¿Legitimidad frente a quién?
En Venezuela el Tribunal Supremo de Justicia esta semana nombró un nuevo Consejo Nacional Electoral, rol que le corresponde a la Asamblea Nacional. Para muchos esta es una oportunidad perdida para encontrar un espacio de encuentro entre oficialismo y oposición, y por lo tanto de encontrar una ruta que le permita al país salir del atolladero en el que se encuentra.
La idea fundamental detrás de esa perspectiva es que el oficialismo se mantendría así dentro del marco de la ilegitimidad frente a la comunidad internacional. Sin embargo, un elemento fundamental que se debe considerar es que esa comunidad internacional, y el orden sobre el que se sostiene, está cambiando.
El orden liberal establecido después de la segunda guerra mundial ha ido cambiando desde el paso de un mundo bipolar a uno unipolar, al menos temporalmente. Se entró en un período de conflictos trans estatales, en el que grupos terroristas han ido borrando las fronteras de los conflictos y han hecho más difícil las relaciones internacionales a nivel de Estados. En ese mismo contexto, si bien EEUU sigue siendo el principal poder económico como Estado, se han dado dos fenómenos muy importantes, el mayor crecimiento de las empresas transnacionales, y el ascenso de China como potencia económica. Esto frente a una Europa debilitada, inmersa en sus propias contradicciones.
En cuanto a las empresas transnacionales, si fuera un Estadohoy Walmart sería tan grande como el Estado español; BP como el Estado mexicano, y Boeing como el Estado venezolano. De hecho, si se hiciera una lista de Estados y empresas según sus ingresos, del top 100 a nivel mundial 70 serían corporaciones. Esto sin duda implica una fuerza de gran relevancia, en la que las lealtades están más en el dinero que en las banderas, y donde, al igual que ocurre con los grupos terroristas, las fronteras se difuminan. Con respecto a China, se ha convertido en un retador importante de la hegemonía económica de los Estados Unidos, lo que debilita en términos relativos la condición de ser una democracia liberal para ser escuchado.
En ese contexto el oficialismo no busca a toda costa legitimarse con el mundo de las democracias liberales, y sí tomar partido del lado de los autoritarismos. Que Estados Unidos y Europa lo reconozcan es importante pero no fundamental. Por su parte, mantener la alianza con el mundo autoritario, particularmente con China, Rusia e Irán sí es importante y fundamental. Frente a esos aliados circunstanciales la legitimidad democrática importa menos que lo que se pueda ofrecer en términos materiales, por ello cumplir con el acto electoral pudiera contribuir a perpetuar el estatus quo actual, e incluso debilitar aún más a una Asamblea Nacional con su período vencido.
El principal punto débil del oficialismo no está en su legitimidad frente a las democracias liberales, sino en su fragilidad institucional para mantener una sociedad medianamente funcional que les permita a sus aliados – socios seguir haciendo negocios. Debilitar la relación con China, Rusia e Irán es clave, y eso no se logran radicalizando el antagonismo entre Estados Unidos y ese bloque, sino haciéndoles ver que la viabilidad institucional que requieren en Venezuela sólo será posible en la medida que se restablezca un mínimo de legitimidad. La oposición debe convocar abiertamente a China, Rusia e Irán a la mesa, Estados Unidos, China, Rusia e Irán han logrado acuerdos en temas complejos antes.
Para que lo anterior ocurra la oposición debe ser quien lidere el proceso bajo una verdadera visión de política exterior. La polarización internacional ha convertido a los factores de poder local en peones de un juego que puede durar muchos años. En ese contexto cada actor local del conflicto espera que su aliado derrote al otro, como si se tratara de una lucha entre dos gladiadores donde los venezolanos son el público hambriento que espera que el triunfo de su gladiador les devuelva alguna oportunidad de progreso. Al cada uno estar convencido que su futuro está en manos del resultado de la batalla entre sus aliados externos la única respuesta es la espera.
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