El barco entrando en la bahía

Opinión | junio 5, 2020 | 6:20 am.

A pesar de la algarabía del régimen por la llegada del primer buque iraní a puerto venezolano, los contratiempos no se hicieron esperar. Los tripulantes de la embarcación no lograban entender el atraso en la descarga del combustible.


Mi capitán no podemos trasegar la gasolina, le informó uno de los oficiales a su superior.

¿Cuál es el problema?

-No va a creerlo mi capitán, ¡ no hay luz en las instalaciones para poder efectuar la operación!

¿Será un saboteo de las fuerzas imperialistas para que no podamos cumplir con nuestra misión?

-No mi capitán. Los gringos no tienen nada que ver con esto. El sistema eléctrico del país está en una crisis terminal desde hace tiempo. Las centrales hidroeléctricas están paralizadas y las estaciones están presentando fallas permanentemente por lo obsoletos de los equipos y la no sustitución o reparación de los equipos dañados.

-Bueno, usen las plantas eléctricas que tenemos en el barco para superar la falla. Voy a llamar a las autoridades del puerto para notificarles de la situación.

-El operador de comunicaciones respondió que no podía lograr que atendieran sus llamadas. Parece ser que el sistema Cantv “no está funcionado”y tampoco puedo hacerlo por Internet.

Mi capitán, los marineros están reclamando que se cayó la señal de Directv y no quieren seguir calándose la trasmisión de los canales del régimen.

-Qué vaina. Parece que aquí no funciona nada. Déjenme informar a los Ayatolas en Irán para ver que podemos hacer, dijo muy molesto el capitán de la nave. En ese momento, le comunican que había llegado el señor El-Aissami en representación del régimen como máxima autoridad para el negocio de compra-venta de gasolina con la República de Irán.

-Con ese apellido, ese señor debe ser uno de los nuestros, dijo muy sonriente el capitán.

-Saludos camaradas, dijo El-Aissami, bienvenidos a la patria de Chávez.No le presten mucha atención a los pequeños problemas que se han presentado. Lo más importante es haber logrado romper el bloqueo imperialista y llenar nuestros depósitos de gasolina…

Permítame preguntarle lo interrumpió el capitán. ¿Si este es el país con las mayores reservas de petróleo del mundo, por qué tenemos que traerles gasolina?

-Tranquilo camarada, no se meta pa’ lo hondo. Esto es un negocio y como tal debo decirle que ya sus aviones se llevaron el cargamento de oro con el que acordamos pagar la gasolina. Ahora, déjeme explicarle cómo va a funcionar este negocio redondo. En primer lugar, por si llegan a preguntarle, el precio por litro es de 2 dólares y subiendo.

-Pero, en el listín de embarque aparece un precio de 30 centavos de dólar por litro.

-Bueno, ahí está el detalle. Nos vamos a meter 1 dólar con 70 centavos por litro. Eso representa una ganancia revolucionaria de más de 500 millones de dólares. ¿Qué le parece?

-¿Y la distribución, cómo la van a hacer?

-Eso es más fácil. Todas las estaciones de gasolina serán controladas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias y solo surtiremos a quien pague los precios establecidos y el mercado negro de los «bachaqueros» lo dejaremos en manos de nuestros camaradas milicianos.

-Sin palabras quedó el capitán. Pensó si era una premonición que el barco que él comandaba llevara por nombre «Fortune».

Cerrado el redondo negocio, autorizaron a los marineros para que bajaran a tierra a distraerse un poco.

-Emocionados los tripulantes del barco bajaron al puerto de llegada con la intención de comer algo típico del país y comprar algunos souvenirs con el pago en bolívares que les había hecho el señor El-Aissami.

¡Sorpresa! En ningún lado les aceptaban los bolívares. Les exigían pago en dólares o nanai nanai.

-Cuando preguntaron por qué los habitantes lucían demacrados y flacuchentos, el señor El-Assaimi les respondió que todos estaban cumpliendo con el Ramadán Revolucionario que implica no ingerir alimentos mientras dure la cuarentena.

¿Por qué la ciudad está totalmente a oscuras?, preguntaron los iraníes.

Para evitar los bombardeos a los que estamos amenazados por parte del imperio norteamericano fue la respuesta que les dieron.

Cuando quisieron usar los baños de los establecimientos que visitaban se encontraron con letreros que decían «Cerrados por falta de agua». El señor El-Aissami, tratando de minimizar la crítica situación, decía todo nervioso que, el Ramadán Revolucionario contrario al iraní prohibía lavarse las manos y bañarse durante la cuarentena.

Al recorrer las calles de Puerto Cabello, los iraníes solo veían colas de gente o grupos protestando, no contra el imperio como quería hacerlo ver el señor El-Aissami, sino contra el régimen por la falta de gasolina, gas, agua, luz, alimentos, servicios hospitalarios, medicinas y la hiperinflación. La consigna unitaria de todos los grupos de protesta era «Gobierno de Emergencia Nacional Ya».

Los marineros se vieron las caras y al unísono comentaron:

ما بهتر است به کشتی برگردیم …. هیچ کس این رژیم را نمی خواهد (mejor nos regresamos para el barco. A este régimen no lo quiere nadie).