La discriminación en España, contada por gitanos
Madrid, 8 jun (EFE) / Macarena Soto.- «He entrado en tiendas y me he tenido que salir porque te hacen sentir una persona menor, te tratan con desprecio». Es un racismo velado, una discriminación desapercibida para quienes no la experimentan y el día a día para la población gitana en España.
Jennifer Muñoz solo tiene 21 años, pero ya ha sido víctima del racismo social e institucional hacia los suyos. En medio de la atención y reacción mundial al asesinato del estadounidense George Floyd, cree que el antirracismo se quedará en una «moda».
«Ahora sale el antirracismo y todos somos antirracistas pero en realidad no, porque en nuestro país se ve. Hay muchos más casos con gitanos, y no paran. Los españoles y no españoles tienen que ser educados. Al igual que a los gitanos nos educan para respetar a un payo (una persona no gitana), que los eduquen a ellos para respetar a un gitano», reclama esta joven madrileña que vive en el humilde barrio de El Pozo del Tío Raimundo.
Una voz desoída
Jennifer se encuentra en mitad de un proceso judicial por un supuesto robo. Según cuenta, en diciembre del pasado año fue a la inauguración de una tienda donde le regalaron un juguete para su hijo. Después fue a otro centro comercial y allí fue acusada de haberlo robado en uno de los locales del lugar.
«Todo el mundo se puso a gritarme. Nos metieron en una sala muy fría con la Policía y los de seguridad, les pedí que fueran conmigo a la tienda donde me lo regalaron y no quisieron. Solo me dijeron que tenía juicio al día siguiente», relata conteniendo las lágrimas.
Asegura que pidió información a los agentes para saber qué tenía que llevar al juicio y estos le dijeron que nada, que sería el juez quien decidiría si se presentaban testigos. Sin embargo, en la vista, el magistrado le aclaró que debía haberlos llevado y la condenaron a una pena de multa de 26 euros por un delito de hurto. Si no se revoca la sentencia, tendrá antecedentes judiciales.
«Es algo que solo sufre la persona que lo pasa. No tengo palabras para expresar cómo me siento. Estoy recibiendo ayuda psicológica, lo estoy pasando muy mal, me dan ataques de ansiedad, no me atrevo a entrar en un centro comercial», explica.
Discrminación estructural
El último informe elaborado por la Fundación Secretariado Gitano, publicado el pasado mes de noviembre, contabilizó 334 denuncias por discriminación y antigitanismo en toda España durante 2018, un 30% más que en 2017.
Mari Carmen Cortés es abogada y trabaja en el área de igualdad de esta organización. Reconoce que en los «últimos años se ha visto una transformación política social y económica muy importante en España», pero, a pesar de ello, para los gitanos sigue habiendo “altos índices de pobreza, desigualdad y un importante rechazo”.
La principal discriminación es la falta de igualdad en el trato. “El caso de Jennifer -a quien asesora legalmente- es un claro ejemplo de que el hecho de ser gitano es motivo suficiente para que vulneren tu dignidad, recibas un trato humillante y degradante, que te señalen como ladrona haciendo caso omiso a la presunción de inocencia, las pruebas o el contraste de las versiones”.
Jennifer lo tiene claro: no estaría viviendo este episodio si no fuera gitana. «Con mucho respeto les diría a estas personas que me dan vergüenza, porque en pleno siglo XXI eso no deberían hacerlo, no saben el daño que hacen”. EFE
Leyenda de la imagen: Madrid, 08/06/2020.- Jennifer Muñoz solo tiene 21 años pero ya ha sido víctima del racismo que sufre la población gitana en España, y en medio de la atención mundial hacia este tipo de discriminación tras el asesinato del estadounidense George Floyd, cree que el antirracismo se quedará en una «moda» EFE/Macarena Soto