Desde 2016 a la actualidad, las disputas entre el presidente estadounidense y las estrellas de la NFL han sido incesantes, aunque el punto álgido hay que situarlo en el famoso mitin de Donald Trump en Alabama en septiembre de 2017.
En él, dirigiéndose a los propietarios de las franquicias de la NFL, Trump dijo la frase “Get that son of a bitch off the field right now! He’s fired! He’s fired!” (¡Saquen a ese hijo de puta del campo ahora mismo! ¡Está despedido! ¡Está despedido!) y les instó a que echaran a todos los jugadores que protestaran durante el himno.
La reacción del mundo de la NFL no se hizo esperar con protestas en masa en la que tanto jugadores y entrenadores como propietarios se unieron contra el presidente y se arrodillaron durante el himno.
En ese proceso de ataque incesante contra los deportistas que públicamente manifiestan su posición frente a la discriminación racial y la violencia policial, se suma la reiterada suspensión de la visita de los equipos campeones a la Casa Blanca, bien por orden del mandatario o por el rechazo de los jugadores.
Los Philadelphia Eagles, ganadores del Superbowl, es uno de esos conjuntos que no han tenido recibimiento por parte del presidente norteamericano. Los Washington Capitals, campeones de la Stanley Cup, todavía no han acudido a la Casa Blanca pese a la entusiasta felicitación de Trump cuando se proclamaron vencedores. Especialmente sincera fue también Cheryl Reeve, entrenadora y general manager de las Minnesota Lynx, después de que su equipo se proclamara en 2017 campeón de la WNBA por cuarta vez en su historia y no fuera invitado por Trump a la tradicional visita a la Casa Blanca. Los Golden State Warriors tampoco han visitado la Casa Blanca en ninguno de sus dos últimos campeonatos de la NBA.
Por su parte, Trump también aprovechó su oportunidad el pasado 4 de agosto de 2018 para responder a una entrevista de LeBron James en la CNN en la que el alero de los Lakers acusó al presidente norteamericano de utilizar el deporte para “dividir” a los estadounidenses y en la que, además, aseguró que nunca se sentaría a charlar con él. “Lebron James acaba de ser entrevistado por el hombre más imbécil de la televisión, Don Lemon. Ha hecho a Lebron parecer inteligente, lo que no es fácil de conseguir.
El deporte estadounidense ha unido sus fuerzas y alzado su voz en contra del racismo y el abuso policial sistemático en ese país. Las ligas deportivas más importantes, sumaron sus esfuerzos al «Movimiento Black Lives Matter» y suspendieron sus partidos este miércoles 26 de agosto como señal de protesta. Así es como cientos de jugadores, manifestaron su solidaridad con el joven afroestadounidense, Jacob Blake, quien se encuentra hospitalizado luchando por su vida como consecuencia de un caso de brutalidad policiaca ocurrido en Kenosha, Wisconsin.
Esta ola también ha llegado a la NASCAR y la NHL. La primera dio a conocer el miércoles que prohibía mostrar la bandera confederada en todas sus carreras. Ese emblema es considerado como una exaltación del racismo y la esclavitud y se remonta a la Guerra Civil de Estados Unidos entre 1861 y 1865. “La presencia de la bandera confederada en los eventos de la NASCAR es contraria a nuestro compromiso para ofrecer un ambiente inclusivo y acogedor a todos nuestros aficionados”, afirmó la organización en un comunicado. Mientras tanto, en la NHL, la liga de hockey sobre hielo, más de 100 jugadores han hecho declaraciones denunciando las desigualdades raciales. Es un paso casi histórico para un deporte en el que el 95% de los jugadores son blancos. Una tónica similar a la NASCAR, en donde hay poca presencia de pilotos afroamericanos.
En el mismo contexto, los equipos de la Liga Mayor de Fútbol estadounidense (MLS, por su sigla en inglés) que disputaban la séptima jornada del torneo, no jugaron sus compromisos y se unieron a las protestas que empezaron en la NBA.
A estas protestas se unieron también las jugadoras de la WNBA. El baloncesto femenino, líder en muchas cuestiones de lucha social y reivindicaciones similares, volvió a dar ejemplo siguiendo la propuesta de los Milwaukee Bucks y optaron por no disputar tampoco sus partidos. Poderosas imágenes se mostraron, sobre todo la de las jugadoras del Washington Mystics, que lucieron unas camisetas con 7 agujeros en la espalda para representar su indignación ante el tiroteo de la policía estadounidense sobre Jacob Blake.
Por su parte, los jugadores de Cerveceros de Milwaukee de la Major League Baseball (MLB), tomaron la decisión de no jugar la noche de este miércoles ante los Rojos de Cincinnati, también como modo de protesta. Horas más tarde se confirmó que los encuentros entre los Marineros de Seattle vs Padres de San Diego y Angeles Dodgers contra San Francisco; también serían cancelados. Asimismo, varios equipos analizan unirse a las protestas y no saltar al campo.
Otras disciplinas deportivas como el tenis, donde también sus atletas han decidido no seguir participando en los torneos para unirse a las manifestaciones contra acciones racistas.
Hoy al igual que ayer, en la historia del movimiento deportivo la lucha contra el racismo se hace presente. Jesse Owen con sus cuatro medallas de oro en los Juegos Olimpicos de 1936 derribó la ilusión totalitaria de «La supremacia de la raza aria» de Adolfo Hitler, John Carlos y Tommie Smith en Mexico 1968 elevaron sus puños con guantes negros para dar a conocer al mundo entero el movimiento Black Power y las acciones emprendidas por Cassius Clay posteriormente conocido como Muhammad Ali señalan entre muchos ejemplos el camino a seguir hasta lograr la derrota definitiva del racismo.