No puedo respirar
No puedo respirar. Ojalá los Demócratas y los gigantescos medios de comunicación norteamericanos se dieran cuenta algún día que Venezuela está asfixiada por la bota del castrochavismo. La dolorosa tragedia del señor George Floyd es padecida a diario por un país bajo un régimen verdaderamente racista dirigido por el manual que les enseñó Fidel Castro, criminal en serie, a quien Barack Obama fue a lavarle sus pecados con un pañuelo rojo en las manos.
No puedo respirar era el grito de los estudiantes masacrados impunemente sin que la dinastía Clinton se inmutara.
¿Ha dicho algo el candidato Biden sobre las monstruosidades del tirano que asesinó a mansalva a un concejal opositor, Fernando Albán, al lanzarlo del décimo piso del Servicio Bolivariano de Inteligencia?
No puedo respirar era el grito de los jóvenes fusilados en una redada transmitida en vivo y en directo, donde cayó Oscar Pérez, valiente luchador que recibió ráfagas rojas, sin que se escucharán las voces fuertes de la congresista Ocasio Cortés, y toda la pléyade de comunistas que hoy mantienen como rehén al partido demócrata de los Estados Unidos, impulsado desde la retaguardia por el timonel leninista Barnie Sanders, confeso seguidor de los castrochavistas y hoy artífice de la Campaña Demócrata.
No puedo respirar es el grito de los indígenas, despojados de todos sus derechos, sus bienes y cultura, por un régimen que se roba el oro para entregarlo a las bandas terroristas del mundo, y sufragar a los asaltantes, desvalijadores y saqueadores, que se infiltran en las manifestaciones de Estados Unidos, Colombia, Chile y todo aquel país que no comulgue con sus disparates narcoterroristas, que tiene su centro de poder en el otrora país petrolero.
¿Será que ignoran los gobernadores y alcaldes demócratas que en los territorios donde gobiernan, han recalado los terroristas financiados para destruir la democracia en el mundo?
El partido comunista chino masacra a los Uigures, sin que los jerarcas demócratas miren siquiera para los lados. Asesinan en Hong Kong, amenazan a Taiwán, mientras el expresidente, premio Nobel de la Paz, no se le ocurre, ni por equivocación, decir algo al respecto.
La Fiesta Americana de la izquierda y el extremismo, organizan sus marchas, convertidas en rifle de asalto, y amenazan a las Instituciones, al grito ensordecedor de “Antifa” y su condena de Ismos que concluye siempre en el terrible ciempiés tiránico: Comunismo.
No puedo respirar grita Latinoamérica, donde el crimen abunda, con la bota al cuello a los nicaragüenses, los cubanos y venezolanos y también los diseminados por el territorio de todos lo países, donde insurgen con los recursos que se llevan de Venezuela para encender las praderas al rojo vivo, de un estalinismo petrificado que no deja respirar.
No se puede, el aire lo diseca el autoritarismo, el extremismo, la deshumanización, la crueldad infinita de los sucesores de Stalin, Hitler, Mao; Fidel, Chávez, Ortega. Todo bajo la risa irónica, cínica, inhumana del comando suicida que ha tomado las calles de América.