Jueza nominada por Trump evita aclarar si el presidente tiene derecho a autoindultarse
Washington.- La jueza ultraconservadora Amy Coney Barrett, nominada por el presidente de EEUU, Donald Trump, para cubrir una vacante en el Tribunal Supremo, evitó este miércoles pronunciarse sobre los poderes del mandatario, aunque aseguró que «nadie está encima de la ley».
Barrett, católica y de 48 años, comparece desde el lunes ante el Comité Judicial del Senado de EEUU, donde está siendo interrogada por los legisladores sobre su visión legal respecto a temas tan controvertidos como el derecho al aborto y al voto, así como el futuro de la Ley de Cuidado Asequible (ACA, en inglés), conocida como Obamacare, la reforma sanitaria impulsada por el predecesor de Trump, Barack Obama (2009-2017).
En el que quizás fue el momento más polémico del día, la jurista conservadora aseguró que nadie esta por encima de la ley, pero eludió aclarar si el presidente tiene derecho a autoindultarse, como ha alegado Trump en el pasado.
Barrett no se moja sobre los poderes del presidente
Fue el senador demócrata por Vermont Patrick Leahy, quien le preguntó a Barrett sobre los poderes del mandatario y si ella pensaba que no hay ningún estadounidense por encima de la ley.
«Estoy de acuerdo, nadie está por encima de la ley», respondió Barrett, ante lo que Leahy señaló a continuación: «¿Un presidente tiene un derecho absoluto a perdonarse a sí mismo por un delito? Es decir, oímos esta pregunta tras el juicio político al presidente (Richard) Nixon» (1969-1974).
La magistrada contestó: «Senador Leahy, hasta donde yo sé, esa cuestión nunca se ha litigado, esa pregunta nunca se ha hecho, esa cuestión puede que se presente o no, pero apela a un análisis legal sobre lo que es el alcance del poder de perdón. Como sería opinar sobre una cuestión abierta sobre la que no he estado en un proceso judicial para decidir sobre ella, no puedo ofrecer mi punto de vista».
En 2018 Trump afirmó que tenía el «derecho absoluto» a perdonarse a sí mismo, pero aclaró que no lo haría porque no había hecho «nada mal», en relación con la investigación federal en marcha en ese entonces sobre la llamada trama rusa, que llevó a cabo pesquisas sobre la presunta injerencia de Moscú en los comicios de 2016.
Y cree que el Supremo no puede obligar a cumplir sus fallos
En otro punto de vista controvertido, Barrett consideró, además, que el Tribunal Supremo no tiene recursos para garantizar que la gente cumpla sus decisiones, ni siquiera el presidente: «El Tribunal Supremo no puede controlar lo que el presidente obedece».
La jueza mencionó que el presidente Abraham Lincoln (1861-1865) desobedeció en una ocasión la orden de una corte de menor instancia durante la Guerra Civil estadounidense.
«Las cortes no tienen ni fuerza ni voluntad, en otras palabras, no podemos hacer nada para hacer cumplir nuestras propias sentencias», dijo Barrett.
«En cuestión del derecho, el Tribunal Supremo puede tener la última palabra -subrayó-. El Tribunal Supremo carece de control de lo que ocurre después de eso. Depende de las otras ramas (del poder) para reaccionar a sus decisiones de manera acorde».
Trump ha insinuado en varias ocasiones que podría no aceptar el resultado de las elecciones del próximo 3 de noviembre, en las que se bate con el exvicepresidente demócrata Joe Biden, si no resulta ganador y, desde hace meses, lleva agitando las sospechas de que se produzca un hipotético fraude debido al voto por correo, que será fundamental debido a la pandemia de coronavirus, con lo que no es descartable que el escrutinio de las elecciones acabe en esa corte.
Por otro lado, la semana pasada, un tribunal de apelación dictaminó que la Fiscalía del sur de Nueva York podía exigir a Trump su declaración de impuestos, mientras que el abogado del presidente, Jay Sekulow, adelantó que recurrirá al Supremo con la esperanza de evitar el envío de esos documentos.
Leahy intentó poner a la jueza en apuros con otra pregunta sobre la cláusula de la Constitución sobre los emolumentos que puede recibir el presidente, que sirve para limitar cualquier influencia exterior prohibiendo al jefe de Estado recibir regalos del extranjero.
Además de eludir opinar sobre los emolumentos
En ese sentido, el senador, que citó informaciones aparecidas en medios de comunicación, cuestionó a Barrett sobre si los negocios inmobiliarios de Trump, con sus hoteles y clubes, por valor de decenas de millones de dólares con entidades extranjeras entrarían en esa cláusula.
Y la jueza se mostró de nuevo esquiva: «Al ser algo que se está litigando, está muy claro que es algo sobre lo que no puedo expresar mi opinión, porque podría acabar ante mí».
Más allá del asunto de los poderes del presidente la sesión de este miércoles ante el Comité Judicial transcurrió a grandes rasgos entre los intentos de los demócratas de desprestigiar a Barrett por sus visiones sobre el aborto y el Obamacare, frente a los republicanos que intentaron protegerla y la alabaron.
El presidente de dicho comité, el senador republicano Lindsey Graham, abrió la sesión de hoy proclamando la probable confirmación de Barrett en el pleno de la cámara, de mayoría conservadora, como «una victoria histórica» para una mujer abiertamente antiabortista.
«Esta es la primera vez en la historia estadounidense que hemos nominado a una mujer que sin sufrir vergüenza es provida y abraza su fe sin disculpas, y va a ir a la corte (suprema)», auguró Graham.
Barrett no obstante ha evitado responder a las preguntas constantes por parte de los demócratas sobre cual será su opinión si se presenta un caso relacionado con el aborto, aunque ha dejado claro que se opone a este derecho.
Los republicanos quieren confirmar a Barrett en el pleno del Senado el 22 de octubre, por lo que podría vestir la toga del Tribunal Supremo antes de las elecciones del 3 de noviembre.EFE