Nuevo CNE vs Comunidad internacional
Los rectores del CNE nombrados por el TSJ este 12 de junio de 2020 serán rechazados por Estados Unidos y sus aliados (Unión Europea, Grupo de Lima, etc.) por no haber sido designados por la Asamblea Nacional con mayoría opositora y porque en criterio de Washington tienen nexo con el gobierno de Maduro.
Ante esta realidad inocultable, se plantea un nuevo desafío nacional para buscar el cese del bloqueo y sanciones extranjeras que golpean a Venezuela. Hacer propuestas y recomendaciones es un acto de amor al país aunque algunos funcionarios o colaboradores de funcionarios lo interpreten como crítica destructiva al gobierno, traición a la patria y golpismo. Pues no es así.
Dije que los nuevos miembros del CNE debían parecer lo más ajeno a la función pública. Sugerí nuevas caras que no dieran excusa para más descalificación de EEUU y la oposición venezolana adherida al país del norte. Hoy no haré evaluación personal de los nuevos miembros del ente comicial. Sobra prensa y políticos de profesión que se dedicarán a eso.
Lo que si haré es referirme a pasos concretos que pueden suavizar el antagonismo extranjero que seguirá totalmente vigente contra este nuevo CNE. Y no se trata de complacer caprichos norteamericanos sino de tomar decisiones asertivas que bajen la presión internacional y coloquen a Venezuela en una posición de menor aislamiento en el mundo. Con esta visión trabaja la diplomacia china, la rusa, la cubana, la iraní, la norcoreana, y nadie pone en duda la solidez antiimperialista de tales naciones.
Primero. En el caso de las elecciones parlamentarias de 2020 es menester considerar si los partidos políticos opositores ilegalizados tendrán oportunidad real de volver a la legalidad y ser invitados a participar. En lo que a matrícula y firmas de apoyo respecta, sí están legales los mini partidos de los miembros de La Mesita, mal pueden los partidos opositores radicales no gozar de igual situación. Claudio Fermín, Timoteo Zambrano no tienen más militantes que Primero Justicia, etcétera. Y eso Venezuela lo sabe. El caso de Voluntad Popular (apoyado por EEUU con millones de dólares y poderoso lobby) quedará para un análisis especial futuro. Pero recuérdese: una cosa es enjuiciar a personas naturales y otra es enjuiciar a partidos. El mundo occidental (EEUU y UE más anexos), militarmente poderoso con la OTAN, su diplomacia, su capital financiero y su propaganda no puede ser menospreciado ni burlado.
Segundo. En esos comicios legislativos la observación internacional debe ser amplia e incluso abrir acceso a la organizaciones que abiertamente se oponen al gobierno de Maduro. Ello dará evidencia de transparencia electoral y libertad democrática. Aunque suene controversial, yo dejaría entrar a la OEA.
Tercero. Dentro de menos de un año, se hablará de referendo revocatorio y la fecha para ello no está lejana. Ante esto, el nuevo CNE será juzgado por el tratamiento del caso. Permitir la recolección del 20% de las firmas, tal como lo establece la Constitución, será un acto de virtud democrática que el mundo occidental tendrá que apreciar. Chávez lo hizo y ganó inmenso prestigio. Más que impedir su celebración, lo deseable es mejorar la gestión gubernamental para ganar ese referendo y que su efecto sea ratificatorio. Obviamente se requiere valentía y trabajo arduo para contarse electoralmente en referendo. A nivel mundial, pocos presidentes se atreven.
Cuarto. El nuevo CNE debe llamar a referendo aprobatorio de una nueva Constitución Nacional pues para ello existe la Asamblea Nacional Constituyente. ¿Habrá elecciones generales post constituyente como en 1999? En este sentido el proyecto de nueva Carta Magna debe aparecer y la ANC debe terminar su ciclo pues ante los ojos del mundo occidental, es adverso un órgano que concentra función ejecutiva, legislativa y judicial con duración indefinida. Originalmente la ANC de Chávez duró solo seis meses. Esto es Derecho Constitucional puro. Así de claro canta el gallo.
Hay más desafíos que si son atendidos con generosidad democrática y sabía administración del poder nacional en un mundo globalizado, podrán mejorar la imagen del nuevo CNE y del alto mando político. Esos desafíos serán tema de venideras reflexiones, siempre desde la postura objetiva y sobria de quien vive en el pueblo de a pie y no tiene atadura partidista o burocrática. El interés nacional debe prevalecer para sacar a Venezuela de la aguda crisis económica, política y social que atraviesa actualmente. La generosidad de los poderosos marcará la diferencia para bien o para mal.