Testaferro castrochavista
La tiranía criminal esparcida en el mundo ha conformado una estructura de disfraces para ocultar.
El saqueo al país. Es el testaferrato castrochavista, de ahora en adelante TCC, por sus siglas perniciosas. Considerada la estructura económica más poderosa del planeta: financia países, compra islas para que voten por la tiranía en los organismos internacionales, patotas delincuenciales para infiltrar movilizaciones como los acontecidas en los últimos días; tienen canales de TV y manejan a su antojo las redes sociales para desestabilizar gobiernos y seguir los pasos de mandatarios incomodos. Estos grupos controlan también los canales televisivos mundiales, con falsedades que inundan las redes y que algunos parlamentarios del partido demócrata, en el caso de los EEUU, se encargan de defenderles. El TCC, por sus siglas perniciosas inunda todo en Venezuela y reparte por el mundo sus ejércitos rojos para ensangrentar las democracias del hemisferio occidental. La modalidad de representar a otra persona es completa en el país, de allí el difícil trabajo de la inteligencia universal para desarmar esa peligrosa bomba atómica delincuencial.
El TCC, por sus siglas perniciosas, participa en todo tipo de hechos punibles en numerosos países. El problema es que se encubren bajo la manta del Estado, que es grande y poderosa. Las embajadas, gracias a la protección internacional, son sedes prodigiosas para estos salteadores. Son Guaridas que gozan de inmunidad mundial. De allí los vuelos misteriosos para trasladar oro, piedras preciosas, reservas nacionales. Son intocables al amparo del derecho internacional.
Impulsan con semejantes ventajas el lavado de activos, operaciones de narcotráfico y todas las formas de criminalidad existentes. Miles de empresas en el mundo son estructuras organizadas por estas bandas, de las cuales no se conocen sus accionistas, simulados bajo infinitos artificios, administradores fantasmas y estructuras bancarias creadas para tal fin. El lavado de activos por la cúpula de mangantes que saquea Venezuela es imposible cuantificarla.
El TCC, por sus siglas perniciosas, tiene su sede principal en el palacio de Miraflores. De allí se expande como un pulpo a todas las instituciones del país, incluido el generalato, que controla numerosas empresas, en ese océano de lavado y robo verde oliva. Las ultimas informaciones de este demonio demoledor tiene que ver con la comida de los venezolanos. Lo sucedido en Cabo Verde, África, es un hilo de la gran red que conduce directamente al usurpador mayor.
Ese hilo cuya “cabeza de hierro” representa “el revolucionario” Álex Saab Morán es causante de la hambruna que padece el pueblo venezolano, cuyos dineros son manejados por este trapecista, que ahora tendrá que identificar la poderosa red que nace en Miraflores y “camina por América Latina y el mundo”; y cuyas implicaciones son de proporciones inéditas. De allí sale el dinero para el foro de “Sao Pablo” que, entre otras actividades criminales, organiza manifestaciones tumultuosas para saquear y derribar monumentos, comprar votos y sistemas electorales que burlan la realidad de los países.
Es tal el desespero de los usurpadores que ellos mismos declaran que el monstruo detenido es agente bolivariano. Esos son los agentes de este TCC, que influye en los micrófonos de muchas cadenas comunicacionales mundiales. Callan ahora. Globovisión, por ejemplo, no quiere saber nada que le acerque al color verde; claro a excepción de los dólares que estructuran esas y muchas otras pantallas.
El TCC, por sus siglas perniciosas, verá ahora como, por un hilo, se pueden ir todas las costuras.
PD: Las bolsas del Clap ya no llegan ni a los colectivos y demás bandas de delincuentes comunes del régimen. Vimos como en días pasados, fue secuestrado y descuartizado el purasangre Ocean Bay, para comérselo. Nuevo episodio, triste, en un país desbocado, de riendas confundidas, en manos del bandidaje y el desasosiego. Es el final rocambolesco de una usurpación, que destruye las esperanzas y las ilusiones, como las que despertó desde potrillo, en el también destrozado hipódromo la Rinconada. Arrinconada pasó a las bandas delincuenciales de estos forajidos insaciables.