Efe: Los hijos del chavismo que se le rebelaron a Maduro
Caracas.- Bajo la estampa de Hugo Chávez, son muchos los partidos de la izquierda -a la izquierda de la socialdemocracia- que vivieron y revolucionaron la política venezolana. Sin embargo, la deriva de su sucesor, Nicolás Maduro, terminó por romper la herencia de alianzas y, alrededor del Partido Comunista, se enfrentan hoy en lid electoral.El desafío salió caro. A dos de los grupos más identificados con el chavismo -Tendencias Unificadas Para Alcanzar el Movimiento de Acción Revolucionaria Organizada (Tupamaro) y Patria Para Todos (PPT)- el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) les arrebató las siglas y las entregó a unos exmilitantes más dóciles para el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv). El partido que fundó Chávez.
Inasequibles al desaliento, se han unido en la coalición Alternativa Popular Revolucionaria (APR), impulsada por el Partido Comunista de Venezuela (PCV) para las Legislativas del 6 de diciembre, con la intención de retomar las esencias de la revolución bolivariana y alejarse de la «política de ajuste macroeconómico burgués» que consideran que ha puesto en marcha Nicolás Maduro.
Los herederos
«El Gobierno de Maduro viene desarrollando una política contraria al compromiso y el acuerdo del presidente Hugo Rafael Chávez Frías (…). Hay una deriva totalmente contraria a lo que fue el compromiso del presidente Chávez con nuestro pueblo», explicó a Efe el secretario general del PCV, Óscar Figuera.
«Somos, no solo herederos, sino también defensores (del legado de Chávez), al igual que la mayoría del pueblo venezolano. En el pueblo venezolano, el planteamiento de Chávez, la lucha antiimperialista de Chávez, (…) son fundamentales en el diario y en la esperanza del pueblo venezolano», añade Ares Di Fazio, secretario general de Tupamaro.
«Ratificamos nuestra vía revolucionaria, ratificamos nuestros cambios y lo ratificamos porque hay un Psuv que se rindió, un Psuv que hoy señala que va ser la burguesía revolucionaria que es el nuevo sujeto de cambio», apostilla Rafael Uzcátegui, secretario general del PPT.
Uzcátegui, veterano militante, ya ni siquiera califica al partido del Gobierno como socialista, sino que considera que hay un «Psuvismo rico» pero «éticamente rendido al neoliberalismo y socialmente peleando por mantenerse en el poder a costa del salario, de las prestaciones sociales, de los precios y a costa de la salud». «A costa del bienestar del pueblo venezolano», subraya.
La lucha
Venezuela vive desde hace tiempo un proceso de dolarización de facto de la economía que tiene como referencia el mercado paralelo, pero, desde hace algo más de un año, la cotización oficial, la del Banco Central de Venezuela (BCV), ha mostrado una devaluación constante del bolívar soberano, lo que impulsa el uso de la divisa estadounidense.
Para los partidos que componen la APR, la lucha contra esa dolarización y las políticas del BCV están en el epicentro de las críticas.
Figuera, del PCV, denuncia que el Gobierno «ha venido instaurando» una dolarización que «agrede la soberanía monetaria de Venezuela».»En la misma medida en que se devalúa el bolívar, eso impacta en la capacidad adquisitiva de nuestro pueblo, de nuestra clase trabajadora, al final del día no tenemos la capacidad para poder adquirir los bienes fundamentales para nuestra existencia», destaca.
Más contundente es con las medidas de Maduro: «La política económica y monetaria del Gobierno venezolano, que se expresa hoy a través del BCV, sirve a los intereses del capital mientras agrede los derechos de nuestro pueblo, eso es lo esencial, es lo que en el fondo está aconteciendo».
Di Fazio critica que «la economía está dolarizada en todos los aspectos, desde el vendedor más modesto hasta el supermercado» mientras que «el salario se mantiene en bolívares y no es posible esa situación».
«Es un golpe criminal en contra de la capacidad de adquisición de nuestros trabajadores que salga un vocero del partido de Gobierno diciendo que son daños colaterales. Es un daño colateral que está afectando a mas del 80 % de la población, es muy reducido el porcentaje de la población que tiene acceso a divisas», subraya.
La herencia
Para el líder de Tupamaro, desapareció la capacidad que hace 15 años tenían los trabajadores de acceder a bienes de consumo y ahorrar «por un tema estructural».
«Estamos combatiendo ese modelo estructural, las prebendas que se están dando al capital transnacional y al capital nacional, estamos del lado de los que estamos padeciendo esta arremetida socioeconómica», añade Di Fazio.
«No es justo que nosotros, teniendo la capacidad de producir todos los alimentos que necesitamos, se esté restituyendo a esos terratenientes tradicionales la tierra que el mismo comandante Chávez le asignó a los campesinos», comenta.
Por su parte, Figuera cree que el Gobierno, «encabezado por el presidente Maduro, se ha expresado públicamente» sobre la necesidad de «construir una burguesía revolucionaria que no existe en los tiempos actuales».
La propuesta la hizo el ministro de Agricultura, Wilmer Castro Soteldo, quien aseguró que Venezuela debe «ir a la construcción de una burguesía revolucionaria y transformadora» y desató la ira de la izquierda venezolana.
Por eso, el dirigente del PCV considera que en Venezuela «hay dos vertientes de la corriente capitalista»: el Gobierno y la oposición. Y una tercera propuesta: la que él encabeza y que «plantea la salida revolucionaria a la crisis del capitalismo dependiente venezolano».Para él, en este momento, Gobierno y oposición, «caimanes de un mismo pozo son», puesto que «expresan los intereses del capital».
La respuesta
Poco tardó Maduro en responder. Después de que anunciaran que no irían a las elecciones junto al PSUV, en un acto alejado de la política electoral, el mandatario aseguró que no se dejaría llevar «por el infantilismo de la izquierda, hablador de gamelote (tonterías)», sin mencionar directamente a ningún partido.
Después llegaron las decisiones judiciales contra Tupamaro y PPT, una medida que Uzcátegui califica como «justicia medieval».
«Ha habido una decisión insólita, es como un juicio medieval, donde hay un dictamen y ese edicto nos sanciona y no dice por qué nos sanciona. Es la judialización del pensamiento y las ideas políticas», sostiene.
Para responder al gobernante, se aferra a la ironía y dice que «él es el maduro de la izquierda» y ellos «son los infantiles».
«Pero somos el infantilismo de Chavéz, el infantilismo que se atrevió a levantarse para demandar el poder. Somos el infantilismo de esa izquierda que ha peleado por las banderas democráticas, por el derecho de los trabajadores», asegura.
Frente a ello, considera que el PSUV representa a «la izquierda que se hizo millonaria» y «renuncia a ser la izquierda».
El debate está servido, pero parece difícil que aquellos que siguen haciendo política bajo la estela de Chávez vuelvan a pactar una alianza con Maduro.