Pacto Económico
Sabemos que bajo el actual esquema de gobierno es muy difícil estructurar un plan de recuperación económica. Pareciera imposible, en la actual situación, sacar a Venezuela de la crisis, no obstante es responsabilidad de la clase económica y política del país asumir el reto y crear caminos para posibles soluciones.
Hasta ahora, los empresarios venezolanos han demostrado su compromiso con el país; por encima de los ataques, amenazas y vigilancia permanente del Estado. Los pocos y valientes empresarios venezolanos siguen guapeando en medio de una de las más complejas y ásperas realidades económicas del mundo.
Es innegable la voluntad del empresario venezolano quien se ha mantenido fiel a su trabajo y consecuente con la clase trabajadora venezolana. En este momento, decenas de empresas siguen abiertas a pesar del acoso, de la guillotina dispuesta desde Miraflores para ellos y a pesar de la creciente socialización del aparato productivo del país.
Mientras en Miraflores expropian las empresas, impulsan las invasiones, toman por asalto almacenes y decomisan productos, todavía hay un sector económico, que no depende del gobierno, que se mantiene dando la batalla.
Frente a esta situación altamente complicada, donde por quinto año consecutivo Venezuela llega en el último lugar en cuanto a libertad económica se refiere, se debe construir un plan de reflote económico, donde todos los sectores productivos participen, contribuyan y construyan salidas a la crisis que padecemos.
Sin duda, el paso fundamental para lograr el rescate económico de Venezuela es a través de un cambio en las políticas del Estado, no obstante sería imprudente e irresponsable plantear, como única vía de la recuperación económica del país, el fin del modelo actual.
Los empresarios deben unirse y tratar de retomar el camino del reposicionamiento de la economía. Es evidente que la actual Pandemia, a raíz de la propagación del virus originado en Asia, afecta cualquier intento inmediato de reacondicionamiento y/o reorientación económica, sin embargo no es atadura para que se evalúe desde ya posibles caminos de desarrollo.
Podríamos aseverar que dentro de los planes del Gobierno no está el de apoyar ninguna iniciativa en el orden económico, y esto pareciera una realidad inocultable, ya que desde los salones del poder, y frente a los lentes de las cámaras de los medios de comunicación, se dice mucho de programas económicos, pero a la postre no se cumple con nada, ni se mueve un dedo para salvar los vestigios empresariales en el país.
Es por ello, que urge un Pacto Económico entre todos los empresarios honestos, independientes y trabajadores, y junto a la representación de la clase obrera venezolana. En mi criterio es hora de hablar claro, de trabajar y de hacer lo que se tenga que hacer más allá de lo que haga o deje de hacer quienes ocupan los espacios de poder en Venezuela.
El Pacto Económico debe plantearse en el seno bipartito (empresarios-trabajadores) y debe ser extendido al equipo de Juan Guaidó, para que cuente con el respaldo político. Y lo planteo de esta forma, porque es momento de dejar el cordón umbilical que obliga al sector empresarial a esperar la decisión política, sino que en este particular sea el sector productivo el que tome la iniciativa.
La tarea, para recuperar la economía de Venezuela, no será fácil, pero tampoco imposible.