Perucho Aguirre y las Bodas de Oro de «Collar de Perlas”
Llamé a Perucho Aguirre para felicitarlo por haber mantenido activo y vibrando por 50 años a su Grupo Musical “Collar de Perlas”. Su conversación es fluida, siempre grato, entusiasta, preguntando por la familia y siempre con una anécdota en el morral. De entrada dice: “El corona virus, eso no tiene discusión, lo mandaron los reyes de España y la trajo Cristóbal Colón”.
Dialogar con él es sentir la margariteñería, lo autóctono, la tradición y los valores insulares que ha regado por todo el país con su música y su canto, y de manera arraigada en los estados orientales, ese porlamarense hizo de Maturín su segunda patria. Abrazó ese terruño que lo hizo suyo. Como bien lo escribió el profesor Zoilo Abel Rodríguez: “Perucho es el maestro, es todo… y las Bodas de Oro de Collar de Perlas”.
“Collar de Perlas” nació en la Casa del Periodista
El jueves 16 de mayo de 1970 Perucho Aguirre, bajo el auspicio de la Directiva de la Asociación Venezolana de Periodistas (AVP) seccional Monagas y Delta Amacuro, cuyo presidente era el margariteño Rubén Ferrer Rosas, convoca a un encuentro de neoespartanos en la “Casa del Periodista (fundada el 18 de abril de 1967), ubicada en el barrio Las Brisas de Maturín, para celebrar “La Gran Noche Margariteña”.
Entre los periodistas y personalidades asistentes se cuentan José Lira Sosa, Chaim Villaroel, Justo Estaba Millán, Chichi Ávila, César Suppini, Jesús Rafael Zambrano, Perucho Molinos, el negro Galindo. Todos los músicos, alrededor de 20, llevaron sus instrumentos y montaron el parrandón. A las 12 de la noche el insular seleccionó a los seis músicos, cinco margariteños y un monaguense (Tomás Díaz, Jesús Díaz, Alberto Lunar, Santiago “Changuito” Lunar, Manuel “Margarito” Vásquez, José Rivas, Juan Moya y Luis Maestre (guitarrista y único monaguense del grupo), con los cuales fundó “Collar de Perlas”, convirtiéndose en su creador y director. Con el correr de los años ha sido reconocido en el mundo. Esa noche los músicos y los que aguantaron le cantaron a la Virgen del Valle, a la mar y a la llanura.
Don Perucho Molinos, el anfitrión
Me comenta el homenajeado que los músicos y los que vieron el amanecer siguieron la parranda en la casa de familia del ganadero don Perucho Molinos, quien fue un amante de la música venezolana y gustaba tocar el cuatro. Recordaron que ese amanecer del viernes 17 de mayo se cumplían tres años del accidente automovilístico donde perdió la vida el cantante Benito Quiroz, “El Rey del Galerón”, hecho sucedido en la vía La Pica a Laguna Grande. Esa parranda siguió hasta el lunes porque se fueron para el hato “Valle Hondo”, propiedad de Molinos Palacios.
Aguirre recuerda el nacimiento de su grupo musical y la atención que le hizo su amigo, porque ese día fueron los cantantes de galerón y cantaron la Cruz de Mayo en Honor a Benito Quiroz. Ese anfitrión puso su casa familiar, luego el hato, la ternera con carne en vara y los whiskys que parecían el rio Guarapiche.
Perucho Molinos Palacios fue un hombre muy especial, muy querido en Monagas. Lo conocí siendo un niño en el Club Campestre de Maturín. Fue un gran amigo de mi padre. Muchas veces junto a Eduardito Torrealba (Club Campestre) nos invitaba a que lo acompañáramos al hato “Valle Hondo”, en su avioneta, que el mismo piloteaba. Gratos recuerdos de mi Maturín de antier.
