Balseros de Güiria completan la conversión de Venezuela en otra Cuba: ABC
Los cadáveres no solo llenan las calles del país durante los últimos años, sino que también han empezado a apilarse en el mar Caribe debido al naufragio de peñeros o botes de pescas en donde cientos de venezolanos (de 20 a 30 a personas por peñero), intentan escapar de la miseria. Así lo dijo hoy ABC en un trabajo.
Los cadáveres no solo han llenado las calles de Venezuela los últimos años, por la represión del régimen de Maduro, sino que han comenzado también a apilarse en el mar Caribe, por el naufragio de los peñeros o botes de pesca en los que cientos de venezolanos –de veinte a treinta personas por bote– intentan huir de la miseria.
El hallazgo a mediados de diciembre de los cuerpos de una veintena de personas, entre ellas cuatro niños, a unas seis millas de las costas venezolanas más próximas a Trinidad y Tobago, ha sido un toque de atención internacional sobre el éxodo que se está produciendo también por mar. La devolución al agua días después de 25 migrantes, 16 de ellos niños, por las autoridades trinitenses, que rechazaban su presencia en la isla (luego tuvieron que admitirlos por mediación judicial), habla de un drama que se ha ido acentuando a lo largo de 2019 y especialmente de 2020.
Millones de venezolanos han cruzado andando las fronteras terrestres con Colombia y Brasil, y de ahí muchos han pasado a otros países (la emigración total llega a los 5,4 millones de personas), pero la novedad informativa es que además está habiendo huidas por mar, con destino sobre todo a las islas más cercanas, como Curazao o Aruba, que son dependencias de Países Bajos, y Trinidad y Tobago. Trinidad, a tan solo 15 kilómetros de Venezuela, puede albergar en estos momentos unos 40.000 venezolanos, la mayoría de los cuales ha debido llegar en peñeros.
Si en lugar de usar esta palabra venezolana utilizamos patera, en España nos haríamos una mejor idea de la tragedia en marcha, pues nos vendrían a la mente las imágenes de embarcaciones hacinadas que cruzan el Mediterráneo, repletas de migrantes subsaharianos que muchas veces encuentran la muerte en la travesía o quedan peligrosamente a la deriva por la negativa a ser recibidos en puerto. Si a esos refugiados los llamamos balseros, entonces pensamos directamente en el éxodo de cubanos buscando las costas de Florida.
Igual que Cuba
La única manera de salir de Cuba sin autorización del Gobierno castrista es echarse al mar. Quien no puede justificar un viaje en avión, planeado secretamente para pedir asilo en el exterior, o no puede pagárselo, debe recurrir a la balsa. Hasta en eso Venezuela se asemeja ya a Cuba, completando una creciente identificación que ya a comienzos de este año tuvo otro símbolo: Maduro apareció por primera vez vestido con uniforme militar, como habitualmente hacían los Castro; también ocurría de vez en cuando con Chávez, pero a diferencia de este Maduro nunca ha pertenecido al cuerpo castrense.
Si Venezuela se encontrara a solo 150 kilómetros de Estados Unidos como está Cuba, el fenómeno de los balseros se multiplicaría, generando episodios como el de los «marielitos» de 1980. Sin tener ya garantizado el asilo en EE.UU. como antes (la última versión de acogida, la ley política de «pies secos, pies mojados» fue suprimida por Obama), los cubanos han dejado de lanzarse al mar, pero a los venezolanos parece no quedarles otro remedio.