¿Pudiera surgir otra fuerza política en EEUU?
El desenlace tumultuoso de las elecciones presidenciales en EEUU da espacio a muchas especulaciones, sobre todo en tiempos que señalan el quebranto de las fidelidades políticas alrededor del planeta.
Si es en América Latina podríamos hablar de nuestra vecina Colombia que ha dejado en el pasado a liberales y conservadores, generando a otras fuerzas sustitutas representadas en el Uribismo, y la izquierda integrada por diferentes facciones. Si nos referimos a México el PRI y los conservadores del PAN han sido arrinconados por el partido de AMLO, el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), y si damos a vistazo a Venezuela la crisis de la oposición identifica una parálisis y una deslegitimación profunda, que se extiende incluso al PSUV sostenido solo por la fuerza de las armas.
En cuanto a Europa desde los tiempos del eurocomunismo despacharon al socialcristianismo, italiano, al PSI y al Partido comunista italiano de Enrico Berlinguer, para que surgiera las coaliciones de la Liga de la Margarita, La Liga del Norte entre otras formaciones políticas. Otro tanto se ha expresado en la Francia con el surgimiento de la República en Marcha del presidente Emmanuel Macron, al desplazó a los radicales del RPR y al legendario Partido Socialista de François Mitterrand, igual suerte han sufrido los partidos comunistas de Europa barridos por la caída del Muro de Berlín, solo han conocido un respiro en la Alemania unificada con la formación Die Linke (La Izquierda), en el cuestionado dictador Lukashenko de Bielorrusia y en el partido Rusia Unida de Vladímir Putin.
A una semana de las elecciones norteamericanas se ha observado que la actitud de Donald Trump, de no aceptar el resultado, pudiera abrir profundas grietas en el sistema político de ese país y a percibirse en la Casa Blanca un ambiente de conspiración, que señala a enemigos por todos lados, incluso en el propio partido republicano luego de que el expresidente George W. Bush reconociera a Joe Biden como presidente electo.
En su gestión Trump ha generado una base propia más allá del partido republicano, basados en el supremacismo blanco como señala un reportaje de El País de España (28/10/2020) “Incluso aunque Donald Trump acabe derrotado su base de apoyo no le abandonará. Las gorras de MAGA (“Make América Great Again”), las franelas con el nombre de Trump y las pegatinas para la culata del arma son símbolos muy valiosos para el 30% de los estadounidenses. Consideran que el “verdadero” Estados Unidos es suyo y, si las elecciones no salen como esperan, se volverán todavía más extremistas para recuperarlo. El 30% en un país de más de 300 millones de habitantes son muchos extremistas”.
En esa dirección también apunta el movimiento QAnon, soporte de Trump en elecciones, lo que permitió lograr un escaño al ser electa Marjorie Taylor Green al parlamento. QAnon sostiene que los afroamericanos son esclavos del partido demócrata y la invasión del islamismo a la nación más poderosa del planeta.
La gran interrogante, de ratificarse el resultado de Joe Biden como presidente de EEUU y de no sentirse el actual presidente apoyado por el Partido Republicano, sería capaz Trump de abrirse por la derecha y promover un nuevo partido? Esta es una especulación en un terreno donde todo es posible como lo es la política, que al mismo tiempo no deseamos, ya que vientos de autoritarismo invaden al planeta ante el avance del autoritarismo ruso y chino, y amenazan las conquistas democráticas globales logradas en más de un siglo de construcción de sistemas democráticos estables en los cinco continentes.
Movimiento Laborista