Una carta al llamado Estado Mayor de Amuay – Cardón
Estimados compatriotas:
Quien escribe esta carta fue gerente general de la refinería de Cardón en los primeros años de la estatificación de la industria petrolera, específicamente durante 1977- 1978, tarea que alternaba con mi condición de miembro de la primera junta directiva de Petróleos de Venezuela. Les digo esto para hacerles saber que no hablo sin conocimiento de causa. Además, tengo ya suficiente edad, casi 87 años, para poder hablarles como un abuelo les hablaría a nietos que han perdido la brújula, con la verdad por delante.
Veo en la publicación oficial de Pdvsa (lo que queda de ella) que ustedes se han reunido en las oficinas de la refinería de Cardón para integrar el Estado Mayor (término bélico) de una entidad llamada Consejo Productivo de Trabajadores de las Refinerías Amuay-Cardón. Los asistentes a esta reunión fueron representantes de todas “las fuerzas políticas” que hacen vida en el complejo refinador, tales como la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros, FUTPV; la universidad Bolivariana de los trabajadores “Jesús Rivero”; El cuerpo combatiente de milicia CRP; la Juventud Petrolera y Petro Mujer, quienes procedieron a integrar el llamado Estado Mayor arriba nombrado.
¿Con que propósito? Dice la noticia: “Con el compromiso patrio como estandarte y el objetivo de impulsar las transformaciones necesarias en la industria petrolera”.
El líder sindical José Uray fue nombrado jefe del Estado Mayor y pronunció las siguientes emocionadas palabras: “Con la fuerza del amor, de la unión de voluntades entre los trabajadores y las trabajadoras de este complejo refinador, libramos una batalla de dignidad, con el orgullo de reconocernos defensores de la soberanía, cada uno desde nuestra responsabilidad en la Industria, aportando ideas y victorias hacia el reimpulso de la producción de combustibles para el pueblo venezolano”.
Es de hacer notar que el Sr. Uray tiene años como trabajador del complejo refinador, ya que en 2012 apareció en televisión diciendo que el incendio estaba controlado y en 2016 declaró que ya las refinerías habían regresado a su normalidad.
El Sr. Uray es simplemente un operador político del régimen.
Sus palabras, muy cursis por cierto, hablan del amor, de las voluntades, de la dignidad, de las victorias y el orgullo, pero la realidad es que, en la situación de estas refinerías, ninguna de estas altisonantes palabras encaja. El complejo refinador Paraguaná en manos del régimen Chávez/Maduro se ha venido derrumbando progresivamente debido a la corrupción e ineptitud de los regímenes chavistas de los últimos 20 años. Hoy en día las plantas están prácticamente cerradas y el Sr. Uray ha sido testigo presencial, cómplice por omisión o comisión, de este derrumbe. Sin embargo, lo que sigue diciendo es que todo está normal.
Por ejemplo, acaba de recibir uno de los barcos iraníes, como si la llegada de la gasolina iraní fuera una victoria para Venezuela y no la prueba de una humillante y vergonzosa derrota causada por la ineptitud y corrupción del régimen del “presidente obrero” y del paracaidista fallecido.
Además del Sr. Uray hablaron dos otros miembros del Estado Mayor. Francisco García, otro de quienes recibieron alborozados a los “victoriosos barcos iraníes” dijo que: “es de gran importancia la organización de la clase trabajadora en aras de garantizar la buena marcha de la Industria Petrolera, una empresa forjada en las luchas que la reivindicaron como una Corporación al servicio de la Patria, hija del Comandante Hugo Chávez y hoy guiada por el Presidente Obrero, Nicolás Maduro y un equipo de líderes que dirigen su camino hacia su fortalecimiento”. Como miembro del CPT, la trabajadora Linda Márquez “aseguró que el empoderamiento de la clase obrera en los procesos de la Industria resulta vital para concretar las transformaciones necesarias, con la finalidad de sumar voluntades, apoyando a los líderes con una visión profundamente revolucionaria de los procesos”. Estas palabras no tienen nada que ver con refinación sino con ignorancia y servilismo.
Además del Estado Mayor designado asistieron al acto el gerente del centro refinador agonizante, un miembro de la ilegítima asamblea nacional constituyente y otros políticos del régimen.
Señores y Señoras del Estado Mayor: les digo lo siguiente y lamento tener que hablarles de esta manera:
Las refinerías, como toda planta industrial, requieren de cinco componentes básicos para operar normalmente y con eficiencia: Tecnología de punta, capital suficiente para reinversión y mantenimiento, gerencia profesional de alta calidad, ingenieros y otros técnicos y un cuerpo de trabajadores responsables y dedicados a sus tareas, no a la politiquería.
En Paraguaná casi no quedan rastros de ninguno de estos componentes: no hay tecnología de punta, no hay capital para inversión y mantenimiento, no hay gerencia profesional, hay pocos ingenieros y otros técnicos suficientes para manejar las plantas y los trabajadores han sido capturados – como estamos reseñando – por los politiqueros de oficio como el Sr. Uray y pretenden que ellos solos pueden recuperar lo que se ha perdido por la negligencia de una empresa mal gerenciada desde hace muchos años.
Lo que ustedes están haciendo con este llamado Estado Mayor es una zarzuela, un sainete de mal gusto, un espectáculo cursi y patriotero.
Al actuar de esta manera ustedes se convierten en cómplices del gran crimen que el chavismo/madurismo comete contra el país.
Compatriota,
Gustavo Coronel