Militar preso en Santa Ana: Me enterraban hierro en la punta de los dedos y me aplicaban electricidad
En el Centro Penitenciario de Occidente, llamada también cárcel de Santa Ana, en el estado Táchira, viven más de 200 presos en condiciones precarias de hacinamiento, alimentación no balanceada y sin atención médica. Muchos pasan los años sometidos al habitual retardo procesal que existe en el país y se las arreglan para sobrevivir y mantener la convivencia. Así lo expresó un sargento de la Guardia Nacional Bolivariana quien está preso desde 2018 por formar parte de un grupo de militares que decidieron sublevarse en contra de la Administración de Nicolás Maduro.
Carlos Zambrano González fue privado de libertad en 2018. En ese entonces se desempeñaba como sargento de la GNB en el estado Monagas. Los delitos que le imputaron fueron: instigación a la rebelión militar, desobediencia, abandono y sustracción de armas de la Fuerza Armada. Tras ser víctima de torturas, ahora pasa sus días en la cárcel de Santa Ana, desde donde conversó con ND y ofreció una radiografía de lo qué son las cárceles militares en Venezuela.
Zambrano indicó que debido al hacinamiento en una celda construida para 15 personas hay hasta 25 reos, además, aseguró que solo tienen para cocinar frijoles chinos y arroz, sin aliños, sin proteínas, sin verduras, sin frutas y que cada día son más las restricciones que le imponen a sus familiares al momento de dejar ingresar enlatados y embutidos.
Sobre la causa que lo llevó a estar en prisión, aseveró que sigue en la lucha por un cambio en el país y que sus ideales no han cambiado, a la vez que consideró viable que Juan Guaidó lidere la lucha «porque a pesar de sus actuaciones y de que pudo tener la intención y muchos recursos en sus manos no tomó acciones contundentes cuando tenía que hacerlo».
¿Desde cuándo está preso y por qué?
– Fui privado en 2018 por delitos de instigación a la rebelión militar, desobediencia, abandono y sustracción de armas de la FANB. El por qué lo justifican ciertas situaciones en las que uno debió tomar decisiones. Y la mejor respuesta es estar del lado del pueblo, con la gente de donde uno salió y no proteger y defender políticos sinvergüenzas como los que han tomado el control del Gobierno y están haciendo este desastre.
– ¿Fue usted torturado?
– Dure cuatro meses en la Brigada de Acciones Especiales del Cicpc. Allí tienen una instalación subterránea que la comparten con el Dgcim y me tuvieron encerrado todo ese tiempo. Fui víctima de torturas que no puedo detallarlas por integridad física y dignidad. Pero entre las que te puedo describir están: electricidad, asfixia con bolsas, agua, quemaduras, hierro enterrado en la punta de los dedos que alcanzaba los nervios y al unir esto con electricidad parece que los dedos te van a estallar.
– Privación del sueño también. Existe una parte que ellos le llaman “el tigrito” donde te ponen desnudo, parado en tus propias heces y orina, vigilado por un par de custodios encapuchados que tienen palos y le dan golpes a la puerta para privarte del sueño. Cada cuanto llega in inspector del Dgcim y te obliga tomar un vaso de Red Bull con café y eso te recarga y no puedes dormir.
– Le aseguro que el ruido después de que tienes 24 horas sin dormir pega más y duele más que cualquier paliza. Después de eso, también resulté con una fractura en la columna a raíz de un golpe con una tonfa [arma originaria de China] y todavía tengo episodios de dolor y como dicen ellos a quién le importa.
– Esto es una lucha por el país. Una lucha política. Entendemos y estamos más que conscientes que cuando hay carencia de vías democráticas es necesario utilizar y emplear la fuerza para generar el cambio. Ellos nos categorizan como terroristas, como matones pero todo depende del punto de vista con que se mira. Para ellos somos los malos, pero para otros somos bien vistos y es necesario que estemos del lado correcto de la historia. Ese fue uno de los motivos por los que emprendimos acciones de insurgencia y rebeldía dentro de los Comandos de la GNB en 2017, para iniciar una incursión en Venezuela porque queremos un cambio positivo para el país y no seguir en lo mismo.
– ¿En qué condiciones está la cárcel Santa Ana? ¿Tienen alimentos? ¿Cómo hacen para cocinar? ¿Están permitiendo que le lleven insumos sus familiares?
– Las condiciones que estamos durante la pandemia son terribles. Todo esto ha hecho que todo se retrase. Hay personas que están con medidas sustitutivas y no han salido. No hay visitas. Nos permiten ingresar son algunos alimentos perecederos y los enlatados los quieren prohibir porque dizque los podemos usar como objetos violentos, cuando aquí adentro tenemos cuchillos para cocinar. Nos hacen falta embutidos y enlatados que es lo que más dura y no quieren dejar pasarlos ni tampoco las frutas.
– La cuestión de la alimentación es grave. Yo pesaba 95 kilos y ahora estoy pesando 76 kilos. La comida que tenemos es el servicio de alimentación del rancho y lo que tenemos es frijoles verdes ¡hasta decir ya! y arroz. No hay aceite, verdura, sal, carne. No hay nada. Yo me encargo de la elaboración de alimentos y procuro preparar lo mejor posible con orégano y otras cosas que sembramos aquí mismo.
