Familiar de quien atropelló a José Gregorio Hernández: «Con la beatificación sentimos una deuda saldada»
Eliette Bracho Bustamante siente, tras la noticia de la beatificación del Dr. José Gregorio Hernández, que su familia ha saldado una deuda, finalmente. Y es que Eliette Bracho Bustamante es nieta de un primo de Fernando Bustamante, el hombre que atropelló al «médico de los pobres».
Cuenta la historia que aquella tarde del 29 de junio de 1919 el Dr. José Gregorio Hernández salió de la esquina de Cardones en Caracas a atender a una enferma de pocos recursos, pero no pudo llegar porque fue atropellado por Fernando Bustamante. Cayó golpeándose la cabeza contra el filo de la acera que le ocasionó una fractura en el cráneo. El doctor fue trasladado al Hospital Vargas donde falleció ese mismo día y fue enterrado en el Cementerio General del Sur.
En conversación telefónica con ND, Eliette precisó que Fernando Bustamante «era optometrista y en cada consulta contaba a sus pacientes que la muerte de José Gregorio fue un accidente que marcó su vida – porque eran amigos».
«El carro de Fernando era el único que había en La Pastora y venía a no más de 20 kph cuando el Dr. José Gregorio perdió visibilidad por el tranvía. Lo mismo le pasó a él y al momento de intentar cruzar le dió un golpe en las piernas por lo que perdió el equilibrio y cayó, golpeándose la cabeza en la acera. Incluso él lo lleva a el hospital pero fallece a las horas», dijo.
Además, según cuenta, el Dr José Gregorio iba a bautizar a uno de los hijos de Fernando Bustamante. «Ellos se conocían mucho. Eran amigos. A cada persona que llegaba a su consulta e incluso a sus familiares le narraba la historia con detalles para que no creyeran algo diferente a lo que pasó. Mi abuelo contó que hubo una publicación en una revista llamada Élite que en la portada decía que daban con el paradero del asesino del Dr Hernández y fue tal la impresión de él que tuvo un problema de corazón».
Destacó que fue por la amistad entre ambos que la familia del Dr. Hernández no presentó cargos. Porque sabían que había sido un accidente y Fernando continuó viviendo en el mismo lugar.
¿Alguna anécdota?
«Según lo que contaba mi abuelo, José Gregorio era una persona desprendida de lo material y no cobraba la mayoría de las consultas. Fernando se sentía atormentado por el accidente a pesar de que se consolaba diciendo que Dios lo había escogido como canal para que pudiera llegar al cielo».
Contó la señora Eliette que, hace años, a otro familiar le dio un infarto y estaban todos en la sala de espera de la Clínica Metropolitana cuando «llegó un señor mayor preguntando quién era el enfermo que estábamos visitando». «Mi abuela le contestó que era su esposo, que era médico, y que le había dado un infarto, que estábamos esperando los exámenes».
«El hombre le entregó una estampita súper usada y le dijo que pidiera con fe. Cuando mi abuela la vio era una imagen de José Gregorio. Mis tíos salieron todos a buscar al señor para agradecerle y no lo vieron más. No pudieron ubicarlo en la Clínica y no pudo haberse desaparecido tan rápido porque era un hombre mayor, no podía ser tan rápido. Todos creemos que fue el mismo José Gregorio Hernández», enfatizó.
Tras la noticia de la beatificación resaltó que todos en la familia están muy felices. «Sentimos que es como una deuda saldada, a pesar que no tenemos culpa porque fue un accidente».