No salir el 6 de diciembre es un acto de rebeldía
El mundo sabe que no son elecciones. Son otra forma bochornosa de actuación de la mafia enquistada en el Estado venezolano.
Tienen sabor a fraude, como llama Juan Diego Madueño a las croquetas falsas que hoy imperan en el mundo gastronómico. No son elecciones. Tampoco son croquetas.
La diferencia es que las otrora codiciadas frituras las puedes pedir o no. Nadie te obliga. Los falsos comicios de estos tiranos son un nuevo asalto para seguir esquilmando el país y sus riquezas. En esta oportunidad es un atraco electoral y los resultados ya están listos, propiciando un golpe de engaño, como hicieron con la falsa constituyente. Son insultos y desafíos de estas envalentonadas rapiñas, cuyas alas están manchadas para siempre por el olor a muerte que despiden.
No soy quien para criticar a los invitados a este espectáculo gansteril. Ya sabrán que esta estructura de delincuencia organizada no les perdonará. Tienen un ejemplo de despedida a un candidato en el estado Trujillo. Un tiro en la cabeza porque el PSUV dio la orden a las Faes, que son en la práctica lo mismo, y no les gustaba el iluso aspirante.
La ciencia política moderna califica a ciertos tipos de Estados como “democraturas” y terminan siendo groseras dictaduras, que violentan los derechos humanos y políticos en general. Es decir, son remedos de democracias.
El problema de Venezuela es que ya pasó por ese río, y como hemos repetido aquí, no hay categorías políticas, ni constitucionales, ni legales que valgan; estamos en presencia de una poderosa mandilandinga multinacional, cuyos parámetros no cambiarán ni que fueran elecciones de verdad.
El problema radica en que el 95 por ciento de la población sufre el sometimiento delincuencial, donde participan terroristas de todo el planeta.
Este domingo 6 de diciembre se impone una protesta pacífica, que tiene un gran potencial, sin exponer la vida, ya que el régimen no duda en cometer masacres.
La investigadora Érica Chenoweth ha demostrado en sus estudios la importancia de las protestas pacíficas y cómo triunfan cuando se actúa disciplinadamente.
Ya se han activado para esta ocasión diversos métodos, que van tejiendo la respuesta final. En este caso no salir el 6 de diciembre, y así demostrar que es un poderoso método de rebeldía social. Las redes se encargará de mostrar al mundo esta maravillosa forma de boicot, basado en la inactividad total.
Quedarse en casa es una muestra de desobediencia. Es una huelga contra la injusticia. Ya nos movilizaremos para el llamado de la consulta en días posteriores.
De todas formas este 6 los resultados están cantados. El grupo facineroso del CNE, bajo la dirección en el terreno del bautizado como “el roba votos”, Carlos Enrique Quintero Cuevas, el súper multiplicador de sufragios, entregó al usurpador los resultados “irreversibles” -para el visto bueno del déspota-con 15 días de anticipación.
El hamponato electoral está a un clic para ratificar el nuevo crimen social con albardillas maléficas.
PD. La Universidad de Los Andes. ULA. Mérida. Venezuela, a la que pertenezco, sufrió la semana que acaba de concluir, dos pérdidas sensibles. El decano de ciencias jurídicas y políticas, Dr. José Luis Malaguera y el Dr. Juan Astorga “Juanin”, de arquitectura y humanidades. Profesores e investigadores de gran valía. Ciudadanos honorables, que recordaremos con respeto y admiración.