Argentina solucionará sus problemas económicos
En Argentina han existido una serie de crisis económicas desde que se fue Juan Domingo Perón y debido a varios gobiernos militares dictatoriales además de una casi guerra con Chile en 1978 y luego la guerra por las Falklands en 1982, el país se vio enfrentado a grandes gastos militares. La última gran crisis económica fue en 2001-2002 con el famoso corralito, con el cual Gobierno de la época impuso controles de capital (tanto en pesos como en dólares y otras monedas extranjeras), congelando la mayoría de los depósitos bancarios creando gran incertidumbre económica, y una inestabilidad social para el país con la pérdida de los ahorros de muchos Argentinos, pues no podían retirar dinero de los bancos ya que estos se quedaban sin reservas. Esto incluyó los millones de pensiones lo que significó el suicidio de decenas de pensionados y jubilados. Esta política del corralito fue copiada por Nicolás Maduro en Venezuela hace 5 años pero solo con los pensionados.
Estos controles de capital, en medio de la crisis global que ha generado el coronavirus ha hecho que en el país cierren miles de empresas, aunque en Argentina, la llegada de la pandemia simplemente aceleró un proceso que ya venía ocurriendo debido a las erróneas políticas gubernamentales iniciadas durante el gobierno del empresario Mauricio Macri, Es así como la nación Argentina comienza a atravesar una profunda recesión desde 2018 y durante el mandato de Mauricio Macri (2015-2019) ya habían cerrado más de 24.500 pequeñas y medianas empresas (pymes), según el registro de empleadores de la Administración Federal de Ingresos Público (AFIP).A estos cierres hay que sumarle el cierre, debido al coronavirus, de más de 24 mil empresas durante el mandato de Fernández quien asumió recién en diciembre 2019.
El problema es que no solo las empresas nacionales argentinas están cerrando sus puertas. Y no son solo las firmas nacionales las que están bajando sus persianas, pues antes del coronavirus grandes multinacionales como Telefónica, Nike, Wrangler, Lee, anunciaron su cierre en varios países sudamericanos por considerarlos poco rentables. La aerolínea Latam de Chile, la más grande del continente sudamericano, dejó de operar en Argentina, dejando a un par de miles de personas sin trabajo; BASF, fabricante de pinturas para autos (Alemania), y Exalta (EE.UU.), la empresa de autopartes Saint-Gobain Sekurit (Francia), también dejaron de operar en el país.
Según Bloomberg, «hacer negocios en la tercera (Argentina) economía más grande de América Latina es demasiado complicado y poco rentable, incluso sin tener en cuenta la pandemia de coronavirus». Las principales dificultades según Bloomberg, son «los poderosos sindicatos, la política volátil, los controles de precios y divisas, y otras formas de intervencionismo estatal». Esto no es nuevo en ese país pero ahora, con un gobierno de corte socialista (peronista) el control estatal se ha acrecentado.
Blomberg señala que un ejemplo claro es la línea chilena Latam, “que decidió dejar de operar vuelos de cabotaje en el país, después de 15 años, no por la crisis que atraviesan las aerolíneas en todo el mundo por la pandemia, sino por su hartazgo con lo que la empresa llamó «los conflictos constantes» de su operación argentina”. Hubo en este caso, una dura y prolongada confrontación con los gremios aeronáuticos, uno de los más combativos del país, que organizaron huelgas que «causaron pérdidas significativas». El problema con los sindicatos argentinos es que ellos están muy politizados y obedecen más que nada a directrices, en este caso, gubernamental. Pero eso no es todo, el gobierno también impuso un nuevo impuesto a los boletos para viajes fuera de Argentina.
Según los analistas económicos, el caso de Latam no es único. Los inversionistas y empresas extranjeras por años se han quejado de las dificultades y la falta de previsibilidad que enfrentan a la hora de tratar de hacer negocios en Argentina, lo cual no se entiende pues ¿si saben que las reglas del juego les son adversas por qué van a ese país? «Que empresas se estén yendo o argentinos se quieran ir del país tiene que ver con las reglas de juego que desalientan el desarrollo, el crecimiento y generan los grandes problemas que fuimos acumulando a lo largo del tiempo», señaló el reconocido columnista político Sergio Berensztein. «La calidad institucional es el gran problema de Argentina», afirmó en declaraciones a Radio Mitre.
El nuevo Presidente ahora deberá enfrentar los problemas que han causado las últimas crisis económicas en Argentina. El gobierno considerado pro mercado, como el de Macri, no logró atraer la inversión extranjera que había prometido debido a los fenómenos de enfermedad crónica en la economía de Argentina, lo cual será un gran lastre para el presidente Fernández. En esencia, dicen muchos expertos, el problema es la falta de confianza que genera el país.
