Efe: Claves de la fractura de Maduro y partidos de izquierda
Caracas, 1 sep (EFE).- El heredero político de Hugo Chávez, el continuador de su legado, Nicolás Maduro, ha sido epicentro de la alianza de fuerzas de izquierda que lo ha mantenido en el poder desde 2013. Sin embargo, las tensiones derivadas de su política lo han dejado cada vez más solo y, hoy, apenas tiene aliados de peso con los que acudir a las urnas.
No se trata de los partidos de derecha o los que se consideran a sí mismos socialdemócratas. Se trata de partidos de izquierda, socialistas o comunistas, revolucionarios y antiimperialistas que han roto sus lazos con Maduro y le han dejado más solo que nunca en unos postulados que consideran traicionados. Ahora, está apenas apoyado por sus aliados más cercanos.
Si para las elecciones de 2018 para su reelección recibió el apoyo de 10 partidos, hoy tres de los más significativos y con más capacidad de arrastre y movilización han decidido salirse de la foto del madurismo por la deriva de sus políticas económicas, mientras se creen objeto de una sensación de injusticia y persecución jurídica.
Estas son algunas de las claves de esa fractura.
1.- El Partido Comunista, el referente de la izquierda
Nacido en 1931 y con una tradición que lo ha convertido durante décadas en referente de la izquierda revolucionaria venezolana, el Partido Comunista de Venezuela (PCV) ha sido uno de los grandes activos del chavismo desde 1999.
Su músculo y su referencia moral, fraguada en la lucha contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, entre otros periodos, fueron fundamentales para Chávez y para Maduro. La voz de sus diputados en el Parlamento, aliados del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), ha sido fundamental en el último periodo, de notable mayoría de la oposición.
Sin embargo, ahora y por sorpresa, ha roto con el PSUV de cara a las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, a las que no acudirá la oposición, con lo cual les podría situar como uno de los principales partidos en rechazo a las políticas de Maduro.
2.- Los Tupamaros, la primera línea de defensa del chavismo
El partido Tendencias Unificadas Para Alcanzar el Movimiento de Acción Revolucionaria Organizada (Tupamaro) es otro de los tradicionales aliados del chavismo y tiene un significado que va mucho más allá.
De sus filas y con su bandera, de inspiración guevariana, han salido colectivos, esos grupos temidos por la oposición y a los que califica como paramilitares o parapoliciales junto con organizaciones de derechos humanos. Han sido primera línea de defensa de la revolución bolivariana en las calles y ahora, en un extraño movimiento, han sido intervenidos judicialmente.
Uno de sus líderes y una de las caras más reconocibles del chavismo, Oswaldo Rivero, explicó a Efe que han acompañado a Hugo Chávez en todos los procesos desde que se inscribieron como organización política electoral y, posteriormente, a Maduro.
«Tenemos observaciones que hacer en el proyecto político y económico en situaciones que se han presentado de corrupción, burocracia y desviaciones del proyecto revolucionario», subrayó.
3.- Maduro niega el debate
Tras la irrupción de la polémica, poco ha tardado Maduro en equipararlos con la derecha, que repudian, y ubicarlos del lado del presidente estadounidense, Donald Trump.
En un acto alejado de la política electoral y sin mencionar a ninguno de estos movimientos en particular, el presidente venezolano aseguró que no se iba a dejar llevar «por el infantilismo de la izquierda, hablador de gamelote (tonterías)».
«Llevamos un proyecto, aferrados a Bolívar, a Chávez, al proyecto socialista, definidos, claros, pensamos muy bien lo que hacemos y lo hacemos sin depender de chantajes ni imperialistas ni izquierdosos, infantiles y falsos. Al final se juntan, son fuerzas destructivas, las dos», aseguró el mandatario.
La contundencia en el rechazo a la crítica no es nueva, ya Chávez debió enfrentar fracturas pero, bien por su capacidad de convicción o de movilización, pudo mantener unidas a las grandes de piezas de la izquierda venezolana.
4.- La intervención judicial y el sentamiento de afrenta
Hasta el momento, el único gran partido que se ha librado de la intervención jurídica entre aquellos que han roto amarras con Maduro es el PCV.
El PCV ha formado una alianza electoral junto con Patria Para Todos (PPT), de gran tradición entre la izquierda y siete formaciones más.
El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) intervino el PPT y nombró una junta directiva ad hoc, una medida tomada también contra Tupamaro, Bandera Roja y Compromiso País (Compa), todos partidos de izquierda, todos críticos con Maduro, todos ubicados a la izquierda de la socialdemocracia.
Esta intervención implica que sus logos y banderas estarán en las elecciones, pero no liderados por aquellos que fueron votados en sus organismos internos de decisión, sino por exmilitantes expulsados que han sido designados como cabezas de los partidos por orden judicial.
La misma decisión la han sufrido los principales partidos de la oposición.
Los líderes del PPT y de Tupamaro consideran que hay una persecución legal encarnizada contra ellos, mientras la oposición de derechas puede hacer y deshacer a su antojo, en especial Juan Guaidó.
«La derecha es legal, es activa. Mientras aquí persiguen a comuneros a dirigentes sindicales, Guaidó anda libre por las calles, declara, dice todo lo que tiene que decir, convoca paros, convoca huelgas, convoca a insurrecciones y no le pasa anda», explica a Efe el secretario general del PPT, Rafael Uzcátegui.
Rivero, del Tupamaro, lo resume: «No se nos ha dado el derecho a la defensa» y compara la intervención del TSJ a su partido con las acciones del principal opositor a Maduro: «Sucedió como con Guaidó. Guaidó llegó y se impuso, ‘yo soy el presidente’, apoyado por EE.UU., empresarios y anda libremente por allí haciendo acciones terroristas. A Guaidó no le mete preso nadie».
5.- Un madurismo cada vez menor
La resta sin sumas ha puesto a Maduro en una posición cada vez más solitaria. A su alrededor, estará como siempre el PSUV, que no muestra fracturas en su apoyo, aunque cada vez son más los rumores de críticas que rodean el partido.
A su lado, queda el movimiento Somos Venezuela, formado por algunos de sus más afectos simpatizantes y al que se dirige e instruye como su líder, sin serlo.
El resto de partidos son apenas pequeños movimientos sin una gran capacidad de movilización y que ya han ido sufriendo disidencias internas.
Pero más allá de eso, habrá que comprobar cuál es la incidencia que ha tenido la cuña de la crítica de partidos como el PCV, el PPT o el Tupamaro en el seno de la militancia del PSUV, tradicionalmente opaco, y hasta dónde han abierto las carnes del madurismo entre sus más acérrimos seguidores. EFE