Todas las vidas importan

Opinión | junio 16, 2020 | 6:26 am.

Hoy pensaba escribir acerca de la más reciente sinvergüencería del brazo judicial del régimen, pero recientes noticias del exterior y los correos de varias personas que comentaron mi escrito de la semana pasada me obligan a coger otro rumbo. Dos de los correos están firmados por personas a quienes aprecio, respeto y encuentro muy sensatas: Gustavo Coronel y Adolfo Salgueiro. Ambos me dan la razón en cuanto a que Antifa “ciertamente incluye grupos violentos”, pero difieren de mi manera de caracterizar a Black Lives Matter.

No dejo de reconocer que BLM “incluye mucha gente de todos los colores, genuinamente indignados con la excesiva fuerza con la cual la policía trata a los negros”. Pero, como yo lo veo, no son sino tontos útiles manipulados por un núcleo conformado por personas que tienen un fin político: acabar con la forma de democracia que han adoptado casi todos los países del mundo occidental.

Como yo lo veo, el grupo duro internacional comunista se ha apropiado, una vez más, de las aspiraciones legítimas de algunas organizaciones de derechos humanos, les roba el nombre y las travisten para sus propósitos. No hay explicación para que, pasadas tres semanas del infame asesinato del señor Floyd en Minneapolis, todavía haya protestas violentas en lugares fuera de Estados Unidos. Por mencionar solo a tres países, en Francia, Inglaterra y Australia —este último, que queda en las antípodas de Minnesota— se sigue quemando y saqueando porque dizque les duele la letal fuerza aplicada por un agente de una policía en una ciudad del centro norte de Estados Unidos.

Las cosas han llegado al extremo de que ahora se puso de moda abatir las estatuas de algunos personajes famosos porque, según los interesados en alterar el modo de vida occidental, eran racistas. El pobre Colón, que ya en Caracas había sufrido la acción vandálica instigada por Boves II, ahora fue arrastrado por las turbas en varias ciudades del primer mundo. Churchill —todo un personaje del siglo XX que no se conformó con enfrentar y lograr la coalición que acabó con la Alemania nazi, sino que hasta se ganó un Nobel de literatura— salió en danza también por racista. Lincoln, quien logró acabar con la esclavitud en Estados Unidos, y quien murió a manos de lo que ahora se llamaría un “supremacista blanco”, resulta que es uno de los blancos (no me refiero al fenotipo) al que se le apunta. Y hasta el pobre Gandhi, admirable en muchos respectos, está siendo vituperado. Si eso no es una orquestación, díganme ustedes qué es.

No se puede sacar las cosas de su contexto, de su época. Nadie hoy puede estar de acuerdo con lo que ensalza The White Man’s Burden, el poema de Rudyard Kipling de finales del siglo XIX en el que trata de justificar el “deber” del hombre blanco de acometer la ingrata empresa, la altruista obligación misionera, de predominar sobre las «razas inferiores» para forzarlos a “superarse en cultura y religión”. Pero era lo que, equivocadamente, pensaban los europeos y los estadounidenses en esos tiempos. Lo que hay que hacer hoy es corregir ese pensamiento y a remediar los resultados nefastos que este produjo. Pero no actuar vengativamente contra esa realidad. Ni condenar por pacatería impostada una película que marcó un hito y que vimos la mayoría de los que somos mayorcitos: Lo que el viento se llevó. Okey, censuran la película, ¿y que van a hacer con la novela, la van a quemar en una pira? Eso sí sería fascista…

Volviendo al tema inicial, los contactos de BLM con gente ñángara no es nuevo. Patrisse Cullors, una de sus fundadoras, aparece desde hace por lo menos diez años, como asociada a Left Forum, que agrupa a lo más granado de la izquierda internacional. Y Opal Tometi, otra de las fundadoras, se vino a Venezuela como veedora en las elecciones del 2015 entre los camaradas escogidos por el régimen para tratar de “legitimar” a su favor los resultados, (que se les haya chispoteado la jugada es otra cosa). Hasta photo-op con Platanote tuvo. Y ahí sí que no lo importó un comino que no solo los colectivos sino el mismo “aparato represivo del Estado” (para usar la terminología de Althusser) se habían echado al pico a más de 300 pacíficos ciudadanos por órdenes de aquel. Doble rasero lo llaman.

No solo las vidas de los negros importan. Importan todas, las de todos los colores. Porque, como lo decía la semana pasada, toda vida humana es sagrada por imperativo de la ley natural y de los preceptos que predican todas las religiones. No en balde estamos hechos a la imagen y semejanza de Dios…

Otrosí

¿Habrá un alma caritativa con conocimientos de derecho constitucional que le explique de manera convincente a los “magistrados” del Tribunal de la Suprema Injusticia que ellos no pueden arrogarse las funciones que son exclusivas de otros poderes? ¿Que les diga, por ejemplo, que pueden devolverle al Legislativo todas las leyes que promulguen porque tienen defectos de inconstitucionalidad, pero que no pueden elaborarlas ellos? Estamos claros que, siendo el brazo judicial del régimen, jamás le van a devolver a este un decreto, por lo que sea, sin importar que vaya contra lo más substancial de la “mejor Constitución del mundo”. Lo de ellos es refrendar todo lo que les manden del palacio de Ciliaflores, no criticarlo o enmendarlo. ¿Una prueba? El decreto de emergencia nacional y todas las extensiones que le han “autorizado”, por mencionar solo una. Pero sacar leyes de la chistera, no pueden…

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