El presidente Fernández heredó muchos de los problemas económicos y sociales que hoy enfrenta y además, enfrenta el covid-19, y, sus críticos afirman que empeoró el panorama con muchas de las decisiones que tomó durante su escaso medio año en el poder. Por ejemplo él inició una severa controversia con el FMI es el de la enorme deuda externa que heredó de su antecesor pero que aún no ha podido renegociar, así Argentina ha caído por novena vez en default o cesación de pagos, un escenario que muchos creían evitable. El ministro de Economía Martín Guzmán declaró que «Argentina no tiene las condiciones para pagarle al FMI en las condiciones establecidas» planteando la necesidad de ajistar un nuevo convenio de pago.
El problema es ¿Quién es el responsable de la enorme deuda de Argentina (la más grande de América Latina? ¿Macri, los gobiernos anteriores, o endeudarse es una virtual política de Estado? Otra equivocación de Fernández, según sus detractores fue su anuncio de que expropiaría la principal molienda de granos de Argentina y una de las principales empresas agroexportadoras del país Vicentin. Pero, hubo un fuerte rechazo popular a dicha iniciativa lo que obligó a Fernández a a dar marcha atrás con su decisión.
Al parecer, sin miedo a equivocarnos tanto ese frustrado intento de expropiación como la caída en default han sido mal vistos por los inversores extranjeros. Y, el gobierno que suele exaltar el papel de un Estado fuerte y «presente», también ha tenido enfrentamientos con el empresariado nacional. Fernández, quien lamentablemente de vez en cuando cae en un vocabulario que los argentinos acusan de “madurista” en marzo llamó «miserables» a los empresarios que advirtieron que despedirían personal por la crisis que generó el coronavirus. «No dejaré que lo hagan», dijo antes de aprobar un decreto que prohíbe los despidos y las suspensiones. El decreto, que duraba dos meses, ya ha sido extendido dos veces, y está vigente hasta finales de septiembre. Dicho decreto ha llevado obviamente a miles de empresas a la bancarrota. Se ha acusado al Presidente de ser anti empresa, lo cual él ha rechazado tajantemente.
Todos estos malos encuentros con el empresariado local ha significado que Fernández tenga algunos gestos conciliadores en los últimos días con los líderes empresariales lo cual, lamentablemente que fue criticado por su vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner quien ha manifestado que el Estado a través del Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), el ha estado subsidiando el 50% de los salarios de más de 2 millones de trabajadores de empresas privadas.
El ATP cuenta con un presupuesto de unos US$ 1.190 millones más US$ 730 millones para el acceso de las Pymes a créditos bancarios, lo cual es menos del 10% de lo que subsidia su vecino Chile a sus trabajadores y población general siendo un país con la mitad de habitantes de los que tiene Argentina. Otro de los problemas de Fernández es que su gobierno tiene cerrado el acceso a los créditos externos y su Banco Central ha tenido que imprimir dinero para poder brindar esta ayuda y hoy financia la mitad del gasto público estatal con emisión monetaria inorgánica, lo cual agrava la inflación. Y a pesar de eso, según las distintas cámaras de comercio e industrias dicen que la ayuda es insuficiente.
Algunos analistas argentinos dicen que esta «masacre de empresas» podría ahondarse. «Cuando se reactive el Poder Judicial (que está de feria desde el comienzo de la cuarentena, en marzo) muchas pymes podrían enfrentar un vendaval de juicios de proveedores, arrendadores y otros que les reclaman impagos», el analista Navarro. Pues pocas empresas que lograron sobrevivir estos meses podrán afrontar esos gastos, ya que el factor que más desalienta a muchos empresarios a seguir, trabajando es la «falta de perspectiva de futuro». «A diferencia de la crisis de 2001/2002, cuando muchos decidieron aguantar porque confiaban en que la situación iba a repuntar, hoy no hay confianza en que la situación mejorará».
Esto se debe a la falta de recursos del Estado para financiar el consumo interno y las restricciones sobre el mercado cambiario, (¿corralito?) con un dólar paralelo que ya duplica el valor del dólar oficial, son dos de los principales factores que cita. Estas perspectivas negativas, explican por qué algunas multinacionales se están yendo y miles de empresas locales están tirando la toalla.
No todo está tan mal en el país; los sombríos panoramas económicos, sin embargo, no empañan el optimismo del presidente Alberto Fernández, quien está convencido de que Argentina volverá a levantarse, como lo hizo después de la crisis de 2001/2002 cuando el Gobierno impuso controles de capital (tanto en pesos como en dólares), el famoso Corralito. Fernández dice que sabe de que habla. Ya que él fue clave en la recuperación de esa pandemia económica ayudando a la recuperación, siendo jefe de gabinete y mano derecha de Néstor Kirchner, quien asumió la presidencia en 2003 y encabezó uno de los períodos más prósperos de la economía argentina.
Fernández resaltó, al ser interrogado sobre sus planes para salvar a la economía de su país diciendo: «Francamente, no creo en los planes económicos. Creo en metas que podemos establecer para que la economía pueda funcionar para alcanzarlas», lo cual generó algunas críticas por no entender la economía; pero, el problema argentino no tiene mucho que ver con la economía sino que con las políticas en general y lo político y social.
PhD. – Docente – Chile
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