Asesinato de cuatro partidos opositores

Opinión | julio 8, 2020 | 6:20 am.

El TSJ ha nombrado directivas en los cuatro principales partidos opositores. Hay polémica sobre los dirigentes que asumen esas directivas pues se les acusa de pactos con el gobierno de Maduro. Se espera que aparezcan pruebas de esta teoría.

Lo cierto hoy es que todos esos dirigentes partidistas desde hace años eran auténticos militantes del G-4, es decir, Acción Democrática, Voluntad Popular, Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo. En ningún caso se puede afirmar que estos personajes han sido chavistas pues durante años, en sus respectivas organizaciones, fueron íntimos colaboradores de los ahora ex líderes Ramos Allup, Leopoldo López, Henrique Capriles, etc.

Los opositores hoy acusados de un pacto secreto introdujeron recursos constitucionales quejándose de que en sus toldas partidistas no se hacían elecciones internas, y fue con esa base jurídica que el TSJ los nombró como nuevos jefes encargados. Este nombramiento es constitucionalmente válido – basta leer el artículo 67 de la Carta Magna que reza que todo partido está obligado a realizar consulta interna para elegir autoridades y candidatos.

Ahora bien, luego del examen constitucional del caso, necesario es el examen politico. ¿Por qué militantes opositores con años de trayectoria pactarían con el gobierno de Maduro? ¿Vale la pena como opositor echarse de enemigo al poderoso gobierno de Estados Unidos, a la Unión Europea y sus aliados pactando con Maduro? ¿No será que son reales opositores pero quieren ser jefes de sus partidos y no borregos?. No cabe duda que el tema es controversial.

Por encima de suposiciones que nunca serán totalmente aclaradas, lo indiscutible es que una numerosa fracción de militantes del G4 se voltearon contra sus compañeros y los demandaron hasta obtener el poder de sus correspondientes partidos. Perentoriamente se celebrarán elecciones internas en dichas estructuras políticas, así se espera jurídicamente.

Sincero es hacer un balance de gestión. El liderazgo de Juan Guaidó recibió una oposición que estaba unida y luego de un año y medio después la entrega totalmente dividida. Ese acontecimiento es un fracaso político para el político opositor, independientemente de la existencia o inexistencia de soborno a diputados opositores. Por lo tanto, un nuevo liderazgo debe nacer en la oposición abstencionista y radical, a fin de hacer mejor papel en el país.

La lógica indica que los cuatro partidos opositores a los que les han implantado nuevas cabezas, van a presentar candidaturas propias cada uno y en ese contexto de división opositora, combinada con millones de abstencionistas, el primer islote partidista del país, el Psuv hará fiesta con la votación y conquistará mayoría de diputados en la nueva Asamblea Nacional pintada de rojo.

¿Y el G4? Que En Paz Descanse. Dios proveerá.