Venezuela y Nueva Granada, unidas por la Independencia
Cuando Manuel Palacio Fajardo dijo elocuentemente el 5 de julio de 1811, en el Congreso de Venezuela que decidió la Independencia, que “Venezuela se basta a sí misma”, no resultó cierto porque se sufrió un cisma. Maracaibo, Coro y Guayana permanecían realistas, querían continuar (como en Cuba y Puerto Rico) como fieles vasallos del Rey español cautivo de Napoleón. Existió una mayoría venezolana para declarar la Independencia, pero no hubo consenso, menos unanimidad. De allí la guerra civil. En Nueva Granada (la actual Colombia, que incluía Panamá), la abrumadora mayoría quería la Independencia (Pasto fue una excepción), pero surgió la guerra civil, por la insensatez de querer imponer a la fuerza, ya la Federación, ya el Centralismo.
Y nuestras guerras civiles facilitaron todo a España, que contó con los oficiales y tropas de sus Reales Ejércitos y Milicias que le permanecieron fieles en América, con los caudillos realistas y sus huestes (españoles y criollos) y con las expediciones y fuerzas navales que llegaron contra los patriotas de Venezuela y Nueva Granada desde Puerto Rico, Cuba y España, porque la Guerra de Independencia, fue, simultáneamente, guerra civil e internacional:
España (que luchaba por su propia Independencia contra la invasión de los Ejércitos de Napoleón) movió sus fuerzas (de Europa, América y Canarias) y desde 1810 ordenó el bloqueo naval de las costas de Tierra Firme; en 1812 llegó la expedición de Monteverde (1.500 hombres y 4 barcos), en 1813 la de Salomón (1.200 hombres y 8 barcos), en 1815 la de Morillo (12 mil hombres y 62 barcos), en 1817 la de Canterac (3 mil hombres y 9 barcos), en 1820 la de Laborde (1.600 hombres y 5 barcos) y no llegó la de Quiroga y Riego (24 mil hombres y 250 barcos) porque se alzaron en España contra el absolutismo.
Ante el enorme desafío militar que fue España, para vencerla fue necesaria la unión de Venezuela y Nueva Granada, que ya en 1811 suscribieron un “Tratado de Alianza y Confederación”, y desde entonces y hasta 1830 fueron más que aliadas. Se unieron, se fusionaron, en sus esfuerzos para lograr la Independencia. Esto explica que al regresar de Bogotá en 1811, el embajador de la Junta Suprema de Caracas, José Cortés de Madariaga, el famoso “canónigo chileno”, trajera además del Tratado, 250 mil pesos como donación de los neogranadinos, y que a la caída de la Primera República en 1812, Nueva Granada recibiera con generosidad a los emigrados venezolanos y a los militares los integrara en sus ejércitos.
Fue el Congreso de Nueva Granada quien ascendió a General al Coronel Simón Bolívar y quien le dio el “Ejército Expedicionario Libertador de Venezuela”, integrado en su mayoría por tropas neogranadinas, para realizar en 1813 la famosa “Campaña Admirable”.
Bolívar se ganó estos apoyos porque antes, titulándose “El Terror de los Tiranos”, efectuó la victoriosa “Campaña del Magdalena”, por la que libró de fuerzas realistas el río Magdalena. Después triunfó en los Valles de Cúcuta e inició la “Campaña Admirable” que lo llevará triunfante a Caracas. Años después, en 1819, será el mismo Bolívar, con un ejército con mayoría de venezolanos, y con neogranadinos, que cruzará los Llanos, efectuará “El Paso de los Andes” y libertará Nueva Granada (Batalla de Boyacá), para después crear, con el Congreso de Angostura, la “República de Colombia”: Un solo Estado integrado por Venezuela, Nueva Granada (la actual Colombia, que incluía Panamá) y Quito (el actual Ecuador), que logrará su Independencia global al libertarse el resto de Venezuela en 1821 (Batalla de Carabobo) y el Ecuador en 1822 (Batalla de Pichincha).
Todo fue posible porque, al insurgir, los patriotas hispanoamericanos se sintieron y actuaron como un mismo pueblo, porque todos eran súbditos españoles y querían no serlo, para elevarse a ser ciudadanos del continente colombiano, el nombre que inventó Miranda para Hispanoamérica. Es importante no olvidarlo.
En Venezuela, en esos 20 años, desde 1810, con el primer paso a la Independencia, hasta 1830, cuando termina la Colombia de Bolívar, actuaron como protagonistas muchos neogranadinos, como Zea, Padilla, Girardot y Ricaurte. Y en Nueva Granada actuaron en roles estelares durante esos mismos 20 años, no solo Bolívar, también Urdaneta, Sucre, Flores, Valdés, Montilla y Bermúdez en Cartagena y Páez en los Llanos de Casanare.
Por eso decimos que venezolanos, colombianos, panameños y ecuatorianos somos en esencia, más que pueblos hermanos, un mismo pueblo, porque en el pasado, unidos, fuimos todos “colombianos” y logramos ser exitosos, pero no se entendió la necesidad de crear, ya ganada la guerra, una Federación y “Colombia” se desmembró.
Quizá algún día lograremos unirnos como “Estados Unidos de Hispanoamérica”, emulando a los Estados Unidos de América y a la Unión Europea, en una Federación basada en la vigencia absoluta de los Derechos Humanos, con una democracia tan fuerte, con poderes públicos autónomos y en un Estado de Derecho tan sólido, que ningún personalismo (siempre malsano), y menos una impensable dictadura, pueda intentar derribarla, sumergirla en un tremedal ni degradarla a colonia.