Chile decidió mirar a futuro
El domingo 25 se octubre pasará a la historia de Chile como el día en que los 40 años de dominio de la Constitución pinochetista quedarán atrás. Un inédito plebiscito en el cual casi el 80% de los chilenos acordó votar por una nueva Constitución y votar a favor de un sistema popular de elección de los miembros de la Constituyente sin participación de los partidos políticos ni de sus congresistas.
Los electores que participaron en este acto electoral fueron un poco más del 50% (la más alta participación en los últimos años), quienes lo hicieron en forma rápida y ordenada, no tuvieron incidentes de ningún tipo. Fue uno de los actos electorales más importantes considerando que la mayoría de los votantes fueron gente joven.
A pesar de la pandemia del coronavirus, los argumentos a favor del cambio constitucional van más allá de las políticas del 2020. Esto nos lleva a tomar en cuenta lo que dicen muchos filósofos e investigadores que debaten si los eventos de nuestro siglo pueden cambiar el sino de nuestra especie en los próximos miles o millones de años. ¿Será Chile un nuevo ejemplo para la humanidad? La hipótesis de la «bisagra de la historia» propone que, ahora mismo, estamos en un punto de inflexión. ¿Es plausible o creíble esto?
El asunto es: ¿qué sucederá mientras entra en vigor la nueva Constitución? ¿Qué le espera a Chile? En el más inmediato futuro los analistas estiman que la gran victoria que logró el “Apruebo”, con más del 78 % de los votos, significa que la redacción de una nueva Constitución en un plazo de no más de un año debería disminuir las protestas sociales y el abuso del lumpanato narcotraficante (que se aprovecha de las genuinas protestas), iniciadas en 2019 contra el alza en el precio del pasaje del Metro y convertidas luego en un clamor por un modelo socioeconómico más justo. “Van a bajar la intensidad de las movilizaciones porque va a existir una forma de canalizar las demandas, pero no desaparecerán del todo”, dijo Claudia Heiss jefa de la carrera de Ciencia Política de la Universidad de Chile.
El Rechazo, que era la otra opción del voto del plebiscito triunfó solamente en 5 regiones electorales: en Venezuela, en donde creen que una nueva Constitución permitiría un gobierno como el de la dictadura chavista-madurista, que es defendida por algunos de los partidos de izquierda chilena como el Partido Comunista; en la comuna Antártica, en donde la mayoría de los electores son militares. Esto es para una especial lectura entre los analistas. ¿Por qué los militares votaron por el rechazo? Finalmente en tres comunas de Santiago, Vitacura, Las Condes y Lo Barnechea, en donde habitan casi todos los partidarios de la ultra derecha chilena que se oponía al apruebo y defendían la Constitución de Pinochet.
La votación en este plebiscito fue, sin duda, la más importante en tres décadas de democracia, y se planteó como la mejor vía institucional para poner fin a la mayor crisis social de la democracia, que dejó graves señalamientos por violaciones a los derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad, en especial de Carabineros, policía que ya está en reestructuración debido a esto.
Pero, el votar por una nueva Constitución no era la única decisión que tenían que tomar los electores chilenos, quienes decidieron por más del 79 % de los votos que el texto lo redactará una Convención Constituyente, formada por 155 miembros de la sociedad civil (50 % mujeres y 50 % hombres) escogidos el próximo 11 de abril, dejando fuera a todos los congresistas y partidos políticos. Este significa que los chilenos, además, quieren cambiar la ineficaz y corrupta clase política que en la práctica nada hicieron por el pueblo y que inclusive se olvidaron de las víctimas de la dictadura.
De esta manera, esta Constitución, será de las tres que ha tenido Chile en sus 200 años de independencia (1833, 1925 y 1980), en la única en no ser escrita a “puertas cerradas” Por otra parte, los chilenos deberán ir a las urnas nuevamente el 11 de abril de 2021 para elegir a sus miembros constituyentes que se instalarán como Convención Constituyente que deberá redactar y aprobar una propuesta de texto de Nueva Constitución en el plazo máximo de nueve meses, que se podrá prorrogar por tres meses, pero una sola vez.
Ojalá que el pueblo sea capaz de elegir a las mejores mentes para redactar esta nueva Carta Magna. Debemos recordar que durante el último gobierno de Michelle Bachelet que se inició a partir de 2014, efectuándose un presunto texto constitucional en el que participaron miles de ciudadanos sin que este fuera aprobado por el Congreso, como esperaba la Mandataria. Lo bueno de eso es que los nuevos Constituyentistas no deberán partir de fojas cero pues ya tienen una gran base redactada.
Lo esencial de la nueva Constitución será la preservación de la democracia y las libertades, que sea capaz de crear una nueva forma de gobierno no permitiendo las colusiones empresariales, ni los monopolios y oligopolios a no ser que estos sean estatales, es decir, del pueblo. Debe ser una Constitución que no sea experimental y fundada sobre las bases de la libre expresión popular y participación. Debe ser una Constitución que preserve al pueblo de caer en tiranías y represiones como lamentablemente ha sucedido en otros países.
Cuando la Convención Constituyente comunique que ha terminado su propuesta de texto, la cual debe ser aprobada por al menos 2/3 de los Constituyentes, el Presidente(a) del país convocará a un nuevo plebiscito para que los ciudadanos lo aprueben o lo rechacen, y a diferencia del día 25 de octubre 2020, el voto será obligatorio para los que residen en Chile. Este “plebiscito de salida” de aprobación o rechazo de la nueva Carta Magna se realizará 60 días después de que el Presidente/a lo haya convocado.
“Chile dará una señal importante a Latinoamérica, luego de procesos constituyentes que han sido conducidos por figuras populistas para perpetuarse en el poder”, dijo Javier Couso, catedrático de Derecho en la Universidad de Utrecht (Holanda), sobre el proceso chileno, el cual según él podría ser una Constitución más bien socialdemócrata, recordando que la actual constitución de Pinochet ideada por el abogado neoliberal Jaime Guzmán, y que fue reformada más de 50 veces en democracia, ésta es considerada la madre de las desigualdades del país por fomentar la privatización de servicios básicos y limitar las leyes sociales.
Por eso y mucho más, el triunfo del Apruebo se considera una victoria de las demandas ciudadanas para instaurar un modelo socioeconómico más justo que emanaron de las calles no solamente en 2019 sino que mucho antes, en especial con las protestas estudiantiles y que clamaban por más derechos sociales.
“La Constitución no va a subir las pensiones, ni va a mejorar la educación o la sanidad. Lo que sí va a hacer es responder al problema de la deslegitimación de las instituciones, sentando las bases de unas nuevas que respondan a todas esas demandas, dijo Fernando Atria, constitucionalista, ex candidato presidencial y considerado el ideólogo de las protestas estudiantiles de 2011.
PhD. – Docente- Chile
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