Mientras Iris Varela alardeaba, un sargento preso le dice a ND: «Solo comemos frijol y arroz»
Las declaraciones de Iris Varela de este fin de semana fueron tendencia en Twitter al asegurar que la población penal, de unos 40 mil presos, se colocaría en la primera fila para defender a Venezuela ante una invasión militar de los Estados Unidos. Esto lo dijo desde el Centro Penitenciario de Occidente, en el estado Táchira, mejor conocida como la cárcel de Santa Ana.
Sin embargo, mientras Varela alardeaba sobre la población penal, un grupo de presos políticos y militares de la cárcel realizaba una huelga que comenzó el 3 de julio para exigir celeridad procesal y que quienes ya cumplieron con el tiempo de condena sean liberados. Así lo contó a ND la coordinadora nacional del movimiento penitenciario, Virginia Silveira, y también un sargento quien se encuentra recluido en la cárcel de Santa Ana.
«Nosotros iniciamos una protesta pacífica porque nos dimos cuenta de que solo estaban trabajando en la jurisdicción civil, pero en la militar había mucho retraso procesal. Pese a la pandemia nosotros también tenemos derechos y ese retraso es una violación al debido proceso».
«Satisfactoriamente nos dimos cuenta de que gracias a la huelga recibimos respuesta, ya que varios presos políticos salieron en libertad a raíz de nuestra protesta. Nosotros exigimos que aceleren el proceso porque no es posible que trabajen solo cuando quieren, nosotros debemos reinsertarnos a la vida civil», enfatizó.
Sobre la manera en las que son tratados, refirió que el hecho de que estén encarcelados en un recinto de jurisdicción militar no significa que deban cumplir órdenes ni normas militares: nos trajeron acá para desprendernos de los cuarteles, pero cuando hacen revistas somos víctimas de amedrentamiento, nuestras voces son silenciadas porque no le importamos a muchos».
Solo comemos frijol y arroz
El efectivo de la GNB comentó que las condiciones en las que se encuentran son regulares, no cuentan con una alimentación digna ni balanceada: es bastante precaria, solo comemos frijol y arroz. Hay muchos que tenemos afecciones del estómago, del colón, porque no nos hace bien ese tipo de comida. «No estamos teniendo una alimentación digna».
Denunció que cuando los familiares les llevan la comida y alimentos los custodios las «vuelven nada» durante el proceso de cacheo o verificación. «Hay alimentos perecederos como tomates y verduras que se pierden porque los custodios los dañan al revisar. Creemos que se están extralimitando al no permitir la entrada de ciertos artículos, aquí estamos en la parte militar, es una población penitenciaria tranquila. Es el único lugar de Venezuela donde guerrilleros, paramilitares y civiles están en santa paz y se hace lo necesario por estar tranquilo. Pero a veces convierten en un suplicio mayor los problemas familiares y legales que tenemos por estar en esta condición».
Sobre la atención médica, dijo que no permiten que los privados se realicen exámenes médicos sino en clínicas privadas. «Hay personas que no tienen recursos. Yo tengo problemas en la columna a raíz de un proceso de tortura que pase y debería tener fisioterapia y no estoy teniendo atención médica, estamos aquí a la gracia y misericordia de Dios», lamentó.
Abg. Silveira: Presos se mueren de mengua mientras Iris Varela piensa en armar un ejército
Silveira, coordinadora nacional del movimiento penitenciario, cuestionó en entrevista concedida a [i]ND[/i] la forma en las que ha sido otorgada la libertad a más de 1.400 detenido durante la cuarentena. Y aseveró que los presos se mueren de hambre y por falta de medicinas, mientras Varela hace alarde de un ejército para defender al país.
«Para estas liberaciones el criterio usado es el unilateral, solo ha sido criterio del ministerio penitenciario otorgando un beneficio procesal denominado «régimen de confianza tutelado» el cual está consagrado en el código orgánico penitenciario existiendo una dicotomía excluyente con el código orgánico procesal penal quien designa a los tribunales de ejecución como únicos competentes a los finés de otorgar fórmulas alternativas a la prosecución del proceso.