Nació en el pueblito La Otra Banda
Ese bardo poeta vio la luz del día un 10 de febrero de 1949 en el pintoresco pueblito La Otra Banda, aledaño a la Asunción capital del Estado Nueva Esparta. Se encuentra ubicado detrás de las montañas conocidas como el Portachuelo de Tacarigua, coloquialmente se dice del Portachuelo pa bajo. Sus padres Mateo Beltrán Aguirre Guerra y Ana Matilde Fernández. Ese gallo es de raza, tiene pedigrí, su abuelo era Pedro Aguirre Guerra, poeta compositor, es el autor de la popular canción “Margariteñerias”. La vena y la herencia poética de Perucho vienen de sus ancestros. Comenta que frente a su casa vivía Juan Cancio Rodríguez, ese gran maestro y músico, autor de la recordada canción “Margarita”, “…tus playas soñadoras que invitan al amor y al placer…”.
Tenía la edad de ocho años cuando falleció su padre. Su madre quedó viuda a los 24 años. Era fuerte para un niño quedar huérfano a esa edad. La familia pasó mucho trabajo. Hizo lo que hacía la gente pobre de Margarita: “salir a vender arepas, empanadas, dulces, matas, engordar cochino, vender los huevos de gallina”. Poco a poco se fueron levantando, saliendo adelante. Cuando habla este tema de intimidad, puedo notar el vigor la energía que le imprime a sus palabras, cuando dice “Mario, lo importante es que de la nada hicimos esto, un individuo que se llama Perucho Aguirre, que afortunadamente soy yo”.
“Por ahíííí viene el Posiclero, sonando las campanitas”
A los 14 años de edad Perucho Aguirre ya había compuesto el tema musical “El Posiclero”. El joven debe haberse inspirado en ese hombre que caminaba por las calles de nuestros pueblos vendiendo helados en un carrito refrigerado de tres ruedas y una vara metálica con varias campanitas que cuando las movía, sonaba “langi langi langi la”, que magistralmente lo describe cuando dice: “Por ahííí viene el posiclero, sonando las campanitas, corriendo todas las calles, corriendo todas las calles de la Isla de Margarita, … con su camisa sudada empujando su carrito va…”. Es autor de otros temas tradicionales, tales como: “La Encomienda”, “Las Tetas de María Guevara”, “El Piñonate”, “La Abuela”, “El Milagro de la Virgen”, “El Bote”, y tantos otros.
Su esposa Berenice del Valle y sus hijos, sus amores
En 1969 se gradúo de Licenciado en el Instituto Pedagógica de Caracas, y se instaló en Maturín. Casado con Berenice del Valle Milano, sus hijos Enif Adhara, Ana Isabel, María Teresa y Pedro Antonio “Peruchin”. Se graduó en el Pedagógico de Caracas y se instaló en Maturín, la Sultana del Guarapiche.
Ese margariteño que le gusta la tripa de perla con cazón y arepa de maíz pilao, es un hombre autentico, que tiene presente la tradición y los valores insulares. Su rima y su versificación se encuentra herida por un dolor que sepulta a la Margarita de ayer, llena de historias y recuerdos que identifica ese pueblo con el hombre de la Mar. En sus canciones de protesta divulga la descomposición social de la margarita contemporánea sometida a un voraz consumismo propiciado primero por la Zona Franca y después por el Puerto Libre, aunque hoy, Margarita está irreconocible, pero la recuperaremos.
Perucho es un faro que alumbra la música margariteña
Perucho es genuino, un cantor nato, conocedor como pocos de la idiosincrasia y el sentir neoespartano. No estudió teoría musical pero se convirtió en un extraordinario creativo, intérprete y autor que con el paso del tiempo ha reivindicado a los cantores de galerones de antaño.
