Tomás Elías González Benítez: “Nunca soy más feliz que cuando estoy en la cocina”
Tomás Elías González Benítez dejó República Dominicana hace más de 20 años, para instalarse en Madrid, donde abrió un exitoso restaurante de comida dominicana. Hablamos con él intentando resistir el hambre: una conversación con este chef dominicano, como no podía ser de otra manera, salta de las anécdotas a los platos que las acompañan de una manera fluida, y casi sin darte cuenta has pasado de hablar de la infancia en Cabarete al pescado frito de la abuela, de la añoranza del mar a los yaniqueque.
En los ojos de Tomás luce el conocimiento que proporciona la edad y en sus manos se nota la experiencia de tantos años en los fogones. Pasados los 60 años, vuelve a su país natal para disfrutar de la tranquilidad y la jubilación bien merecida.
-Lo primero de todo, ¿cuánto tiempo llevabas sin volver a República Dominicana?
No mucho, no mucho… Procuro venir al menos una vez cada dos años, pero es cierto que no es lo mismo venir a pasar unos días, un mes, que ser un habitante de nuestra República Dominicana.
Hace más de 20 años que me fui a Madrid y desde el momento que me instalé allí quise volver, así que estoy muy feliz de estar en mi país de origen otra vez.
-¿Por qué te trasladaste a España?
Pues por la misma razón que se escriben libros… ¡Por amor! Fui a España a hacer un curso de cocina y allí conocí a Lola, mi mujer… Ella tenía familia, así que decidí arriesgarme y quedarme allí.
-Al final salió bien…
¡Dieciocho años de matrimonio y sumando! Ella se viene ahora conmigo, para disfrutar los dos de la vida aquí, que es muy diferente de la que hay en Madrid.
-En Madrid abriste un restaurante, ¿es exitosa la comida dominicana en España?
El problema con la cocina caribeña es que es muy nuestra, y salvo que un restaurante esté enfocado solo a dominicanos, es necesario adaptar la gastronomía un poquito para que tenga buena aceptación. Y a mí me parece estupendo, la mezcla de culturas en los fogones crea maravillas. Ahora le llaman cocina fusión, pero se ha hecho siempre. La cocina es un lugar de encuentro, donde todo el mundo puede hacer de todo.
-¿Volverás a dirigir un restaurante?
¡Lola no me dejaría! Nunca soy más feliz que cuando estoy en la cocina, aunque esto no se lo puedo decir a ella… Pero es muy trabajoso y sacrificado, y ahora nos hemos ganado un merecido descanso. Eso sí, yo no puedo estar lejos de los fogones, así que si algún día pasan por Puerto Plata seguro que hay buenos platos que probar.
-¿Qué es lo que más se echa de menos de Republica Dominicana cuando estás fuera?
Se echa de menos todo: el clima, la gente, los paisajes…. En Madrid todo el mundo es muy acogedor, pero a la misma vez es una ciudad fría, nada que ver con la alegría caribeña que nos caracteriza a los dominicanos. Ese ambiente, esa calidez, es lo que más he echado de menos.
Mira, recuerdo los veranos en Cabarete con las risas, la música… El pescado frito del paseo… Eso es irrepetible, y no se puede encontrar en otro lugar del mundo que no sea el Caribe, por eso es inevitable volver.