Indicó que la norma del código orgánico penitenciario es inconstitucional y debe ser desaplicado por control difuso por parte de los jueces de ejecución o por control concentrado de la sala constitucional. «Es el deber ser en un Estado real de derecho. ¿Cómo deberían ser esas audiencias para otorgar esas libertades, que además causan suspicacias? Debe estar constituido por el juez y por el fiscal del MP con competencia en materia penitenciaria para que exista una unidad de criterio judicial».
Subrayó que es necesario el descongestionamiento de las cárceles, «pero eso no quiere decir que abran las rejas y suelten irresponsablemente a los presos, deben evaluarse los casos y liberar sin demora a todos los mayores de 60 años, quienes hayan cumplido las 3/4 partes de su pena sin más requisitos, quienes padezcan desnutrición crónica, enfermedades infecciosas pulmonares e infectó contagiosas ya que son vulnerables a la pandemia».
Acotó que con algunas liberaciones incurre en irresponsabilidades que traen como consecuencia directa darle oportunidad de ir a la calle a quienes no están aptos ni preparados para ser reinsertados en la sociedad. «Suceden episodios como lo que vimos hace meses atrás con una semana de enfrentamiento armado en Petare, debe hacerse una debida imposición del perdón y una correcta administración de justicia».
La mayor violación de DDHH por parte de Varela son las acciones, no sus palabras. Silveira reveló que mientras Iris Varela alardeaba sobre armar a la población excarcelada para defender al gobierno de Maduro, un grupo de presos políticos y militares de la cárcel de Santa Ana, realizaban una huelga pacífica para exigir celeridad procesal y que quienes ya cumplieron con el tiempo de condena sean liberados.
«Ellos han sido juzgados por rebelión y alzamiento militar, el día 4 de julio, el mismo día en el que Varela dio las declaraciones sobre el ejército de presos, ellos pedían celeridad procesal y que sean liberados quienes hayan cumplido condena. Sus demandas fueron oídas y se otorgaron 14 libertades de presos militares».
Agregó que 48 presos políticos militares desertores fueron trasladados a sus tribunales naturales, «a fines de ser impuestos de sus fórmulas alternativas a la prosecución del proceso». Precisó que trasladaron desde Monagas a Ramo Verde a los militares condenados por el golpe Jericó: Andrés Ramón Thompsom Martínez, Víctor Ascanio, Ruperto Chiquinquirá; también, el teniente Peter Moreno condenado por el golpe azul.
«La real violación de los derechos humanos no está en las declaraciones de la ministra Iris Varela sino en las acciones ejecutadas, como permitir los retardos procesales, la falta de provisión de alimentos, los hacinamientos carcelarios y la indolencia ante una población que merece una segunda oportunidad», fustigó.
Presos siguen muriendo de mengua
Al menos 191 privados de libertad fallecieron dentro de los calabozos policiales venezolanos en 2019, de ellos 104 en hechos violentos, según informó el Observatorio Venezolano de Prisiones. En 2020, la realidad no ha cambiado, pese a que Varela ha reiterado una y otra vez que dentro de las cárceles no hay armas ni existe el pranato.
Silveira ratificó que dentro de las cárceles hay muchos privados de libertad que están armados, sigue dominando la figura del pran, dentro de una organización piramidal «donde el fuego y la sangre están a la orden del día».
«Cada día hay que sobrevivir de acuerdo a la rutina carcelaria impuesta por el pran de turno. En las zonas de paz también las dirigen líderes negativos quienes imponen los toques de queda en los sectores populares, así que eso no es nuevo para la ciudadanía, lo realmente alarmante es como vemos morir a los presos en las cárceles cerradas (régimen) donde su comida depende directamente del Estado», reprochó.
Aseguró que actualmente los presos se mueren de «mengua», desnutridos, ya sea porque no les están dejando entrar la comida en razón al protocolo sanitario de la pandemia o porque sencillamente no tiene para costearla ya que les cuesta 3$ cada plato de comida. «La mayoría de los privados de libertad son de escasos recursos, les toca aguantar el hambre hasta donde pueden».
Apuntó que en El Rodeo el agua que consumen los privados de libertad es agua de lluvia, hay decesos diarios por falta de comida y medicinas. «Por estas razones, han ocurrido más de 5 huelgas de hambre: penitenciaria de Coro, retenes policiales de Carirubana, masacre del Cepella, cárcel del Rodeo II y III, donde su mayor exigencia es celeridad procesal y que se les deje entrar artículo personales y comida».