Sus coterráneos aseguran que el catire con calvicie “se ha convertido, con el correr de los años, en un faro que alumbra la música margariteña de raíz, con un repertorio lírico que reflexiona a través de la jota, el polo y la malagueña, respecto a las tradiciones avasalladas de su pueblo”. Con su música y su arte mantiene presente el recuerdo de sus orígenes, sus raíces y su historia para que el pueblo no pierda la memoria, por eso mantiene vivo el recuerdo. Es un ejemplo vivo de artista integral o renacentista, así es nuestro Perucho.
El Bar “La Maricutana y los Chipicales”
A Perucho Aguirre lo conocí en Porlamar, cuando yo era un muchacho que pasaba las vacaciones en Margarita, en la casa de mi abuela María Valdez, y mi tía doña Elisa Fernández. En la calle Zamora, diagonal a la casa de mi familia queda el otrora famoso Bar “La Maricutana”, de Julio Lunar, quien era músico y tenía un conjunto llamado “Los Chipicales”, ahí veíamos a Perucho cantar con ese vozarrón que se escuchaba en toda Punda, así se llama el sector porlamarense.
Visitaba a mi padre, en la casa de Maturín, como buenos Porlamarenses, le llevaba recuerdos y postales de cómo era la Isla en los años 1940, las conservo.
“Collar de Perlas” nos acompañó
El 10 de julio 2014, el Consejo Legislativo del Estado Monagas, presidido por el profesor Vicente Carvajal, rindió un homenaje especial al ex Gobernador Dr. Miguel Gómez Núñez. Fui honrado como el Orador de Orden para decir las palabras en tan especial evento.
Allí estaba Perucho Aguirre con su “Collar de Perlas”, acompañándonos. También le rindió honores al homenajeado. Le pregunté: ¿Cómo habían hecho para mantenerse durante 44 años?. Contestó: Todos los comienzos son difíciles, pero nosotros vencimos el tiempo y aquí están los mismos músicos; nos hicimos compadres a pesar de las diferencias, prevaleció la parte afectiva por encima de los intereses crematísticos; prevaleció el amor, la música, el pueblo de Margarita y el de Maturín, esta Sultana del Guarapiche, que nos acogió. Pasé 30 años dando clase en el Liceo y en el Pedagógico, diciéndole a mis muchachos, que en la vida lo que hay que hacer es el bien, es pensar en la humanidad, en el niño, en el joven, en la casa, en la familia, lograr la sonrisa del hogar, el amor de la mesa y beber el agua fresca del tinajón, pero con dulzura, sin ácidos, sin drogas, sin desamor. No solo lo hemos dicho. Lo hemos hecho con nuestras familias, con “Collar de Perlas”, la familia primero, el grupo primero, el agua, el pan, el libro, la escuela primero.
“Donde te comiste tu pescao, bébete tu vaso de agua”
Cuando veo a Perucho Aguirre, ese incansable trovador, en su andar por las casas de sus amigos, las calles, las esquina de este País, llevando y cantando su música, sintiéndose orgulloso al decir, que en su transitar también lo acompañan todos los músicos de Venezuela. Sé que es verdad, lo dice de corazón, por eso pido se le rinda Homenaje a esos grades del folcklor, unos que se fueron como Luis Mariano Rivera, Francisco (Chico) Mata, Magdalena Sánchez, María Rodríguez; y los otros que siguen guapeando y dando la pelea que merecen ser atendidos y darle los honores que se merecen en vida y no llenarlos de condecoraciones después de muertos. Perucho Aguirre es un baluarte que le ha dado una enseñanza y una educación a su Patria, es un Patrimonio Cultural Viviente.
Recuerdo una tarde de Maturín llegó Perucho a la casa de mi padre medio sarataco, pidiendo un palito, y el Viejo Emiliano le dijo: “Perucho, donde te comiste tu pescao salao, anda y bébete tu vaso de agua”. Jajaja. Ese es un decir muy propio de los margariteños. Esa tarde se convirtió en noche y fue larga.
Salud y amarillo mi querido hermano. Formas parte de los legados que me dejó mi señor Padre.
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@marioevaldez