Gilber Caro: Asumo el indulto porque tengo familia y tienen que ponerse en nuestros zapatos
El expreso político y diputado Gilber Caro (VP-Miranda) dijo este miércoles que se alegra de haber sido liberado ya que pasó casi 9 meses lejos de su familia y sobrevivió a condiciones inhumanas. Estimó que las personas que critican el indulto deben ponerse en los zapatos de los privados de libertad.
“Yo asumo el indulto desde el punto de vista humano. Yo tengo una familia, tengo una hija de 14 años. Las personas tienen que ponerse en nuestros zapatos; estuve desde el 20 de diciembre debajo de una escalera. No podía ni estirar bien los brazos. Estaba en una situación difícil, pero tuve que respirar y pensar que yo ya había salido de cosas difíciles y estar preso no iba a ser la excepción”, expresó en entrevista con Shirley Varnagy.
El militante de VP aseveró que el indulto le tomó por «sorpresa». “A mí me liberaron el lunes a las 3:00 p.m. y ni siquiera sabía que Requesens estaba en la calle. Yo no sabía nada de los indultos, a mí me tomó por sorpresa. No le deseo la cárcel a nadie. En la prisión política hay discriminación”, lamentó.
Sobre su participación en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, manifestó que no son su prioridad: yo soy diputado electo por el circuito 4 de Miranda, no tengo ansias de poder, ni quiero dinero. Mi pensamiento ahorita es estar con mi familia, esa es mi prioridad. }
Además, recordó cómo fue su detención. “El 17 de diciembre de 2019 yo sabía que me podían privar de libertad. De primera mano me dijeron que me iban a guardar porque venían las elecciones del 5 de enero de 2020. El 20 de diciembre me privan de libertad, me llevaron a Cotiza y duré 2 días ahí sin poder comunicarme con nadie. Luego estuve 2 meses en un cuarto oscuro, sin poder ver a mi familia y sin bañarme”.
“Llegó una etapa, después de julio de este año, en la que no tenía acceso al baño. Yo tenía que bañarme y hacer mis necesidades en la celda. Mientras estuve preso no tenía con quien hablar y eso para mí es trágico. Yo me quebraba, pero respiraba y volvía a agarrar ánimo dentro del pequeño espacio donde me encontraba. Después de todo lo que he vivido, yo puedo decir que sí ha valido la pena, porque aún hay personas que creen en Venezuela”.