Indecisión olímpica
En el mundo deportivo venezolano se hizo tendencia la ejecución del atleta iraní Navid Afkari. Navid fue uno de los miles de ciudadanos iraníes que participaron en manifestaciones espontáneas ese año contra las dificultades económicas y la represión política en Irán. Sin embargo, ha sido un blanco injusto de las autoridades iraníes que quieren convertir a un atleta popular y de alto perfil en un ejemplo para intimidar a otros que podrían atreverse a ejercer su derecho humano a participar en protestas pacíficas.
Atletas, entrenadores y dirigentes de la Federación Venezolana de Lucha comentaban entre sí los aspectos relacionados con este trágico acontecimiento.
Me llamó la atención, dijo un entrenador, que el régimen de los ayatolas no le paró bola al repudio internacional que causo la sentencia a la pena de muerte ni a las diferentes solicitudes humanitarias para que dicha sentencia fuese reconsiderada.
Así fue, señaló un atleta que forma parte de la selección venezolana de lucha. El régimen iraní fue oídos sordos ante la solicitud de la Asociación Mundial de Jugadores (WPA, por sus siglas en inglés), un organismo internacional que representa a 85.000 atletas en todo el mundo, que protestó por la sentencia y pidió que se amenazara a Irán con la expulsión del deporte internacional, incluido el movimiento olímpico, si se llevaba a cabo la ejecución.
Un dirigente de la Federación Venezolana de Lucha intervino para exponer que el Comité Olímpico Internacional (COI) se mostró “impactado” por la ejecución del atleta y lamentó que no se tuvieran en cuenta las súplicas de atletas de todo el mundo y los llamamientos personales del presidente Thomas Bach al líder supremo iraní, Alí Jameneí.
Es verdad, dijo otro de los entrenadores, hubo una petición del COI de suspensión de la pena. Pero, en mi criterio personal, debo decir que posteriormente frente a la negativa del régimen, dicho comité mantuvo y mantiene una posición de ambigua frente a las decisiones que debe adoptar en consecuencia. Me pregunto: ¿atenderá la petición de la Asociación Mundial de Jugadores de expulsar a Irán del movimiento olímpico o se escudará en el cuestionado principio de «Neutralidad Política» del olimpismo para mirar hacia otro lado y no sancionar al régimen iraní por el asesinato del atleta?
No debemos olvidar, pidió uno de los atletas, que Navid Afkari fue condenado apoyándose en una confesión obtenida tras haber sido torturado, tal como lo revela una grabación de audio, sacada secretamente de la cárcel donde estaba detenido. Afkari dijo que fue torturado y forzado a confesar el crimen. “Si me ejecutan, quiero que sepan que una persona inocente, que intentó y luchó con todas sus fuerzas para ser escuchada, fue ejecutada».
Un dirigente deportivo intervino para decir que, llama la atención que hasta el momento el Comité Olímpico Venezolano no ha dicho «ni pio» en relación a este trágico acontecimiento.
Ni va a decir nada. No te olvides que el régimen venezolano cuenta con el apoyo de Irán y entre camaradas no se van a pisar la manguera. El silencio del olimpismo venezolano no es indecisión sino silencio cómplice con el régimen iraní.
Un abogado presente en las conversaciones intervino para exponer que el reciente Informe de la Organización de las Naciones Unidas sobre la violación de los Derechos Humanos en Venezuela «demuestra que las autoridades del Estado -tanto a nivel presidencial como ministerial- ejercían poder y supervisión sobre las fuerzas de seguridad civiles y militares, y las agencias identificadas como autoras de las violaciones y crímenes documentados”.
¿Y eso que tiene que ver con lo que estamos tratando?
Bueno, que aquí en el país también están dadas las condiciones para que el olimpismo venezolano también pueda ser sancionado en el área deportiva por la complicidad silenciosa de sus autoridades con regímenes acusados de crímenes de Lesa Humanidad.
Tiene toda la razón, expresaron de manera unánime todos los presentes, deberíamos hacer esa solicitud.