Dieciocho años de lucha y próximas tareas
Desde hace dieciocho años Venezuela vive una confrontación entre quienes creemos en la democracia y quienes detentan el poder sin tener la aprobación de la mayoría y pisotean la Constitución y las leyes. En este lapso, los demócratas hemos acudido a todas los medios para intentar que cese la barbarie. Hemos participado en tres paros cívicos, acudido quince veces a depositar nuestros votos que fueron irrespetados, nos negamos a avalar el fraude electoral en tres oportunidades, además hemos acudido a infinidad de marchas de protesta, denunciado atropellos ante la Fiscalía, la Contraloría, Defensoría del Pueblo y tribunales. También grupos pequeños intentaron románticamente sacar a los rojos por la fuerza.
En el camino han sido abatidos numerosos compatriotas por las balas de guardias nacionales, policías y paramilitares rojos; otros han sido torturados, encarcelados o exiliados. No hemos tenido éxito porque la dictadura totalitaria cuenta con las armas y con jueces deshonestos, pero seguimos comprometidos hasta lograr éxito. Tenemos cuatro tareas por realizar. Dos son importantes y urgentes y otras dos también importantes pero un poco menos urgentes.
Cabe recordar que el 4 de abril 2002, los trabajadores petroleros iniciamos un paro en defensa de la meritocracia en Pdvsa, al que se sumaron la CTV y Fedecámaras, que culminó con la renuncia del presidente Hugo Chávez a solicitud de los militares, quienes pocas horas después cometieron el error de regresarlo al poder. Pidió perdón y prometió enmendarse.
No cumplió, por lo que continuó el malestar y el 2 de diciembre estalló otro paro cívico, esta vez convocado por la Coordinadora Democrática donde estaban representados todos los partidos democráticos, la CTV, Fedecámaras y otras organizaciones de la sociedad civil. Los trabajadores petroleros nos sumamos por iniciativa individual. Sin embargo, esta vez el gobierno se había preparado y, además, la purga en el sector militar, le permitió contar con un grupo de oficiales incondicionales.
La crisis se prolongó, lo cual obligó a actuar a la OEA y a un grupo de países amigos, constituyéndose una Mesa de Negociación y Acuerdos. El gobierno tuvo que ceder y se comprometió a realizar elecciones libres, justas y transparentes, separar y dar independencia a los poderes públicos; respetar los derechos humanos, la libertad de expresión, de información y también a limitar el uso de la fuerza por parte del Estado. Evidentemente no cumplió y no se pudo, o no se quiso, obligarlo a respetar lo acordado. Algunos que exigían a los petroleros sumarse a ese paro, posteriormente los criticaron por “dejar espacios vacíos”. No entendieron que para quienes tienen principios y valores no cabe trabajar con rojos mediocres y que había que hacer lo posible por sacar del poder a quienes violaban la Constitución.
Hoy tenemos por delante dos tareas. Este 6 de diciembre el régimen realizará una farsa electoral que no es reconocida por los países que integran la Unión Europea, por Canadá, Estados Unidos, ni por los principales países democráticos de hispanoamérica. Nuestra tarea consiste en no votar y convencer a los ingenuos o despistados de que es una operación de la dictadura para perpetuarse.
La otra tarea importante y urgente para los demócratas es participar activamente en la Consulta vinculante de acuerdo a la Constitución. Cuyos objetivos son: 1-Exigir elecciones parlamentarias y presidenciales libres y transparentes. 2- Rechazar la farsa del 6D de Maduro y 3- Pedir apoyo a la comunidad internacional para resolver la crisis en Venezuela. La misma se realizará por internet entre el 7 y 12 de diciembre en Venezuela y el mundo, , y el día 12 para quienes puedan asistir a los Centros a depositar su opinión. La información está disponible en la página www.consultaporvzla.com. Esta Consulta tiene que ser exitosa para debilitar al régimen. Los opositores no deben esgrimir excusas, ni ponerle peros.
Una de las tareas restantes es convencer a dirigentes, articulistas y tuiteros que luchan por la democracia, que este no es el momento de descalificar injustamente al presidente (e) Guaidó y a nuestros diputados. La unidad es un requisito necesario, pero no suficiente, para lograr desalojar a la dictadura. La otra tarea es atraer a gente bien intencionada del chavismo, no cerrarnos a negociaciones bien llevadas, ni a la posibilidad de una transición que no sea excluyente. Las tres primeras tareas son sencillas. La última es más complicada, pero no imposible.
Como (había) en botica: Los estadounidenses también tienen tareas pendientes. Los del partido Demócrata deben mantener a raya a los dirigentes que se exceden en su posición izquierdista. Los Republicanos deben marcar distancia de Trump, de su ego e intolerancia que debilita la democracia y no es la vía apropiada para convencer a los que tienen tendencias alejadas de los principios de nuestra civilización. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!