América Latina reclama solidaridad en la lucha contra el hambre
Según las últimas estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) al menos mil millones de personas padecen hambre en el mundo. En América Latina y el Caribe, este fenómeno afecta a unas 80 millones de personas – un retroceso significativo respecto de las 68,5 millones de personas que padecía hambre en el trienio 1990-1992, dice uno de sus informes.
La pandemia del Covid-19 ha impactado la economía social en América Latina y el Caribe y esto puede sumar alrededor de 14 millones de personas vulnerables al hambre este año 2020, advirtió el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas FAO. «Es vital y urgente que brindemos asistencia alimentaria a la creciente cantidad de personas vulnerables en la región, así como a aquellos que dependen del trabajo informal”.
Latinoamérica no ha podido enfrentar los grandes desafíos sociales, en especial la pobreza extrema y el hambre, pues no ha habido un real compromiso político ni de las clases gobernantes ni de los opositores para que se combine el crecimiento económico con acciones públicas que desarrollen políticas sociales de gran impacto que favorezcan a las poblaciones más vulnerables.
En estos momentos Latinoamérica está acumulando cerca de 4 millones de casos de Covid-19, lo que equivales a más de un 25% de los casos registrados en el mundo, y cerca de 200 mil personas muertas por la pandemia. En otras palabras, es en este momento el continente con más casos de coronavirus sin vérsele una salida inmediata. Esta realidad que es más evidente en Suramérica, donde se acumulan más de 3 millones de casos, es decir, el 85% del total en Latinoamérica, así como más de 110 mil muertes, es decir el 73% de las ocurridas en la región.
Estas cifras son escalofriantes, considerando que en ninguno de los países de esta región ha llegado al pico más alto pues continúa el acelerado crecimiento de nuevos casos día a día.
Estas cifras no nos pueden hacer olvidar la otra pandemia – la pandemia del hambre en la región. Sin olvidar lo doloroso de las vidas perdidas y de la lucha diaria de las personas contagiadas que quieren ganar esta difícil batalla, preocupa el crecimiento del hambre, en donde los más afectados son los ancianos, niños y mujeres embarazadas. El Covid-19 ha disparado la inseguridad alimentaria, y América Latina es igualmente uno de los focos de esta nueva “epidemia” que se ensaña contra las poblaciones más vulnerables.
“América Latina enfrenta hoy la peor crisis económica de su historia y se calcula que por ello habrá un aumento de pobreza y pobreza extrema muy relevante, con casi 30 millones de personas que entrarán en esa línea como consecuencia del cierre de unos tres millones de empresas, lo que tendrá un efecto en el hambre”, destacó la OMS, organismo que piensa que pronto habrá, según proyecciones, más de 50 millones de personas sufriendo hambre.
Según informan el Programa Mundial de Alimentos (OMS) y la FAO, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua, Perú y Venezuela en la región de América Latina y Caribe son los países más expuestos a las hambrunas debido a la pandemia del coronavirus. Aunque «en la región, el hambre proviene predominantemente de la pobreza y no de la falta de alimentos. Bajo el impacto de Covid-19, la tasa de pobreza podría aumentar del 30,3% al 37,2 % con la pobreza extrema subiendo del 11% al 15,5 % según el Informe de Políticas Sobre el Impacto del coronavirus en América Latina y el Caribe.
Este informe señala que los tres principales focos son Haití, la zona de América Central integrada por El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, y Venezuela, país que ya contaba en septiembre de 2019 con 9,3 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria, en la que fue la cuarta mayor crisis de este tipo en 2019.
“Este es un gran momento que tiene dos fases y requiere el compromiso de todos: ahora mismo, cuando hay que resolver las necesidades inmediatas, entregar alimentos, ayuda a que todas las personas tengan acceso a agua e higiene, y para esto es necesaria cualquier contribución económica y mucha iniciativa de voluntariados, porque es importante que se tengan recursos para poder llegar cuando antes, y con la mayor eficacia, a las personas y poblaciones más necesitadas; y después, que sea un esfuerzo sostenido en el tiempo”, detalla Benedetta Lettera responsable geográfica de América Latina en Acción contra el Hambre (ACH).
“Sin ayuda no se va a lograr. Cada crisis nos empuja a actuar para salvar vidas y para atender la necesidad de las personas”, dice en referencia a los fondos que requiere la organización para dar respuesta a nivel global en 50 países en los que interviene, no sólo de América Latina, también en África, Europa y Asia.
Cada persona, grupos sociales, deben hacer aportes para “no crezca la curva del hambre” Se trata entonces de aportes individuales o colectivos para que el impacto socioeconómico causado por la Covid-19 no se convierta en otra pandemia que en el futuro acorrale al mundo.
Ph.D. – Docente en Chile
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