– Por ahora, permiten que nos traigan las cosas pero hasta (el sitio de) la prevención y de allí la GNB hace el traspaso hasta el control del ejército y el custodio y luego las recibimos.
– ¿Cuentan con servicio médico?
– El chequeo médico aquí no existe. Tenemos una pastilla milagrosa que es el acetaminofén. Si tenemos dolor de pierna nos dan acetaminofén. Si tenemos fiebre acetaminofén. Todo se resuelve con eso. El chequeo médico aquí es una mamadera de gallo y si estás muy grave y tienen que llevarte a una clínica, te dan un papelito milagroso que lo pasas por el cuerpo y te curas. te dan una receta de unos medicamentos que son bastante costosos y obviamente aquí nadie tiene para comprar eso.
– ¿Con cuántos presos militares convive usted? ¿Están hacinados?
– La cantidad de presos no tengo la cifra exacta pero hay una cantidad aproximada de 200 presos y hay celdas que tienen capacidad para 15 y hay 25 personas.
– A inicios de julio ustedes realizaron una protesta para denunciar retardo procesal, ¿fueron atendidos?
– La primera protesta fue el 3 de julio porque estábamos siendo víctimas de restricciones a las que no estamos acostumbrados, nos estaban impidiendo el paso de alimentos, recortando ciertos privilegios de manera no justificada porque nosotros hemos procurado mantener la compostura en todas las situaciones.
– Además, había un conjunto de personas del tribunal cuarto de ejecución de San Cristóbal que tenía retraso sin motivos. Aquí hay retardo del Zulia, del centro del país y oriente.
– Ayer vino la defensoría militar a ver si la persona estaba bien. No les dieron respuesta sobre su caso y a quienes entrevistaron les dijeron que tuvieran paciencia porque no sabían cuánto duraría el retraso. Si eso es la defensoría militar ya te imaginaras la precaria condición judicial que existe en este país.
– Mi condena es de ocho años por instigación a la rebelión militar y otros delitos. Se supone que si yo pagó la mitad de la condena me tocarían cuatro años bajo presentación y luego me van a llegar con ese cuentico de que tengo que esperar. Da impotencia, da rabia porque yo he procurado pagar la deuda que tengo con el Estado a nivel judicial para que luego me vengan con ese protocolo y ese cuento de “espero que estés bien y estamos en contacto”.
– ¿Cómo están los servicios públicos?
– El agua es totalmente precaria, a veces huele a lodo, a agua estancada, nosotros no tenemos agua estable, a veces hay y a veces no hay. Gracias a Dios que las lluvias han ayudado a que tengamos agua desde las 6:00 p.m. hasta la madrugada.
– La luz eso es algo que escapa de nuestras manos, el aseo y la limpieza la hacemos nosotros. Mantenemos las instalaciones por medio de la gestión de nuestros familiares. Nos ponemos de acuerdo para comprar material de limpieza y cada 15 días se hace una limpieza general del recinto.
– Sobre el gas llega cada cierto tiempo. Nosotros mismos lavamos las áreas de la cocina, áreas comunes, todo con nuestros implementos, con tobos y cosas que traemos nosotros. Los baños también los limpiamos y mantenemos nosotros. Si se rompe algo lo pagamos nosotros. Somos los que mantenemos todo esto en pie.
– Estando en estas condiciones y luego de haber sido torturado, ¿cuál es su expectativa respecto a un cambio que venga del ámbito militar? ¿Seguiría usted realizando acciones como las que le llevaron a estar preso?
– Nosotros estamos en la lucha, arriesgándonos para que el país cambie, sea por medio de vías democráticas o por vías no convencionales. Todo bajo la bandera del nacionalismo. Nosotros formamos parte de un nuevo proyecto que cambie la administración nacional. Esto nació desde las bases de la sociedad, de los barrios y se llevó a la Fuerza Armada con el objetivo principal de hacer cumplir la Constitución y que se garanticen la independencia de poderes.
– Queremos garantizar a nuestro país una vida digna. No queremos que Venezuela sea un Dubái o una Inglaterra sino que se anhela que los venezolanos puedan tener un salario sin preocuparse de si compran mediciones no tienen que comer y viceversa.
Buscamos que se acabe ese auto-esclavismo del pueblo para sobrevivir. Yo sé que no hay mal que dure cien años y que Dios está viendo el sufrimiento de los venezolanos en todo el mundo, que son sometidos a malos tratos y a la xenofobia.
– Los hombres luchan y Dios concede victoria. Nosotros lucharemos bajo las banderas del Movimiento de Restauración Nacional, un proyecto con miras a convertirse en una alternativa política.
– ¿Apoyan ustedes a Juan Guaidó para que encabece una salida a la crisis?
– Una salida apoyada por Guaidó no la veo muy viable, porque a pesar de sus actuaciones y de que pudo tener la intención y muchos recursos en sus manos no tomó acciones contundentes cuando tenía que hacerlo.
– Guaidó caminó hacia adelante y luego dio tres pasos hacia atrás. Considero que ese tipo de personas no deben ser apoyadas. La salida está más en que el pueblo apoye a militares como nosotros que padecemos y tenemos las mismas necesidades.
Más allá de las tendencias me refiero a la administración nacional, que se logré la independencia de los poderes y la descentralización de los mismos para que las cosas puedan funcionar.