Responsabilidad personal instranferible
2020 ha sido un año muy malo para los venezolanos. El proceso de destrucción institucional se aceleró de manera impresionante. Veníamos sufriendo un golpe de estado de ejecución progresiva, pero entre la pandemia del coronavirus, la corruptela generalizada del régimen, la inseguridad de las personas y de los bienes y, en fin, cualquier cantidad de factores adicionales incluyendo la dolarización desordenada existente y los disparates del combo Maduro-Cabello, estamos quedando sin opciones.
Diciembre ofrece la oportunidad de cerrar el año con un toque de optimismo con relación al futuro inmediato. El régimen ha convocado una “elección parlamentaria” de manera ilegítima e irregular. Será el primer gran momento para cerrar el año con una manifestación de voluntad clara de la nación en contra de la intención totalitaria del citado combo.
En este caso llamamos a no votar.
Para ese día debe realizarse un gran paro nacional que deje al descubierto el poco respaldo del pueblo a quienes pretenden prolongar la usurpación. Desde el mundo opositor realizaremos las operaciones de control y observación para denunciar el fracaso del fraude ante propios y extraños y dar un paso largo hacia la liberación del país.
Inmediatamente después se realizará la gran Consulta Popular en base a las tres preguntas concertadas con la participación protagónica de la sociedad civil, de la Asamblea Nacional legítima y, por supuesto, del Presidente (e) Juan Guaidó. Llegar hasta aquí no ha sido fácil, pero ha sido posible dejando de lado los protagonismos personales y los circunstanciales intereses grupales y partidistas. Se está construyendo una verdadera unidad nacional para poner fin a la usurpación, iniciar el camino hacia la Venezuela que queremos y despejar la ruta para unas elecciones presidenciales y parlamentarias inobjetables.
De esta manera podemos cerrar este fatídico año 2020 con una fuerte inyección de fe y esperanza en un futuro que está empezando desde ahora. Pero cumplir con lo señalado para estas dos jornadas decembrinas exige el ejercicio de una dosis máxima de responsabilidad personal de cada ciudadano. Lo demás vendrá por añadidura.
Todos los interesados en un mañana mejor tenemos que cerrar filas en la lucha común para conseguirlo. Quienes no estén de acuerdo, por favor no molesten. No le hagan el juego al régimen a menos que se sincericen de una vez por todas y se ubiquen en el campo del oficialismo.
Más de dos décadas han sido suficientes. Los resultados están a la vista. El mundo entero sigue con atención los procesos en marcha. Tengo la convicción de que ese mundo está listo para prestarle a Venezuela toda la ayuda y colaboración que sean necesarios. Tampoco a ellos podemos defraudarlos. En consecuencia, no votar el próximo 6 de diciembre y participar activamente en la Consulta Popular son tareas inaplazables.
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