-19, si bien ralentizó el flujo migratorio no lo detuvo. Esta desaceleración no hizo menos vulnerables a los migrantes, por el contrario, supuso un deterioro de sus condiciones de vida en toda la ruta migratoria.
El nuevo informe de Cecodap muestra que la intención de migrar bajó porcentualmente: pasa de 38,6% en 2019 a un 29,4% en 2020. «Este dato debe ser interpretado de forma prudente, puesto que estimamos que de continuar el deterioro de las condiciones de vida la intención puede cambiar nuevamente, con riesgo a profundizarse de forma marcada en 2021», advierte Abel Saraiba, coordinador adjunto de Cecodap y del Servicio de Atención Psicológica Crecer Sin Violencia.
La migración hoy día tiene que ver con la búsqueda de sobrevivir. Al día de hoy la incertidumbre sobre la realidad económica supone la principal motivación para la migración en un 22,4% de los casos.
La dinámica socioeconómica de Venezuela lejos de presentar un panorama más optimista experimenta un marcado deterioro que deviene en un agravamiento de la emergencia humanitaria compleja con el sufrimiento asociado para la población, especialmente para los niños, niñas y adolescentes.
Madres como cuidadoras
Un dato que diferencia la niñez dejada atrás reportada en 2019 de la actual es que ahora hay un porcentaje mayor de niños, niñas o adolescentes que permanecen bajo el cuidado de sus mamás. Hoy las principales cuidadoras son las madres 50%.
Es un cambio considerable en la dinámica familiar frente a la migración de uno de los padres. Los hombres tienden en mayor medida a la migración y las madres ejercen un rol más activo en el cuidado de los niños y adolescentes. Los abuelos siguen teniendo un papel clave; pues 41,7% de los niños quedan a su cargo.
Saraiba prevé que frente a escenarios en los que incrementen nuevamente los flujos migratorios sería de esperarse que los abuelos vuelvan a ocupar el primer lugar como cuidadores.
Decir que las principales cuidadoras son madres y abuelas, representa una lectura de género que supone una mayor necesidad de apoyo frente a la doble vulnerabilidad de estas producto de la migración de sus familiares y por su condición de mujeres en sociedades patriarcales.
Otro factor que cambia la dinámica familiar en los migrantes es el retorno de sus miembros. Si bien es cierto que la pandemia y sus consecuencias impulsaron a los venezolanos a regresar, esta movilidad no fue masiva.
Entre 2019 y 2020 hubo una desaceleración; pasando de un 17% en 2019 a 15,1% en 2020. De acuerdo con el análisis de Cecodap, dicha variación parece responder a dos variables: la primera la pandemia y los cierres de frontera asociados a esta, junto a las consecuentes restricciones de movilidad. La segunda es que efectivamente las condiciones que dieron lugar a la migración venezolana; especialmente en cuanto a la emergencia humanitaria compleja no han cesado.
«Destacamos que el retorno puede suponer una decisión temporal, sujeta a modificaciones en el destino seleccionado, por lo que podría suponer un ejercicio pendular», apuntó Saraiba.
Atención a la salud mental
Uno de los aspectos que Cecodap resaltó en el informe es la escasa atención psicosocial que reciben los niños, niñas y adolescentes, en condición de niñez dejada atrás. Menos de 4% de los niños y sus familias reciben algún tipo de apoyo psicosocial para mitigar los efectos emocionales derivados de la migración.
Se trata de 839.059 niños impactados por la migración y aún así su salud mental cada día se ve más amenazada y recibe menor atención.
«Es sumamente preocupante, considerando que en Venezuela se ha producido un incremento notable en el deterioro de las condiciones de salud mental de los niños. Este año en el servicio atendimos 30% de las consultas por alteraciones del estado de ánimo. Cambios como ansiedad y depresión. De ese total, 20% presentó algún grado de riesgo suicida», indicó Saraiba.
Nota de prensa